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18 de diciembre de 2015

THE END | El final del blog y las más leídas 2011-2015


Parece ser una ley natural. Todo termina. Ruleta China en versión blog también.

El proyecto tuvo hasta ahora dos etapas. Comenzó a fines de 2007 en el dominio www.ruletachina.com donde publicamos hasta el 2010, veintiséis números de una revista cultural mensual que intentó ser contra-agenda. Además, un libro que compila algunas de las entrevistas que les hicimos a grandes artistas - como Jodorowsky, Reygadas, Monti, Spregelburd, Dumont, Wallraff, Suzuki y Solondz, entre otros- editado por Doble Z anda por ahí como prueba.
En la primavera de 2011 - más que nada porque queríamos volver a mirar y a pensar el teatro - lanzamos el blog de reseñas, y más tarde, sumamos entrevistas. 

Ruleta China, el blog se termina sí, pero Ruleta China no. Nunca.  

Gracias por leernos y no dejen de seguirnos en Facebook que descansar, no descansamos nunca, por la cultura,‬ que lo atraviesa todo, tal como lo dijeron nuestros amigos de Birmingham.


Las más leídas de la etapa blog 2011-2015 fueron:

1. TEATRO | "El balcón" dirigida por Daniel Godoy | Santificada sea tu imagen
12 /07/ 2013 - Por Natalia Maya

2. ENTREVISTA | Humberto Bas | El hombre que empezó a escribir muy tarde
7 / 03 / 2013 - Por Mauricio Bertuzzi


3. TEATRO | "Los Opas (otro drama burgués)" de Daniel Dalmaroni | Chau, mamá
18 /04 /2012 - Por Sandra Ferreyra
 

4. LIBROS | "Cámara Gesell" de Guillermo Saccomanno | El hombre, lobo del hombre
25 /01 / 2013 - Por Sylvia Nadalin
 

 5. TEATRO | "Amar" de Alejandro Catalán | Soledad para seis
4 /06 / 2012- Por Eugenia Guevara

6. TEATRO | "Los días felices" dirigida por Lamberto Arévalo | Con la tierra al cuello
5 /06 / 2013 - Por Lía Noguera

7. TEATRO | "Las Prodigio" de Juan Gabriel Miño | Dos chicas complejas
4 /09 / 2013 - Por Gonzalo Marina

8.  TEATRO | "Todo lo demás no importa" de Andy Chacón Álvarez | Una delicia sonora
16 /08 / 2013 - Por Cecilia Perna


9.  CINE | "Un método peligroso" de David Cronenberg | Psiquis perturbadas

3 /03/ 2012 - Por Leonardo Maldonado


10. TEATRO | "Hernanito" de Alejandro Acobino | Cumbia evangelista, y de la buena
22 /05 / 2012 - Por Ximena Zabala


RANKING ANUAL | Las 10 más leídas de 2015




1. CINE| "Birdman" (I) de Alejandro González Iñárritu | ¿De qué hablábamos cuando hablábamos de amor?
 Por Eugenia Guevara

Los Óscar no me interesan. En general si es una de "los Oscar" prefiero no verla. Desde Danza con lobos (1990) me parecía que Óscar era igual a aburrimiento y pesada bajada de línea moral o ideológica. En el último intento, vi 40 minutos de Vivir al límite (2009), en los que fui tremendamente infeliz y lamenté muchísimo que la misma Kathryn Bigelow que había hecho algunas buenas películas en los 80 hubiera dirigido semejante basura. Era mala, aborrecible por su "mensaje", aburrida, fea y sin ningún brillo. La política internacional de Estados Unidos había devorado el talento, el glamour, las estrellas y la idea de felicidad a la que Hollywood nos había acostumbrado en sus mejores años. Seguir leyendo

 
2. MODA | OSCAR | Duros, apretados y aburridos
Por Florencia Mangini  

Juntarte a ver los Oscar con amigos puede ser un buen plan o un embole total, lo cual depende de la ceremonia en sí, no de la reunión. La nuestra fue graciosa, incluyó comida, bebida, postre y posteos on line siguiendo los premios. La estatuita no es sinónimo de calidad pero sí de éxito, se la critica mucho pero cuando hay una peli argentina nominada, obvio queremos que gane. Esta vez no, a muchos Relatos Salvajes no nos despertó tal sentimiento. A mí sí me impresionó ver a Armandito Bo recibiendo un premio, con una carrera más silenciosa que la de Damián Szifrón. Ahí estaba, en el lugar que muchos querrían estar. Tendría más para decir de Bo, positivo y negativo, pero no es el objetivo de esta nota. La ceremonia de entrega cuenta con varios atractivos como la famosa alfombra camino a la fama, el conductor, los presentadores y los números musicales de turno. La noche del 22, todas las razones para ver el Oscar no alcanzaron. Seguir leyendo

Por Natalia Maya

¿Cómo vivir juntos?

