10 de julio de 2013

TEATRO | "A- terradas" de Lola Montiel | Nadar (y errar) es humano



"Esto no es moverse, sino ser movido"
Samuel Beckett, Whoroscope

Por Laura Lafit

A-terradas es una obra breve e intensa que explora los sinsabores de la perfección, el absurdo y la productividad utilizando dos mundos, tal vez igual de disparatados: el nado sincronizado y el universo beckettiano pleno de esperas eternizadas, de esperanza tensionada por el recuerdo nostálgico por el pasado.

Literalmente, nos encontramos bajo tierra. La sala donde se desarrolla la obra se encuentra en el subsuelo del teatro y basta haber leído la sinopsis para saber que la historia se desarrolla precisamente debajo de la tierra, en un mundo que ya, no tiene agua.

Ingresar a la sala es ingresar a la obra. Una música antigua suena acoplada a las gastadas imágenes en blanco y negro de una película, que discurren sobre una tela al fondo del escenario. La perfección de las bailarinas acuáticas, su sincronía casi inhumana - ya que en el ballet acuático no hay espacio para el error-, aunque errar sea humano, remiten a un tiempo que no podrá nunca ser recuperado. En el suelo, amontonados, devastados, se apilan como desechos los cuerpos vestidos con raídas mallas descoloridas de cuatro bailarinas.

La música se detiene y una voz profunda, nostálgica, se pregunta si se habrán olvidado allá arriba de ellas, afirma que entrenar las coreografías hasta la perfección les permitirá estar preparadas y triunfar cuando el agua vuelva. La entrenadora pita su silbato y las cuatro bailarinas comienzan a repetir sus movimientos. Cansadas, sonrientes, alimentan ese  absurdo de la repetición. Bajo este régimen militar, las cuatro mujeres ensayan sin éxito una y otra vez. 

Finalmente, la ansiada ayuda llega, innovadora y elocuente, a través de una estética propia del clown, el personaje de Lucila Juan (Dido Yugá) renueva el pesado ambiente subterráneo: conquista el lugar de entrenadora, pero una vez allí, como si se tratase de una cinta de Moebius, todo vuelve a comenzar. La obra misma habla el lenguaje del nado sincronizado y se repite.

El silbato, ahora en manos de quién simbolizara la esperanza y el cambio, somete bajo la exacerbada importancia otorgada a la productividad y la competencia, tanto a las  nadadoras, como a la antigua entrenadora, frustrada. Cada una de ellas deja de tener un nombre para convertirse en una pieza más, en un número de esa maquinaria, sólo así, nos dice la nueva entrenadora, se alcanza la perfección. 

¿Vale la pena perder la identidad para alcanzar el éxito? Nadie en la obra parece hacerse esta pregunta, matar el tiempo parece ser la verdadera razón que se esconde en cada uno de los movimientos, pero el tiempo no muere. “Estamos muriendo” repite nuevamente una de las bailarinas y es censurada bajo los sonrisas nerviosas de las otras. Están muriendo, ahogadas bajo la tierra, aniquiladas en nombre de la producción y la perfección.

“A-terradas” de Lola Montiel. Con Sara Cordoba, Ana Clara Fernández, Nerina Flores, Felina Garbus, Lucila Juan, Bruna Sambataro y Dalila Serebrinsky. Vestuario: Compañía A-terradas. Escenografía: Compañía A-terradas, Anahí Vázquez. Realización de arte: Macedonio Fernández. Fotografía: Cristian Holzmann. Asesoramiento escenográfico: Flavio Pagola. Asistencia de dirección: Gastón Ariel Chamorro. Sábados, 20 hs. Teatro IFT, Boulogne Sur Mer 549. Entrada: $ 50. Hasta el 27/07/2013.

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