29 de julio de 2013

TEATRO | "El país del espejo" de Inés Armas | La importancia del nombre



Por Guillermina Gandola

A través de un espejo uno puede observarse, reconocerse, identificarse. El espejo funciona como un ratificador de la realidad y de lo que se ve. Asimismo, ¿qué es lo que se oculta en su interior? ¿Existe un mundo paralelo con reglas diferentes, donde la gravedad no existe y los cuerpos vuelan? ¿Hacia dónde nos llevan los espejos?

El país del espejo nos cuenta la historia de Juana, una niña de 10 años amante del baile, curiosa e inquieta que se encuentra jugando en su habitación y decide adentrarse en un universo oculto y desconocido detrás del espejo. 

En ese viaje se tropieza con la Reina Roja de Ajedrez una mujer con nariz roja, medias de colores y corona torcida que la acompaña en su recorrido guiándola y dándole consejos. Juana también quiere ser una reina y a pesar de las dudas y los refunfuños, la Reina ésta le indica los pasos que deberá atravesar por el tablero de ajedrez para lograr ser una reina más. 

Durante el camino Juana se encontrará con animales extraños, flores buenas y malas, aprenderá a volar, y se perderá; y en ese momento su nombre será lo único que la salve. También se dará cuenta de que caminando no siempre se avanza y que los casilleros no son entidades cuadradas cerradas, sino que cada uno constituye un hogar en el cual se puede aprender cosas muy valiosas.  

Esta obra retoma elementos del libro A través del espejo de Lewis Carroll y surge de los interrogantes y análisis que se dispararon de su lectura. Dentro de estos interrogantes está el tema de la identidad, del yo, los cuerpos y el “límite” entre la realidad y lo imaginario. A partir de estos ejes se construye un universo interdisciplinario que fusiona música contemporánea, ancestral, danza aérea, teatro de títeres, clown y arte visual generando un mundo maravilloso donde los niños podrán disfrutar aprendiendo tópicos valiosos como la importancia del nombre como  afirmadores de la identidad. 

El reconocido Club de trapecistas Estrella del Centenario se transforma en el mágico cuarto de una niña y en el País del Espejo, con cuadros encantados pintados por el artista argentino Marcelo Pombo, títeres amigables y cuerpos voladores creando una atmósfera ideal para compartir con los niños y para que estos comiencen a interiorizarse sobre disciplinas como la danza aérea y terrestre, el clown y la acrobacia. 

“El País del Espejo” de Inés Armas. Intérpretes: Ana Armas y Daniela Fiorentino. Escenografía: Hernán Bermúdez. Realización de títeres: Hernán Bermúdez y Silvia Facal. Vestuario: Melina Cymlich y Pamela Taverna. Diseño de video: Mario Armas. Diseño de iluminación: Adrián Cintioli. Asistente de escenario: Julia Ballester. Coreografia: Ana Armas, Daniela Fiorentino e Inés Armas.  Cuadro: Marcelo Pombo. Edición Musical y Diseño Gráfico: Fagner Pavan. Técnico en Seguridad de Vuelos: Sergio Costa Centeno. Asistencia de dirección y de vuelos: Silvia Facal.  Funciones: domingos, 18.30 horas. Club de Trapecistas, Ferrari 252. Entrada: $40, $60. Hasta el 18 de agosto. 

26 de julio de 2013

TEATRO | "Marx en el Soho" dirigida por Manuel Callau | De Londres a Nueva York

Por Alejandro Dramis

Karl Marx ha regresado a la Tierra por un lapso de una hora únicamente, con la particularidad de que en lugar de reaparecer en el Soho londinense como él mismo lo hubiese esperado, dado que ese fue el lugar en el cual pasó muchos años de su vida escribiendo sus más conocidos textos, ahora su corta estadía se desarrolla en el Soho neoyorquino a raíz de un error burocrático del sector de Administración del Cielo o, como se dice en la obra, de los "de arriba".

El inesperado cambio de locación barrial parece no influir demasiado en la versión local del texto de Howard Zinn, Marx en el Soho, en el cual Marx, interpelando directamente al público en un estilo fiel al clásico unipersonal, se despacha sin reparos acerca de las erróneas interpretaciones de sus más famosas teorías por parte de sus seguidores y detractores. Se toma un tiempo también para homenajear a su amigo Friedrich Engels, discurrir sobre las dificultades y las miserias de la subsistencia en la hedionda Londres de su época, sus discusiones y peleas con Mijaíl Bakunin y, especialmente, dedicando la mayor parte de su acotado tiempo a rememorar los inolvidables momentos vividos en la más estricta miseria económica junto a sus hijos y junto a Jenny von Westphalen: su esposa, mujer, amante, amiga e incondicional compañera.


La escenografía que acompaña al texto apenas se vislumbra: unos pocos tachos lumínicos que inundan de una claridad variable al escenario habitado por una silla, un perchero, una mesa con una lámpara y unos cuantos libros de economía y filosofía que Marx va recorriendo con su memoria y su lectura, y que le permiten armar el campo teórico que fundamenta su principal posición filosófica y política, ahora que ha vuelto a manifestarse por última vez en la Tierra: Marx no es marxista. Y esto no es un chiste. Durante poco más de una hora la excelente actuación de Carlos Weber y la sólida dirección de Manuel Callau se permiten desarrollar los argumentos combinados con recuerdos que habilitan la comprensión del porqué de esa llamativa afirmación, quedando bien clara la justificación argumentativa con el remate final con el que el texto cierra la obra y las luces oscuras marcan su conclusión.