Los combates se producen en la intimidad de un encierro: en el Congreso de la Nación, en un departamento cualquiera de la calle Riobamba, pero ¿cuál es la dialéctica de la palabra cuando el sentido ha emprendido la fuga?

En El combate de los pozos estamos frente a un futuro en distopía ocupado por multiversos paralelos de la reunión, de un lado un grupo de políticos, una diputada, asesores, hijos de… y legisladores; del otro, un grupo de lectura que se reúne en torno a la publicación de su revista número uno de filosofía política, luego de algunos fallidos en la salida del número cero. Seguir leyendo

 
Por Alba Ermida

Un descubrimiento acertado del teatro contemporáneo es la adaptación de textos no dramáticos, bien llevándolos a una interpretación actual, bien revisándolos desde la perspectiva del lenguaje y la estética.  Es un acto de generosidad por parte de un director traer al presente un clásico: una forma nueva y atractiva de asomarnos a la literatura más descollante. Seguir leyendo

 

La catarsis puede ocurrir incluso al cantar, a todo pulmón, simplonas tonadas románticas, aquellos éxitos que tres o cuatro décadas atrás inundaban las radios en español –Massiel, Paloma San Basilio, Umberto Tozzi, Miriam Hernández– y que ahora conforman la programación de la nostalgia. Con sus tonadas pegajosas y ritmos machacones, resultan el vehículo perfecto para que Gloria exprese su vida de mujer madura, casi sesentona pero todavía atractiva, cuya sonrisa arrebatadora, casi luminosa, oculta detrás de unos amplios anteojos, esos mismos que las estrellas televisivas y fílmicas usaban en las modas setenteras y ochenteras. Seguir leyendo

6. TEATRO | "Siembran" dirigida por Eugenia Hadandoniou | Todas las paredes son el teatro
Por Candelaria Díaz Gavier
 
Sólo tres de las cuatro paredes que forman los espacios en nuestro imaginario están presentes en un escenario. La cuarta pared del teatro -justamente esa que no se ve y por eso, la única imaginaria-, es lo que le hace al teatro ser teatro. Pero la obra Siembran, dirigida por Eugenia Hadandoniou y escrita y actuada por Daniela Valdéz, Delfina Díaz Gavier y Gustavo Kreiman, no se monta en un teatro sino en un departamento en la ciudad de Córdoba. Con esa intimidad y cercanía, el espectador que está sentado puede mirar con la sutileza de una cámara y serle indiferente a esas imágenes, pero también puede oler y escuchar como si estuviera efectivamente presente dentro de la imagen. Siembran es una obra que descansa sobre la realidad de la cuarta pared, que es también su no realidad. Seguir leyendo

 
7. BAFICI | "Theory of Obscurity: a film about The Residents" de Don Hardy | Anatomía de un anonimato
Por Alejandro Dramis

Con cuarenta años de carrera y más de sesenta discos en la calle, The Residents se convirtió en una banda de experimentación musical y audiovisual famosa por el enorme desconocimiento y la poquísima información que ha circulado sobre sus miembros durante todo este tiempo. Varias razones acompañan esas circunstancias, pero fundamentalmente dos: la primera es que siempre, desde el primer momento de su existencia, los miembros de la banda subieron al escenario disfrazados y con sus rostros cubiertos con máscaras, y cuando no, tocando detrás de telones que impedían ver sus caras. Además, jamás dieron una entrevista a la prensa ni se fotografiaron sin caretas, razón por la cual todavía, después de cuatro décadas, nadie sabe realmente quiénes son estos extraños residentes. La segunda razón viene con el título del film puesto en práctica: la Teoría de la Oscuridad, o la creencia de que solo un artista puede ser verdaderamente libre y auténtico en sus creaciones si se mantiene en el anonimato, evadiendo la prensa, el culto a la idolatría y la necesidad de pertenencia a la industria del star-system. Es por eso también que los Residents, a su edad temprana han creado su propia discográfica, Ralph Records, y su propia productora, The Cryptic Corporation. Seguir leyendo


Por Cecilia Perna

Tengo este problema histórico con las películas, con todas las películas: me las olvido. Pero nunca para siempre. Al tiempo reaparecen transformadas, metidas en mi memoria como parte de mi cuerpo. Igual que los sueños, que vuelven fragmentados durante el día. Un rostro, un color, un movimiento. Pensar en un director, para mí, es pensar un gesto fílmico.  Nombremos dos: en mi memoria, Godard es un plano secuencia girando en el espacio y Fellini, la melancolía abarrocada del set en el set, perfectamente encuadrada. (¿Quién mira? ¿Quién escucha?) Nombremos estos dos, retengámoslos. Como en un sueño.  Seguir leyendo
 


