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10 de noviembre de 2015

TEATRO | “Canterville. Gabinete de curiosidades” de Pablo Gershanik | Un fantasma en un mundo de títeres y objetos

 
 
Por Alba Ermida

Un descubrimiento acertado del teatro contemporáneo es la adaptación de textos no dramáticos, bien llevándolos a una interpretación actual, bien revisándolos desde la perspectiva del lenguaje y la estética.  Es un acto de generosidad por parte de un director traer al presente un clásico: una forma nueva y atractiva de asomarnos a la literatura más descollante. 

Es el caso de esta versión de El Fantasma de Canterville que, quizás más conocido por su título que por la narración en sí, nos acerca el mundo de Oscar Wilde. Si bien es cierto que esta adaptación teatral no pretende la fidelidad al texto original, sí conserva trazos del estilo del autor irlandés, siendo el humor corrosivo el más destacado. Una crítica que evidencia, como herida abierta, la aristocracia snob inglesa y el escepticismo vanaglorioso y pragmático estadounidense. No se libran ni el materialismo que todo lo compra de la familia Otis ni el abolengo arcaizante de los Canterville.

Y para una historia tan fantástica como esta, en la que un fantasma ve su capacidad de asustar minada por el raciocinio inalterable de la familia Otis, nada mejor que el teatro de títeres y objetos. Esta obra es un claro ejemplo de la utilidad dramática de los objetos que trascienden su historia sobre las tablas como mera utilería y se convierten en personajes, en actantes de una acción que sobre cuerpos humanos perdería la magia del texto original sin ganar verosimilitud ni metáfora.  
 
 
El cruce de lenguajes –teatro físico, de títeres, de objetos, máscaras, danza, teatro negro- es un acierto para contar esta historia en todos los niveles: de contenido, de estética, de tensión y atención. No decae nunca el estado de expectación del público, atento a la diversidad minuciosa de cosas que pasan en escena, mechadas con guiños clownescos, con trucos de magia, con chistes sacados literalmente del relato de Wilde.
 
El diseño de luces realza mucho el trabajo de los actores en los momentos en que prestan los cuerpos a los personajes y en el momento en que manipulan objetos y títeres. También la escenografía consigue una profundidad en el escenario extraordinaria y lo secciona en distintas zonas que permiten las meticulosas y milimétricas coreografías que realizan seis actrices y tres actores en la oscuridad para llegar a la siguiente escena en su correspondiente personaje. 

Tres momentos son sobresalientes en este continuum de acción trepidante: el inicio del relato sobre una tarima de madera donde los cuerpos dan forma a distintos elementos -humo, caballos, carruajes, tren- con una ejecución brillante. El breve pero efectivo momento en que un esqueleto fosforescente y bailarín se resignifica sobre un fondo negro –una cadera con sus fémures y sus tibias que parece un danzante flamenco- y la escena de la búsqueda policial en que teteras, tazas y coladores de té hacen las veces de inspectores. Lenguajes que, por su ausencia en las salas porteñas, hacen quedar al público con la boca abierta.

"Canterville, Gabinete de curiosidades" de Pablo Gershanik. Títeres: Aníbal Flamini, Julia Sigliano, Dina Spivak. Actúan: Amalia Casares, Telma Crisanti, Ezequiel Garcia Faura, Pablo Kusnetzoff, María Luz Morcillo, Dolores Naón, Maïa Pedroncini, Antonela Placenti, Laura Soifer. Vestuario: Fiorella Placenti. Escenografía: Ricardo Reich. Iluminación: David Seldes. Diseño sonoro y música original: Julián Teubal. Realización de máscaras: Alfredo  Iriarte. Trabajo rítmico: Federico Estévez. Asesoramiento coreográfico: Lucila Alves. Asistencia técnica: Lautaro Simione. Asistencia de dirección: Maïa Pedroncini. Producción: Pierpaolo Olcese. Domingos 18 hs. Galpón de Guevara, Guevara 326. Entrada: $130. Última función: 29 de noviembre de 2015.

14 de abril de 2015

TEATRO | "Last call" de Gabriel Chamé Buendía | El aeropuerto



Por Alba Ermida

Una piensa que entra al Teatro Cervantes para reírse un poco durante un espectáculo de clown (clown igual a payaso, payaso igual a risa) y qué gran sorpresa se lleva una al descubrir que sí, pero no sólo. Prejuicio desmontado, como de los que habla la obra.

Last call-Último llamado es un espectáculo que transcurre en un aeropuerto, un espacio bien delimitado, que crea fácilmente identificación con el público y en el que puede pasar de todo. Y eso es lo que le pasa al personaje creado por el prestigioso clown Gabriel Chamé Buendía: de todo. 