Marx en el Soho no sólo es una obra interesante, inteligente y profunda, sino que —y quizá sea esto es lo más sorprendente, debido a su alto contenido teórico-filosófico e histórico— es un espectáculo muy divertido y dinámico. Una gran fórmula teatral de pequeño formato y alto rendimiento.


“Marx en el Soho” de Howard Zinn. Director: Manuel Callau. Con Carlos Weber. Viernes y sábados, 21 horas. Teatro SHA, Sarmiento 2255.  Entrada: $130. 

25 de julio de 2013

VINTAGE | LIBROS | "La muerte de Bunny Munro" (2009) de Nick Cave

 Vaginas y enciclopedias

Por Eugenia Guevara

Nick Cave, también, escribe novelas.

Ante la maravillosa y sobrenatural aparición frente a mí de la novela de Nick Cave, La muerte de Bunny Munro, con el famoso cuadro de Courbet en la tapa, no pensé. 

Después sí. Nick Cave… ¿cómo sería Nick Cave escribiendo “novelas”? Estaba intrigada. Pero mi prejuicio – “si como músico es genial, como escritor tiene que ser malo”- así como mi limitada paciencia lectora de pocos párrafos no iban a impedirme saciar la curiosidad.

No sé cómo, atravesé los dos primeros capítulos del libro. Con desconfianza. Hasta que llegué a lo que anunciaba la contratapa, pero que yo había olvidado mientras leía, y era la muerte de la esposa de Bunny Munro. Más bien, su suicidio. Más bien, el momento en el que Bunny Munro se encuentra frente al hecho consumado. Más bien, el choque de ese ser, incapacitado para vivir, Bunny Munro, con la muerte. Y con su hijo de 9 años, Bunny Junior, que acaba de quedar huérfano de madre.

A partir de ahí, ya no era asunto de paciencia lectora. Lo que pasaba por la cabeza de Bunny Munro era tan enfermo, tan patético, tan deprimente y tan triste; mientras que lo que pasaba por la cabeza de Bunny Junior era tan tierno, tan sensible, tan infantil y tan triste, que no podía soportar leer más de uno o dos de los breves capítulos por vez.

Dejaba al libro. Y pensaba: qué denso era también escribiendo novelas el amado Nick Cave.

Inevitable fue asociarlo con ciertos escritores norteamericanos, desde Henry Miller a Bukowski, o por qué no Borroughs, o cualquiera de los beats. Su Bunny Munro podría ser un personaje de Kerouac, 30 años después, absorbido por lo más barato del sistema capitalista, caliente como el Miller de Sexus pero patético como un ser de Houellebecq sin intelectualidad. Además, está el tema del viaje, habitual en las narrativas de los 60. Pero esta road novel escrita por Nick Cave, cincuenta años después de aquellas, no va a ninguna parte. Está estancada aunque se mueva. Avanza y vuelve. Los personajes no aprenden nada. Bunny Munro y Bunny Junior no tienen dónde ir. Aunque al niño le gustaría volver a la escuela.

Bunny Munro sólo puede pensar en vaginas, buscar vaginas, tocar vaginas. Pero es obvio, está huyendo. Tanto como lo está Bunny Junior leyendo su enciclopedia, memorizando su enciclopedia, cuidando su enciclopedia.

El libro tiene situaciones tremendamente graciosas.

Pero, lo más gracioso es unir los pensamientos de Bunny Munro sobre las vaginas de Avril Lavigne o Kylie Minogue –con quien Nick Cave grabó en Murder Ballads -, con el agradecimiento que Nick Cave les hace a Avril Lavinge y Kylie Minogue al final del libro.

Curiosidad satisfecha: Nick Cave también es genial escribiendo novelas.

23 de julio de 2013

CINE | "Sólo para payasos" de Lucas Martelli | En busca del acto perfecto



Por Guillermina Gandola

La historia de los payasos es una historia muy larga, comienza en las tribus, ellos eran los que sacaban el miedo a la población. En todas las culturas siempre han existido estos personajes y los hay de diferente naturaleza, con características que los distinguen. Por un lado está el Toy o payaso que es el transgresor, aquel que habla mal y que vive libre, el Clown o Cara Blanca que es el más inteligente de todos y el encargado de enseñar y transmitir los modales y luego el Maestro de pista que es la autoridad máxima de los payasos. Todas estas categorías comprenden un juego teatral que regala risas a la gente.

Sólo para payasos de Lucas Martelli es un documental donde los payasos vuelan y las cosas extraordinarias suceden, donde se presenta la búsqueda de una rutina perfecta que abarque a todos los payasos del mundo independientemente de las escuelas, las edades, las técnicas y las nacionalidades. 

Pero, más allá de la risa: ¿Es posible la realización del acto perfecto que una a todos los payasos?

En torno a este cuestionamiento se desenvuelve el film dirigido por Martelli, documentalista de payasos - y también acróbata - quien registra el encuentro más espectacular de todos los tiempos, el momento más esperado, el encuentro ancestral en el cual los payasos se unan para crear el acto perfecto. 



