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11 de junio de 2015

TEATRO | "La oscuridad de la razón" dirigida por Virginia Innocenti | Aquella Electra argentina hoy



Por Alba Ermida

Más de veinte años después de la primera puesta en escena, bajo la dirección de Jaime Kogan, de La oscuridad de la razón del maestro Ricardo Monti, una de las actrices de su puesta original toma la batuta y se coloca en la dirección: la gran actriz Virginia Innocenti debuta en este rol con una concepción propia de la versión argentina de Electra

Los clásicos son siempre fuente de inspiración y material de adaptación, esa impermeabilidad al paso del tiempo es lo que los convierte en tal. Sin embargo, la transformación a la contemporaneidad no es un reto menor. Conlleva la responsabilidad de traer los símbolos y metáforas al presente, de trasponerlos a valores y lenguajes del hoy para que el público, habitante de la actualidad, lo entienda y se identifique. 

El trabajo que hace Innocenti es minucioso en lo simbólico y muy pulido en lo estético. Con la dificultad del texto, escrito en un lenguaje arcaizante, rimbombante y muy poético, haciendo de obstáculo para una transposición contemporánea, la directora se vale de un vestuario heterogéneo y de una escenografía sugerente, abstracta y minimalista para impulsar la historia al presente. Un enorme cuenco transparente lleno de agua cumple múltiples funciones narrativas y simbólicas: agua purificadora que al teñirse de rojo por efecto de las luces se convierte en sangre derramada por traición y venganza. 

La escena de incesto podría ser la que más descolla en la obra a nivel simbólico. Al inicio de la función una mesa aparece apoyada en dos patas con la tabla vertical hacia el público. Detrás de ella se parapeta Alma, la hermana que se quedó en casa tras la guerra y la desgracia, y al salir de su escondite dice la frase que resume la obra: “El caos que hay es tan grande que sólo un caos mayor podría volver las cosas a su sitio”. Y efectivamente en un momento de la acción la mesa vuelve a apoyarse sobre las cuatro patas y sobre ella ocurre la escena de seducción y penetración durante la cual Alma convence a su hermano de que deben llevar a cabo la venganza. 

Música en directo de una calidad muy alta, y la sobresaliente interpretación de Ana Yovino son otros dos puntos fuertes de esta propuesta, que en momentos entronca la Electra griega con un Hamlet moderno y feminizado: Alma, mujer, hija, lucha por vengar a su padre, muerto por el tío y la madre. Ella que tiene la voluntad, la decisión, la valentía, no puede llevar a cabo la acción porque eso es cosa de hombres. Por eso ella tiene que convencer, y qué mejor que sus artimañas de seducción sexual, a su hermano, varón, para que ejecute la venganza.

"La oscuridad de la razón" de Ricardo Monti. Concepción y Dirección: Virginia Innocenti. Con Ana Yovino, Luciano Suardi, Juan Luppi, Pablo Mariuzzi, Maia Mónaco, Daniela Salerno, Lorena Szekely. Escenografía y vestuario: Julio Suárez. Iluminación: Leandra Rodríguez. Música original: Maia Mónaco. Asistencia de dirección: Luciano Percara. Producción: Silvia Barona. Sábados y domingos 19.15 hs. Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. Entrada: $160. Hasta el 26 de julio de 2015.

14 de febrero de 2013

TEATRO | "Povnia" por Lila Monti | Me verás caer como una flecha salvaje


Por Guillermina Gandola

Es conmovedor percibir el traspaso de un espacio lleno de murmullos de distintos grosores y tenores a un repentino silencio profundo y solemne, tan solemne como la inmensa negrura del apagón que lo llama. De pronto un sonido seco proveniente de las alturas rompe el mutismo y tiñe de un polvo blancuzco y volátil toda la oscuridad del espacio.

Y con la luz llega Una (la protagonista) o mejor dicho, estalla contra el suelo luego de lo que podría pensarse como una catástrofe de avión. La muchacha se encuentra incrustada en el piso llena de polvo y ropajes de diferentes texturas y colores. Parece confundida, aturdida, inquieta. Luego de una forzada y dolorida incorporación al plano vertical la accidentada recorre cada rincón del espacio tomando una bebida fuerte y, de vez en cuando refunfuñando, ¿contra Dios?

En medio de su malestar por la fuerte caída, Una descubre que no es el único ser humano en el incógnito lugar e intenta comunicarse con los habitantes (su público) pero se encuentra con otro problema: no habla el mismo idioma. A pesar de las contrariedades, esta simpática mujer logra hacerse entender y al mismo tiempo comprende que su suerte de sobreviviente la ha dejado en un teatro de la Argentina.  


Este poder de comunicación con su público es uno de los aciertos más sorprendentes de la versátil y premiada clown Lila Monti. Hija de Ricardo Monti, uno de los más grandes dramaturgos argentinos, la actriz de larga experiencia, también como productora y directora, logra con éxito hacernos comprender durante más de una hora la historia de una mujer perseguida por las catástrofes naturales, sin país (hundido en las profundidades del mar a causa de un tsunami) y sin camaradas, porque todos han perecido en la calamidad. 



Este espectáculo unipersonal dirigido por Cristina Martí y Guillermo Angelelli asienta la idea de que es posible comunicarse a través de un idioma insólito, desconocido por toda la audiencia gracias a un perfecto manejo de lo corporal y exactitud a la hora de dirigir los acentos, modulaciones de las palabras, los silencios y gritos. 



Finalmente Una acepta el espacio donde ha caído, hace del teatro su nuevo lugar y enfrenta al desarraigo con risas transformando así, carcajada por medio, a la muerte en vida. Monti logra gracias a su profesionalismo crear un nuevo país, un idioma virgen y los instaura en el corazón de cada espectador que, sin duda, se queda con irresistibles ganas de conocer la misteriosa y adorable nación de Povnia. 



"Povnia". Payasa: Lila Monti. Dirección: Cristina Martí y Guillermo Angelelli. Asistencia de dirección: Silvia Aguado. Vestuario: Marisa Geigner. Zapatos: Javier Moyano. Utilería y accesorios: Valeria Álvarez. Música: Guillermo Rey y Agustín Flores Muñoz. Diseño de luces: Ricardo Sica. Diseño Gráfico y asistencia: Andrés Kyle. Producción general: Lila Monti. Esta obra ya no está en cartel.