En un decorado abstracto pero con numerosos elementos de utilería y muchos sonidos que crean un fuera de campo bien reconocible, el Señor Piola va avanzando a duras penas y con mucha dificultad por todo el recorrido que en un aeropuerto te obligan a hacer antes de meterte en el avión. A una persona normal le puede resultar engorroso y largo, pero para un clown se convierte en misión imposible. 

Una historia, que de tan simple ni es, creada a base de acumulación y sucesión de sketches y gags, una ruptura de la cuarta pared que hace desternillar constantemente al público que incluso en un momento dado del espectáculo se ve invitado a participar, la torpeza intrínseca al clown pero compartida al ritmo de una música de jazz que acompaña muy bien a la obra. 

Y un gran actor que se atreve a todo: a desnudarse, a tocar varios instrumentos, a ser violado por una muñeca inflable, a travestirse y sobre todo, a mostrar su verdad.

Pero no sólo. También hay una crítica, un trasfondo, una reflexión que le queda al público al salir. En los aeropuertos, las fronteras más concurridas, queda bien patente que no todos somos iguales ni tenemos las mismas oportunidades ni facilidades ni derechos. 

"Last call-Último llamado de y con Gabriel Chamé Buendía. Vestuario: Cecilia Allassia. Escenografía e iluminación: Jorge Pastorino. Música original: Sebastián Furman. Asistencia artística: Laura Aprá. Asistencia de dirección: Vanesa Campanini, Micaela Fariña. Producción: Lucero Margulis. Viernes y sábados a las 19 hs. Domingos a las 18.30 h. Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815. Entrada: $75. Hasta el 25 de abril. 

16 de septiembre de 2013

TEATRO | "Ingue" de Levin y Frankel | Una payasa optimista



Por Florencia Fangi Boggia


Un escenario enorme, provisto nada más que de una cuerda y dos paneles a los costados. Proyecciones y sonidos muy molestos invitan a entrar al mundo de Ingue, una payasa alemana que transita la Segunda Guerra Mundial en su barrio, en esta obra que también se denomina Ingue. La vida cotidiana de la protagonista se reparte entre rigurosas tareas que realiza con ímpetu y empeño. Su problema es obvio: la guerra. ¿Cómo se puede ser feliz en una guerra?

A nadie le costará mucho querer a Ingue. La reciprocidad con el público se logra enseguida. Es divertida para grandes y chicos, porque es una obra que emociona, entretiene y educa. Este divertido personaje tiene una inocencia de niño que compra enseguida. Ni siquiera habla nuestro idioma, pero aún así se hace entender, con el lenguaje del cuerpo y el brillo de sus ojos. 

Sus días en Berlín pasan sin mucho pesar ni alegría, vive una realidad triste, gris, que se expresa en su vestuario monocromático y apagado. Pero todo se transforma cuando finalmente logra atender un llamado de su familia, lo que la anima a dejar esa vida, cambiar de aires y probar nuevas aventuras para llegar al reencuentro con sus seres queridos: sus padres, sus hermanos y su amado Michifúz, el gato de la familia.

Aunque la escenografía no cambie, lo hace la escena. Su vestimenta se vuelve de repente colorida, y logra transmitir la felicidad del personaje y alegría del verde de la Argentina. La Pampa es verde, flores, paz, un cielo sin aviones, un atardecer sin bombas, y el amor de los íntimos. El ruido se convierte en música, e incluso ella lleva como único compañero un acordeón que sonará recién aquí. 

Su entusiasmo contagia. La familia, sin embargo, no es tan fácil de encontrar. Lo hermoso de Ingue es que jamás piensa siquiera en detenerse  sino que transforma todo eso que le pasó y construye una nueva vida...

Los payasos (¡No, clowns!, ahora se les dice “clowns”) generaron muchas emociones diversas a lo largo de la historia: ira, miedo, alegría, odio, felicidad,  ternura... o todas a la vez, durante un rato. Lo maravilloso de ellos (y que esta obra ejemplifica perfectamente) es que pueden sacar nuestras miserias y convertirlas en poesía.

"Ingue" de Darío Levin y Yanina Frankel. Actúa: Yanina Frankel. Asistente de Dirección: Catalina Mancini. Música: Pablo Bronzini. Diseño de Vestuario y Escenografía: Magda Banach. Producción de Vestuario y Escenografía: Valeria Álvarez. Comedia Física y Asesoramiento Creativo: George Lewis. Diseño de Iluminación: Ricardo Sica. Efectos Especiales: Pablo Stewart-Harris. Diseño Gráfico y Fotografía: Kevin Orellanes. Realización de peinado: Julia Giorgio. Trailer: Ezequiel Tuma. Producción: Iris Intilangelo. Producción General: Yanina Frankel. Domingos, 21.30 hs. No Avestruz, Humboldt 1857.   Entrada: $60. Hasta el 29 de septiembre. 