Pero no todo será fácil, payasos anarquistas querrán boicotear este evento por no creer en la posibilidad de un acto único realizado por varios payasos porque en definitiva el payaso es EL acto, él mismo es el acto ideal. 

A lo largo del documental hablarán personalidades destacadas del universo payasesco que expondrán sus puntos de vista sobre esta profesión de la risa. Los hay tradicionales de circo, los hay contemporáneos, anarquistas, mimos que odian a los clowns, clowns que odian a los mimos, pero, más allá de cualquier diferencia todos están atravesados por algo en común que es, en definitiva, la esencia de su existencia: ellos se ríen de la humanidad (y de ellos mismos) con el objetivo principal de romper con los manicomios que cada uno tiene en su cabeza y transformar la miseria en poesía.

El 25 de julio se estrena "Sólo para payasos" de Lucas Martelli en el Cine Gaumont. El día del estreno, a las 20. 30 habrá más de 200 payasos invitados todavía en busca del acto perfecto. Funciones: Cine Gaumont, Sala 3, a las 13.20 y 21.20.

19 de julio de 2013

TEATRO | "La cuna vacía" de Omar Pacheco | La metáfora que emociona



Por Florencia Fangi Boggia

En la Argentina, en 1976, comenzó la dictadura más violenta del siglo.

La cuna vacía muestra lo desgarrador de la historia desde el silencio. Casi sin palabras, sólo gestos, sólo música, sólo expresión... Las meras imágenes y las exquisitas interpretaciones de los actores no necesitan más que eso. Logran transmitir las emociones y sentimientos vividos en aquellos años.

Al mejor estilo “teatro negro”, el director Omar Pacheco enseña que el teatro posmoderno también emociona. Es un cine en vivo, que sin cámaras nos muestra exactamente lo que tenemos que ver en el momento en que debemos.

Pocas palabras. De hecho, sólo dos personajes hablan: dos presentadores ocasionales que nos cuentan la gracia del “juego” que proponen. Y que en ese contar nos hacen parte, no sólo como espectadores, sino como cómplices: ¿Quiénes son? ¿Por qué hacen eso? ¿Cómo nadie pudo ver lo que pasaba? 

Dos personajes que podrían ser la misma persona. O podrían ser el “poder”, el “Estado”... Ese Estado que no garantiza derechos y deberes sino que justifica sus medios porque persigue un fin. Cruel, inhumano. 

La historia trasciende. No hace falta explicarse, sale de la interpretación y llega hasta las tripas. Escenas que se reviven, títeres que son personas y personas que son muñecos sin voluntad, manejados por un ser mayor que a su vez está manejado y torturado por alguien aún más grande que está entre nosotros y nos deja verlo sólo cuando él quiere.

Se utiliza un juego de luces estratégicamente sincronizado con el trabajo de los actores para revivir el horror de aquellos años: vuelos de la muerte, desaparecidos, bebés robados, madres buscando a sus hijos, su leche derramada, violencia justificada desde el estado, muertos sin nombre, identidades falsas...

La historia es cíclica. Empieza una y otra vez, y vuelve a repetirse. A distintas personas, en distintos momentos, distintos lugares, distintas situaciones. (¿O a todos por igual en el mismo momento? Las situaciones son tan parecidas...)

Finalmente, todo se va. Todo pasa, y la cuna queda... vacía. La historia no ha terminado aún.

Una vez un amigo me dijo que “Todo teatro debe tener asientos con comodidad tal que uno pueda dormirse en medio de la función en caso de ser necesario”. No le harán falta. Simplemente espléndida: nada para criticar. Música, sonido, puesta, actuación, dirección, texto, títeres, titiriteros, actuaciones. Hasta las gradas.

Para verla varias veces. Lleve carilinas si es muy sensible (o Mylanta si le cuesta expresar sus emociones).

"La cuna vacía" de Omar Pacheco. Actúan: Laura Abad, Hernan Alegre, Carla Cabrera, Mercedes Castillo, Maria Centurión, Lorena Fígoli, Valentín Mederos, Javier Molinas, Favio Notti, Camila Paladino, Lorena Pérez, Zulma Serrano, Estefania Vaquer. Participación: Liliana Herrero. Manipuladores: Valeria Bonardi, Andrea Sirota, Fernando Suárez. Voz en Off: Liliana Daunnes. Diseño de títeres: Esteban Fernández. Diseño de luces: Omar Pacheco. Video: Daniel Gómez. Música original: Gerardo Gardelin, Rodolfo Mederos. Sonido: Juan Pablo Lagoa, Alejandro Martínez Silva. Operación de luces: María Silvia Facal. Arreglos musicales: Colacho Brizuela. Viernes, 22h. Sábados, 21 hs. La otra orilla, General Urquiza 124. Entrada: $70, $40.

15 de julio de 2013

TEATRO | "Emilia" de Claudio Tolcachir | Tensión en familia



Primero se olvidan las manos, 
Después las piernas,
Después la voz,
Después se olvidan las cosas feas,
Después se olvidan los ojos,
Después se olvida todo. 
Sólo queda el nombre.
Carolina, como el nombre de una calle. 
Después se olvidan los recuerdos.
Por Guillermina Gandola

Para muchas personas es más lo que se recuerda que lo que se vive y los muertos están más presentes que los vivos; para otras, el recuerdo se desdibuja en el agujero del olvido. Cuesta recordar, cuesta olvidar… Y Emilia, dentro de su cárcel revive ese encuentro que marcó un antes y un después en su vida: el encuentro con Walter (Charlito para ella) a quien cuidó cuando era un niño y ahora es un adulto con mujer e hijo en casa nueva. 

Walter se sorprende con esta aparición del pasado que viene a dar luz historias olvidadas y reprimidas. A Carolina, su mujer, parece importarle poco y nada el pasado de su esposo, ella está perdida en otra dimensión. Y Leo, su hijo, está acorralado entre la ausencia de su madre y las historias contadas por la niñera.  

En el desorden que implica la mudanza a un nuevo hogar, donde nada está donde debería estar, ellos buscan utensilios perdidos, papel higiénico, ropa. Walter busca un amor correspondido, una esposa que se maquille y use vestidos de fiesta y un hijo que coja mucho, sea sociable y adaptado. Leo anhela escaparse del fracaso, un fracaso heredado. Quiere escapar de esa familia que no eligió y de la cual recibe facturas por ser amado y criado, unas facturas de una compra que nunca hizo, una compra que cargará por el resto de su vida como su más pesada cruz. Carolina es una mujer vacía que quiere que su verdadero amor (que no es Walter)  la ame como corresponde, la respete, le dé una casa y no sólo pasión sin compromiso. Una mujer desequilibrada, muda, que no puede hacerse cargo de su vida ni de sus fracasos.

En los diálogos escritos y construidos por el autor y director Claudio Tolcachir a partir de una experiencia personal se expone y mantiene a lo largo de Emilia, la incapacidad de comunicarse y la desconexión entre los integrantes de esta familia, dentro de la que se desarrollan patologías como la violencia verbal y física. La trama recorre conversaciones sobre cosas sin importancia dentro de una nube densa en la cual las problemáticas importantes se omiten generando podredumbre y desesperación en sus miembros.

Lo interesante para el espectador es ir descubriendo poco a poco las substancias más veladas de un entramado familiar disfuncional: un poquito de costumbre, culpa, miedos. En un mar donde el vaivén de las olas ondea sobre el amor y el odio, surfeando sobre una bipolaridad enfermiza, Emilia se convierte en la mirada ajena y evaluativa de esta pintura familiar. Como si esa mirada pudiera trasformar el cuadro, volverlo a pintar. 

La precisa y acertada dirección de Claudio Tolcachir genera personajes que duelen e incomodan porque son muy verosímiles como la vida, porque tocan las fibras más íntimas de cada espectador, dejándolo emocionalmente perturbado, pasmado, exhausto. Emilia es una obra que no tiene respiro; no hay matices ni sensaciones de alivio, constantemente hay tensión generada por la naturaleza cínica de sus personajes. 

La Omisión de la Familia Coleman estrenada en 2005, El viento en un violín y Emilia deberían verse como una gran obra porque se retroalimentan y se interrelacionan consumando la teoría de que la idea de familia destruye a los vínculos reales y al individuo que la compone.  

“Emilia” de Claudio Tolcachir. Con Elena Boggan, Gabo Correa, Adriana Ferrer, Francisco Lumerman, Carlos Portaluppi. Diseño de escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez. Diseño de luces: Ricardo Sica. Asistencia de dirección: Gonzalo Córdoba Estévez. Producción general: Maxime Seugé, Jonathan Zak. Jueves, 21 hs. Viernes, 21 hs. Y 23.15 hs. Sábado, 21 hs. Y 23.15 hs. Timbre 4, México 3554. Entrada: $70, $90. 

12 de julio de 2013

TEATRO | "El balcón" dirigida por Daniel Godoy | Santificada sea tu imagen



Por Natalia Maya

Un sábado por la noche, en el paraje Artesón, nos convertimos en pueblo y espectadores de la farsa que nos convoca al estreno de El balcón de Jean Genet bajo la dirección de Daniel Godoy. 

Narrar una historia es bifurcar, agrietar la realidad para llevarnos a su reflejo deformado.  El balcón nos acerca a  una casa de citas que se consagra al arte de representar, de saciar los apetitos sexuales y la sed simbólica de sus clientes, ofreciendo los medios necesarios para el montaje y su disfraz. El escenario se abre con una escenografía austera y acertada que se vuelve poderosa y abundante ante la constante presencia de espejos que rotan su reflejo, avisándonos que lo que se representará allí será, precisamente, una representación. Tres son los personajes claves de estas historias, quienes  entrarán gradualmente a la escena con tres deseos: encarnarse en obispo, juez y general en el espacio cerrado y desdoblado del burdel que resiste como último orden  a un afuera  que brama  revolución.

Una función es una función no una forma de ser, enuncia el personaje del obispo mientras realiza su ritual. Los cargos de la realidad parecen ser un peso, por eso es necesario desvestirse allí para ser otros, los trajes del burdel protegen del mundo: encajes, brocados, sedas, capas  son la materia de la excitación. Así, la obra se desliza como sucesión de ceremonias rituales regenteadas bajo la mirada vigilante de Irma, madama del burdel, interpretada estupendamente por Kairiana Nuñez quien le da al personaje la sobredimensión que el texto de Genet exige.  