29 de julio de 2013

TEATRO | "El país del espejo" de Inés Armas | La importancia del nombre



Por Guillermina Gandola

A través de un espejo uno puede observarse, reconocerse, identificarse. El espejo funciona como un ratificador de la realidad y de lo que se ve. Asimismo, ¿qué es lo que se oculta en su interior? ¿Existe un mundo paralelo con reglas diferentes, donde la gravedad no existe y los cuerpos vuelan? ¿Hacia dónde nos llevan los espejos?

El país del espejo nos cuenta la historia de Juana, una niña de 10 años amante del baile, curiosa e inquieta que se encuentra jugando en su habitación y decide adentrarse en un universo oculto y desconocido detrás del espejo. 

En ese viaje se tropieza con la Reina Roja de Ajedrez una mujer con nariz roja, medias de colores y corona torcida que la acompaña en su recorrido guiándola y dándole consejos. Juana también quiere ser una reina y a pesar de las dudas y los refunfuños, la Reina ésta le indica los pasos que deberá atravesar por el tablero de ajedrez para lograr ser una reina más. 

Durante el camino Juana se encontrará con animales extraños, flores buenas y malas, aprenderá a volar, y se perderá; y en ese momento su nombre será lo único que la salve. También se dará cuenta de que caminando no siempre se avanza y que los casilleros no son entidades cuadradas cerradas, sino que cada uno constituye un hogar en el cual se puede aprender cosas muy valiosas.  

Esta obra retoma elementos del libro A través del espejo de Lewis Carroll y surge de los interrogantes y análisis que se dispararon de su lectura. Dentro de estos interrogantes está el tema de la identidad, del yo, los cuerpos y el “límite” entre la realidad y lo imaginario. A partir de estos ejes se construye un universo interdisciplinario que fusiona música contemporánea, ancestral, danza aérea, teatro de títeres, clown y arte visual generando un mundo maravilloso donde los niños podrán disfrutar aprendiendo tópicos valiosos como la importancia del nombre como  afirmadores de la identidad. 

El reconocido Club de trapecistas Estrella del Centenario se transforma en el mágico cuarto de una niña y en el País del Espejo, con cuadros encantados pintados por el artista argentino Marcelo Pombo, títeres amigables y cuerpos voladores creando una atmósfera ideal para compartir con los niños y para que estos comiencen a interiorizarse sobre disciplinas como la danza aérea y terrestre, el clown y la acrobacia. 

“El País del Espejo” de Inés Armas. Intérpretes: Ana Armas y Daniela Fiorentino. Escenografía: Hernán Bermúdez. Realización de títeres: Hernán Bermúdez y Silvia Facal. Vestuario: Melina Cymlich y Pamela Taverna. Diseño de video: Mario Armas. Diseño de iluminación: Adrián Cintioli. Asistente de escenario: Julia Ballester. Coreografia: Ana Armas, Daniela Fiorentino e Inés Armas.  Cuadro: Marcelo Pombo. Edición Musical y Diseño Gráfico: Fagner Pavan. Técnico en Seguridad de Vuelos: Sergio Costa Centeno. Asistencia de dirección y de vuelos: Silvia Facal.  Funciones: domingos, 18.30 horas. Club de Trapecistas, Ferrari 252. Entrada: $40, $60. Hasta el 18 de agosto. 

23 de julio de 2013

CINE | "Sólo para payasos" de Lucas Martelli | En busca del acto perfecto



Por Guillermina Gandola

La historia de los payasos es una historia muy larga, comienza en las tribus, ellos eran los que sacaban el miedo a la población. En todas las culturas siempre han existido estos personajes y los hay de diferente naturaleza, con características que los distinguen. Por un lado está el Toy o payaso que es el transgresor, aquel que habla mal y que vive libre, el Clown o Cara Blanca que es el más inteligente de todos y el encargado de enseñar y transmitir los modales y luego el Maestro de pista que es la autoridad máxima de los payasos. Todas estas categorías comprenden un juego teatral que regala risas a la gente.

Sólo para payasos de Lucas Martelli es un documental donde los payasos vuelan y las cosas extraordinarias suceden, donde se presenta la búsqueda de una rutina perfecta que abarque a todos los payasos del mundo independientemente de las escuelas, las edades, las técnicas y las nacionalidades. 