La casa de citas es también una comedia del poder, los clientes no pueden realizarse sin su partenaire sujeto a la ley de su deseo: obispo-pecadora, juez-ladrona y general-mujer yegua, duplas que permiten a los actores un lucimiento grupal y coral en los roles que interpretan. El encierro del burdel se vive como una liberación, afuera están las máscaras de las funciones a las que nos obliga la sociedad, adentro está el verdadero ser: el deseo de ser encarnado en la representación. Teatro sobre la teatralidad ha sido la apuesta de Genet en su texto y Godoy, el director, logra dar clima y discurso a ese juego complejo de realidad e ilusión exitosamente.  

El balcón, espacio de transición entre el afuera y el adentro, será el lugar donde se monte la farsa histórica. Ante la revolución del afuera es necesario representar un orden y allí dentro reina: general, obispo y juez harán sus papeles en el balcón hacia el afuera. Allí, en ese acto, convierten a los espectadores en el pueblo de una ciudad acabada que solo puede salvarse a través de la ficción. Una muy buena puesta en escena y trabajo discursivo que logra materializar la palabra y su reflejo, agrietar con el filo de la ilusión toda pretensión de verdad. 

“El balcón” de Jean Genet. Dirección: Daniel Godoy. Elenco: Andrés Ruiz, Federico Roldán, Esteban Ciulla, Yamila Etchevarne, Kairiana Núñez, Mercedes Gorziglia, Marcelo Gamarra, Pablo Fajín Pattenden, Fabián Caló, Silvina Jontef, Ernesto Ocampo, Marcelo Gril. Idea original de vestuario: Daniel Godoy – Hernán Luna. Diseño original de escenografía: Daniel Godoy – Hernán Luna. Escenografía y vestuario: Jimena Aboitiz. Maquillaje y caracterización: María Ciancio. Diseño de luces: Víctor Olivera. Música original: Leandro Bisogno. Diseño gráfico: Paola Braile. Fotografía: Sebastián Parodi – Martina Zolazzi. Asistencia de dirección: Laura Kramer. Sábados, 21.30 horas. Paraje Artesón, Palestina 919, Timbre 2. Entrada: $50.

10 de julio de 2013

TEATRO | "A- terradas" de Lola Montiel | Nadar (y errar) es humano



"Esto no es moverse, sino ser movido"
Samuel Beckett, Whoroscope

Por Laura Lafit

A-terradas es una obra breve e intensa que explora los sinsabores de la perfección, el absurdo y la productividad utilizando dos mundos, tal vez igual de disparatados: el nado sincronizado y el universo beckettiano pleno de esperas eternizadas, de esperanza tensionada por el recuerdo nostálgico por el pasado.

Literalmente, nos encontramos bajo tierra. La sala donde se desarrolla la obra se encuentra en el subsuelo del teatro y basta haber leído la sinopsis para saber que la historia se desarrolla precisamente debajo de la tierra, en un mundo que ya, no tiene agua.

Ingresar a la sala es ingresar a la obra. Una música antigua suena acoplada a las gastadas imágenes en blanco y negro de una película, que discurren sobre una tela al fondo del escenario. La perfección de las bailarinas acuáticas, su sincronía casi inhumana - ya que en el ballet acuático no hay espacio para el error-, aunque errar sea humano, remiten a un tiempo que no podrá nunca ser recuperado. En el suelo, amontonados, devastados, se apilan como desechos los cuerpos vestidos con raídas mallas descoloridas de cuatro bailarinas.

La música se detiene y una voz profunda, nostálgica, se pregunta si se habrán olvidado allá arriba de ellas, afirma que entrenar las coreografías hasta la perfección les permitirá estar preparadas y triunfar cuando el agua vuelva. La entrenadora pita su silbato y las cuatro bailarinas comienzan a repetir sus movimientos. Cansadas, sonrientes, alimentan ese  absurdo de la repetición. Bajo este régimen militar, las cuatro mujeres ensayan sin éxito una y otra vez. 

Finalmente, la ansiada ayuda llega, innovadora y elocuente, a través de una estética propia del clown, el personaje de Lucila Juan (Dido Yugá) renueva el pesado ambiente subterráneo: conquista el lugar de entrenadora, pero una vez allí, como si se tratase de una cinta de Moebius, todo vuelve a comenzar. La obra misma habla el lenguaje del nado sincronizado y se repite.

El silbato, ahora en manos de quién simbolizara la esperanza y el cambio, somete bajo la exacerbada importancia otorgada a la productividad y la competencia, tanto a las  nadadoras, como a la antigua entrenadora, frustrada. Cada una de ellas deja de tener un nombre para convertirse en una pieza más, en un número de esa maquinaria, sólo así, nos dice la nueva entrenadora, se alcanza la perfección. 

¿Vale la pena perder la identidad para alcanzar el éxito? Nadie en la obra parece hacerse esta pregunta, matar el tiempo parece ser la verdadera razón que se esconde en cada uno de los movimientos, pero el tiempo no muere. “Estamos muriendo” repite nuevamente una de las bailarinas y es censurada bajo los sonrisas nerviosas de las otras. Están muriendo, ahogadas bajo la tierra, aniquiladas en nombre de la producción y la perfección.

“A-terradas” de Lola Montiel. Con Sara Cordoba, Ana Clara Fernández, Nerina Flores, Felina Garbus, Lucila Juan, Bruna Sambataro y Dalila Serebrinsky. Vestuario: Compañía A-terradas. Escenografía: Compañía A-terradas, Anahí Vázquez. Realización de arte: Macedonio Fernández. Fotografía: Cristian Holzmann. Asesoramiento escenográfico: Flavio Pagola. Asistencia de dirección: Gastón Ariel Chamorro. Sábados, 20 hs. Teatro IFT, Boulogne Sur Mer 549. Entrada: $ 50. Hasta el 27/07/2013.

7 de julio de 2013

TEATRO | "Dirán que fue la noche" de Alfredo Martín | Insomnio de mujer


Por Lía Noguera

Tarde de domingo en San Telmo. Las calles colmadas de músicos callejeros, bailarines, tiendas de diseño, antigüedades, turistas y locales que recorren cada rincón y superpueblan el espacio con alegría y entusiasmo. Pero en un pequeño pasaje de ese mismo barrio, el Giuffra, la calma se condensa e ingresamos al teatro la  Scala  de San Telmo, una antigua casona en la cual el bullicio del entorno se hace ausente. Allí, una mujer en vela, interpretada por Malala González, nos espera y nos brinda, al modo de Las mil y una noches, un universo de poesías y canciones, que acompañadas por su pianista, Gustavo Twardy, retardan la llegada del día. Pero también, demoran el encuentro con lo que uno desea ser porque aún no se anima. Así, la última puesta de Alfredo Martín, Dirán que fue la noche,  propone un juego en el cual el universo femenino acude y se constituye no sólo a partir de una voz y un cuerpo (el de la cantante y actriz), sino sobre todo, por la presentación y representación de un cuerpo textual que liga la literatura femenina rioplatense del siglo XX: Ibarbourou, Gastaldi, Bordelois, Di Georgio, Storni, Thenon, Pizarnik, Ocampo, entre otras. 

Así, este juego de voces escritas y la voz que las enuncia se propone como un derrotero en el cual se muestran angustias, pasiones, amores no correspondidos y correspondidos, que se relatan en el tiempo que dura una noche de insomnio, cuando la operadora telefónica indique las 03:47 de la madrugada y luego, y a modo de cierre del relato, marque las 7.47 de la mañana.  

Durante esas horas, nos enfrentamos a un despliegue de belleza que se consolida por la ligazón entre actuación, canto y música. Los tonos de la actriz/ cantante, su gestualidad, el vestuario apropiado y el trabajo lumínico permiten generar un espacio en el cual la soledad se conjuga con la posibilidad de su superación, con la creencia de que mañana, esto, puede ser mejor. Y por eso, sosteniendo esta idea escuchamos hacia el final las palabras de Silvina Ocampo, en boca de González: "Qué ángel te librará de la tristeza y te despertará un precioso día/ sin memoria de lo que te afligía/ y te dirá al oído: 'Escucha y cesa tus llantos (…)'. Y llega el día, queda atrás la noche. Esa noche que nos dijo tantas cosas, que nos envolvió en un mundo de ensueño y belleza para revelarnos la posibilidad de esperanza en lo pequeños y simples actos cotidianos…

Dirán que fue la noche de Alfredo Martín. Con Malala González (actriz/cantante) y Gustavo Twardy (piano). Música original: Gustavo Twardy. Escenografía: Alejandro Alonso. Iluminación: Alejandro Alonso y Alfredo Martín. Operador de luces: Silvana Fernández. Vestuario: Ana Revello. La Scala de San Telmo, Pasaje Giuffra 371. Domingos, 18 hs. Entrada: $60/$40.

5 de julio de 2013

ENTREVISTA | Ernesto Baca | El creador de Vrindavana, una película que "te mira"




Por Guillermina Gandola

Vrindavana es una reconocida localidad del norte de la India y su significado proviene del nombre de su dueña Vrinda-Devi y la palabra “vana” que significa bosque. La popularidad de este lugar se debe a que en estos bosques pasó su juventud Krishna, uno de los dioses más importantes de la cultura hindú. 

Vrindavana es un lugar sagrado; idílico, donde conviven la urbanidad y la vida salvaje en todas sus formas: autos y vacas, bicicletas y monos, árboles y templos. 

Vrindavana es también el documental dirigido por Ernesto Baca, quien a través de un viaje netamente sensorial, exhibe este lugar sagrado y mágico donde el espectador podrá observar rituales religiosos, coloridas vestimentas, polvo, cielos impactantes, texturas, dioses, bailes hipnotizantes, fuego, miradas, animales, urbanidad, oración y devoción.

¿Cuál fue el motivo original que te llevó a la realización de Vrindavana?

Siempre tuve un interés especial por lo espiritual. Desde chico, tenía la afición de cantar “om” sin saber qué era. A medida que fui creciendo me volví muy muy ateo. Después me di cuenta de que ser ateo contenía a Dios, también. Cuando descubrí la India y me contaron que hubo un Dios, Krishna, que vivió 16 años en un pequeño pueblo al sur de Nueva Deli, era algo que excedía toda posibilidad de imaginación. Entonces comencé a estudiar de qué se trataba todo esto, cuáles eran las alegorías que escondían todas estas narraciones del pasado. Así descubrí Vrindavana. Esto me llevó a la idea de hacer una película sobre Vrindavana.    