Pero, más allá de la risa: ¿Es posible la realización del acto perfecto que una a todos los payasos?

En torno a este cuestionamiento se desenvuelve el film dirigido por Martelli, documentalista de payasos - y también acróbata - quien registra el encuentro más espectacular de todos los tiempos, el momento más esperado, el encuentro ancestral en el cual los payasos se unan para crear el acto perfecto. 



Pero no todo será fácil, payasos anarquistas querrán boicotear este evento por no creer en la posibilidad de un acto único realizado por varios payasos porque en definitiva el payaso es EL acto, él mismo es el acto ideal. 

A lo largo del documental hablarán personalidades destacadas del universo payasesco que expondrán sus puntos de vista sobre esta profesión de la risa. Los hay tradicionales de circo, los hay contemporáneos, anarquistas, mimos que odian a los clowns, clowns que odian a los mimos, pero, más allá de cualquier diferencia todos están atravesados por algo en común que es, en definitiva, la esencia de su existencia: ellos se ríen de la humanidad (y de ellos mismos) con el objetivo principal de romper con los manicomios que cada uno tiene en su cabeza y transformar la miseria en poesía.

El 25 de julio se estrena "Sólo para payasos" de Lucas Martelli en el Cine Gaumont. El día del estreno, a las 20. 30 habrá más de 200 payasos invitados todavía en busca del acto perfecto. Funciones: Cine Gaumont, Sala 3, a las 13.20 y 21.20.

14 de febrero de 2013

TEATRO | "Povnia" por Lila Monti | Me verás caer como una flecha salvaje


Por Guillermina Gandola

Es conmovedor percibir el traspaso de un espacio lleno de murmullos de distintos grosores y tenores a un repentino silencio profundo y solemne, tan solemne como la inmensa negrura del apagón que lo llama. De pronto un sonido seco proveniente de las alturas rompe el mutismo y tiñe de un polvo blancuzco y volátil toda la oscuridad del espacio.

Y con la luz llega Una (la protagonista) o mejor dicho, estalla contra el suelo luego de lo que podría pensarse como una catástrofe de avión. La muchacha se encuentra incrustada en el piso llena de polvo y ropajes de diferentes texturas y colores. Parece confundida, aturdida, inquieta. Luego de una forzada y dolorida incorporación al plano vertical la accidentada recorre cada rincón del espacio tomando una bebida fuerte y, de vez en cuando refunfuñando, ¿contra Dios?

En medio de su malestar por la fuerte caída, Una descubre que no es el único ser humano en el incógnito lugar e intenta comunicarse con los habitantes (su público) pero se encuentra con otro problema: no habla el mismo idioma. A pesar de las contrariedades, esta simpática mujer logra hacerse entender y al mismo tiempo comprende que su suerte de sobreviviente la ha dejado en un teatro de la Argentina.  


Este poder de comunicación con su público es uno de los aciertos más sorprendentes de la versátil y premiada clown Lila Monti. Hija de Ricardo Monti, uno de los más grandes dramaturgos argentinos, la actriz de larga experiencia, también como productora y directora, logra con éxito hacernos comprender durante más de una hora la historia de una mujer perseguida por las catástrofes naturales, sin país (hundido en las profundidades del mar a causa de un tsunami) y sin camaradas, porque todos han perecido en la calamidad. 



Este espectáculo unipersonal dirigido por Cristina Martí y Guillermo Angelelli asienta la idea de que es posible comunicarse a través de un idioma insólito, desconocido por toda la audiencia gracias a un perfecto manejo de lo corporal y exactitud a la hora de dirigir los acentos, modulaciones de las palabras, los silencios y gritos. 



Finalmente Una acepta el espacio donde ha caído, hace del teatro su nuevo lugar y enfrenta al desarraigo con risas transformando así, carcajada por medio, a la muerte en vida. Monti logra gracias a su profesionalismo crear un nuevo país, un idioma virgen y los instaura en el corazón de cada espectador que, sin duda, se queda con irresistibles ganas de conocer la misteriosa y adorable nación de Povnia. 



"Povnia". Payasa: Lila Monti. Dirección: Cristina Martí y Guillermo Angelelli. Asistencia de dirección: Silvia Aguado. Vestuario: Marisa Geigner. Zapatos: Javier Moyano. Utilería y accesorios: Valeria Álvarez. Música: Guillermo Rey y Agustín Flores Muñoz. Diseño de luces: Ricardo Sica. Diseño Gráfico y asistencia: Andrés Kyle. Producción general: Lila Monti. Esta obra ya no está en cartel.