¿Qué aspectos de la India fueron los que particularmente "tocaron" por decirlo de alguna manera, e inspiraron la película?

En un momento empecé a ver que la cultura hindú era muy diferente a la occidental y comencé a formalizar un registro de todo aquello que me parecía sorprendente, por ejemplo, la devoción. Esta no es propia de la vida religiosa, sino que va mucho más allá, está en los actos cotidianos, en las miradas de las personas –de algunos sabios y santos peregrinos que deambulan libremente por el espacio-, en la tranquilidad de los animales, etc.

Durante el film se notan las miradas directas de las personas hacia la cámara, ¿cuál fue la reacción en general de los lugareños hacia tu equipo? 

El hindú tiene la particularidad de detectar cómo uno está sintiendo los momentos, con qué respeto se los aborda, al principio nosotros sentíamos que éramos los invasores pero luego nos dimos cuenta de que nosotros éramos los invadidos, ellos nos empiezan a mirar a nosotros, no nosotros a ellos…, la película te empieza a mirar a vos.   

La mirada a cámara suele relacionarse con un cine que se pone en evidencia, pero en este caso, no pareciera ser así. ¿Cómo definirías el papel que cumple esta mirada en la película?

Cuando hay contemplación el artilugio del cine se hace transparente.

¿Qué fue lo que más te impactó de Vrindavana como lugar geográfico? ¿Y en relación a sus habitantes?
Como lugar geográfico nada. Como lugar espiritual todo.
Vrindavana es un lugar que está fuera del tiempo a tan poca distancia de Nueva Deli, una ciudad cosmopolita. Si uno profundiza más toda la topografía del espacio es completamente mística y pertenece muy poco al mundo porque la gente experimenta allí realizaciones místicas. Esto último fue lo que me impactó en relación a sus habitantes.

En una de tus reflexiones decís que cuanto más personal es nuestra mirada, más nos alejamos del mundo de las apariencias, de las crónicas. Según tu experiencia, ¿cuál fue el sentimiento que más perduró durante la realización del film y que guió a ese ojo inquieto en la captura de las imágenes?

La conciencia que se experimenta en Vrindavana es algo que no se puede describir con palabras. Solo podemos visualizarla a través de los síntomas de esa conciencia, por ejemplos, los rasgos, las expresiones, la forma de caminar de las personas, todo esto transmite cierto estado de conciencia. Así como un pintor transmite su estado de conciencia cuando pinta un cuadro, de la misma forma intento plasmar dicha conciencia mediante la cámara. “Sentir con” es “ser con-ciente”.

Hay un excelente e interesante trabajo con el sonido y la música, ¿Qué podrías comentar sobre este tratamiento?

Tuve la suerte de trabajar con un sonido directo ejecutado por Emiliano Biañ quien me sugería las mejores puestas de cada momento teniendo como principal consigna estar lejos del equipo de cámara. Así se crearía una distancia entre lo visto y lo escuchado. En esa divergencia nace lo expresivo. Después fue la magia de Gaspar Scheuer (director de Samurai, film que está actualmente en cartel*) quien diseñó la mezcla.  
Mucha de la música fue donada por músicos que nos acompañaron en el peregrinaje. Además hay un tema que George Harrison donó, años atrás, a una importante misión de prédica de conciencia de Krishna.

¿La duración de las tomas tiene que ver con lo contemplativo/ meditativo de la cultura hinduista o responde a otra razón?

Sí, tiene que ver con ejecutar una mirada contemplativa. Y esas secciones de tiempo fueron elegidas de acuerdo a los diferentes humores que se experimentan en cada momento del día, ya que estos cambian según la posición del Sol. Esa duración, con las cuales decidí pegar una toma con otra, corresponde a lo que los occidentales conocen como escalas Fibonacci.

Vrindanvana se exhibió en el BAFICI y ahora se estrena. ¿Cómo crees que fue recibida por el público en exhibiciones previas y cuáles son tus expectativas con el estreno ahora?

En el BAfici fue una premiere, ahora estamos con un pre-estreno, ya hubo un estreno televisivo y también la proyectamos en Bariloche, Mar del Plata y Rosario. A partir de las exhibiciones, nos encontramos que hay mucha simpatía por descubrir ese territorio de la conciencia espiritual llamado India. Nos encantaría que la gente se pudiera acercar a una nueva experiencia, a lo inimaginable.

* Nota de la redacción.


"Vrindavana" de Ernesto Baca. Argentina, 2010, 90'. HD. Color. Pre-estreno en Centro Cultural Borges, San Martin esq. Viamonte. Pabellón 4, Sala Norah Borges. Martes de julio, 20 horas. Hasta el 30/7. Entrada: $ 30/ $20.

3 de julio de 2013

FORMACIÓN | El 8 de julio cierra la inscripción para los talleres de RCh en Córdoba



La revista cultural Ruleta China propone una Semana de Formación Intensiva en artes escénicas, cine, letras y comunicación, dictada por integrantes de la publicación que realizarán talleres y cursos de corta duración en la ciudad de Córdoba. Será desde el 15 hasta el 20 de julio en Dalmacio Cultural, Av. Vélez Sársfield 837.

Dentro del área de Artes Escénicas, el curso Nuevas formas de realismo en el teatro argentino actual (1999- 2012) revisa al realismo, dominante en el panorama del teatro argentino, en la obra de algunos teatristas que se apropian de sus aspectos canónicos pero innovan, ya sea desde la dramaturgia o desde el juego con los espacios u otros elementos visuales que eligen sobre el escenario. Tal es el caso de Claudio Tolcachir, Luciano Suardi, Santiago Loza, Andrés Binetti, Andrés Lifschitz y Mariano Saba, quienes serán objeto de análisis del presente curso.

En Letras y Comunicación, el taller de Periodismo Digital abordará las características de la comunicación digital, las fuentes de información en Internet, la hipertextualidad, la narración multimedia, los principales sistemas de publicación, el papel que cumplen las redes sociales en la labor periodística y se realizará una introducción a la curaduría de contenidos digitales. Mientras que, el Taller de Análisis de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual brindará los elementos para conocer las posibilidades que tienen los nuevos medios para desarrollarse, a partir de la nueva ley. Se verán los antecedentes, la fundamentación, el marco regulatorio, el alcance, la implementación y el acceso de licencias y contenidos que postula la normativa vigente.

Finalmente, en el área de Cine, el taller de Análisis de Film propone además de herramientas para el análisis y la crítica cinematográfica, un repaso por la historia del cine:  se conocerán las características de los cines denominados "clásico", "moderno" y "posmoderno". Además se trabajará en la escritura de textos crítico- analíticos sobre tres películas entregadas a los participantes al inicio del curso: El Plomero (1979) de Peter Weir, Todos ríeron (1981) de Peter Bogdanovich (foto) y Nubes Pasajeras (1996) de Aki Kaurismaki. En la última clase se leerán y discutirán los textos producidos a partir de esos films.


Cupos limitados 
1) Reservá tu lugar hasta el 8 de julio a ruletachina@gmail.com
2) Del 10 al 12 de julio, confirmá tu participación abonando el 50% del costo total del curso que se cancela el primer día de clases
3) Se entregarán certificados


1 de julio de 2013

TEATRO | "Ceremonia de hombres solos" dirigida por Eva Halac | Ruleta de máscaras


Por Guillermina Gandola


En la calidez de una lujosa casa de fin de semana de estilo campestre se encuentra la soledad más implacable. Cuatro amigos aristócratas se refugian en el hermetismo que generan las paredes de la quinta en la provincia de Buenos Aires, debaten sobre la situación del país y juegan a la ruleta rusa (o hacen que juegan). Corre la década del '30, momento en que surge el fascismo en Europa. En la Argentina, el popular presidente Hipólito Yrigoyen, democráticamente electo, es destituido por el golpe militar de José Félix Uriburu. La sociedad calla, silencio que se repite una y otra vez. 

Escrita en la década del '60 por el dramaturgo cordobés Humberto Riva, Ceremonia de hombres solos se mete en el interior de la clase alta argentina y describe personajes herederos de una historia que les es ajena, pero que de alguna forma los encasilla y amolda a un mundo gobernado por las apariencias. Un mundo estático donde la miseria se esconde debajo de la bodega de vinos más fina, en el reflejo de la brillante vajilla. En los grandes, pesados y solemnes cortinados de una casa sin amor. 

El entramado de la historia se sostiene a partir de los diálogos donde se descubren varias máscaras en relación a los vínculos sociales: las relaciones entre las familias aristócratas, amigos de los poderosos sin cultura; las relaciones entre amigos que también son heredadas y no verdaderas; los vínculos amorosos solapados, amores que no saben decir su nombre, negados y rechazados con un cinismo atroz. 

Al igual que en En Familia de Florencio Sánchez, la directora Eva Halac pone en cuestión los valores establecidos y a una sociedad que es especialista en indiferencia e hipocresía. Una sociedad que no se compromete con nada ni con nadie, como es el caso de estos hijos del poder. En En Familia se problematiza la autoridad paterna, los roles familiares que no funcionan y en Ceremonia de hombres solos se plantea la crisis interna de una clase que no necesita trabajar y, sin embargo, es infeliz.

Lo más cautivante de esta obra está en la administración de los diálogos y su desenlace inesperado, en una escenografía que contiene de manera perfecta la acción. También cómo se pone de manifiesto la mentira dentro de la mentira y todo lo que produce ese falso universo que genera como resultado un cuadro de época que aún hoy, con varias transformaciones, persiste. 

¿Hasta dónde el ser humano es capaz de aceptar? ¿Hasta dónde es capaz de callar? ¿Se puede lograr una "realidad" en base a falsedades? Estas preguntas flotan en esta gran puesta de un texto dramático muy vigente. 

 “Ceremonia de hombres solos” de Humberto Riva. Dirección: Eva Halac. Con Darío Bonheur, Aníbal Brito, Marcos Horrisberger, Hernán Márquez. Vestuario escenografía: Micaela Sleigh. Diseño de luces: Miguel Solowej. Asistencia de dirección: Erika Estiz. Producción ejecutiva: Demián Kaltman.  Sábado, 20.30 hs. Andamio ’90, Paraná 660. Entrada: $60, $40. Hasta el 31 de agosto de 2013.