Por Leonardo Maldonado

El martes pasado en el marco del BAFICI, el realizador Andrés Di Tella moderó en el Salón Dorado del Teatro Colón una conversación entre la actriz francesa Isabelle Huppert, invitada de honor del Festival y el artista plástico argentino Guillermo Kuitca. El tono del encuentro, que duró exactamente una hora, fue intelectual y sensible. Intercambiaron ideas y concepciones sobre el arte, sus propias obras y el trabajo del otro. Apenas ingresó al recinto, Huppert pareció intimidarse, incluso asustarse, con los efusivos aplausos del auditorio. Todas las miradas estaban concentradas en su figura.  Seguir leyendo

10.  ENTREVISTA | Esteban Llamosas | El Mal de la corrupción social
Por Sylvia Nadalin

Esteban F. Llamosas es un joven escritor cordobés que ya lleva publicadas cinco novelas estructuradas como saga de Los casos del detective Lespada (la serie se inició en 1998 con El rastro de Van Espen), un personaje solitario y cínico que vive con su gato Raimundo y trabaja, en su oficina en el 1º B de la calle Colón, con su ayudante Cherkavsky, guiños referenciales a lo mejor de la novela negra moderna. Seguir leyendo

22 de abril de 2015

BAFICI | Isabelle Huppert: "Actuar es actuar con otro"



Por Leonardo Maldonado
Fotos: Alexis Maldonado y BAFICI

El martes pasado en el marco del BAFICI, el realizador Andrés Di Tella moderó en el Salón Dorado del Teatro Colón una conversación entre la actriz francesa Isabelle Huppert, invitada de honor del Festival y el artista plástico argentino Guillermo Kuitca. El tono del encuentro, que duró exactamente una hora, fue intelectual y sensible. Intercambiaron ideas y concepciones sobre el arte, sus propias obras y el trabajo del otro. Apenas ingresó al recinto, Huppert pareció intimidarse, incluso asustarse, con los efusivos aplausos del auditorio. Todas las miradas estaban concentradas en su figura. 

Para dar comienzo a la charla, Di Tella propuso hablar sobre la relación entre teatro y pintura. Huppert se refirió de inmediato al director norteamericano Bob Wilson, con quien trabajó en 1994 en obra Orlando, de Virginia Woolf, porque encontraba que su obra era muy pictórica:

I.H.: La pintura, en la medida en que concierne a la mirada, el movimiento, es un espectáculo. Entonces se puede tender un hilo entre la pintura y el teatro. El cine es distinto: convoca muchas expresiones. La pintura de Guillermo brinda un espectáculo. Pese a su abstracción, puede ser vista como un espectáculo. Bob Wilson decía que yo tenía la capacidad de trabajar de modo abstracto.
A. D.: ¿Cómo es una actuación abstracta? ¿Es pensar?
I.H.: Sí, es pensarla. Hay un universo casi matemático en la estética de Bob Wilson.

Pero enseguida la conversación viró hacia el cine: 

G. K.: Isabelle compone personajes de enorme densidad, de sufrimiento. 
I.H.: Es el espectador el que sufre al ver el sufrimiento del actor, no éste. Se piensa que los actores sufrimos en lugar de los personajes. Es un gran desconocimiento de lo que ocurre con el actor. Imagino que pasa lo mismo con un pintor. 
A. D.: Isabelle ganó el Premio Stanislavksi por profundizar las enseñanzas del maestro.
I.H.: Fui a buscar el premio a Rusia (se ríe por primera vez). Es un premio muy simbólico. Luego de lo poco que leí de él, me dije: hacía Stanislavksi sin saberlo (se ríe por segunda vez, ahora de manera más efusiva).

Huppert contó que el día anterior fue al atelier de Kuitca y que le fascinó ver al artista mirar sus propias pinturas y se preguntó cómo hacía para mirar su propia obra. Fue uno de los momentos más intensos de la charla, probablemente porque reflexionaron sobre la intimidad: 

I.H.: Él está solo ante su tela, yo estoy dentro de un sistema que es colectivo. No creo que se dialogue con el director en el sentido común del término. Hay reacciones inconscientes, hay intuiciones. El pintor está solo ante su tela y dialoga con sí mismo. Pero en un film también hay diálogo con uno mismo.
G.K.: En todo caso se trata de un momento privado. En la pintura no hay modo de consenso. Quiero pensar la privacidad como una unidad pictórica.
I.H.: Me gusta mirar los cuadros sola.
A.D.: En algunos de tus films, a uno le da vergüenza asistir a momentos tan privados.

Di Tella le preguntó a la actriz cómo fue su experiencia de trabajo con la fotógrafa norteamericana Roni Horn. “El trabajo final cuestiona los límites entre el movimiento y la fijeza. Ella tenía dos cámaras de fotos y una luz blanca muy fuerte. Conocía muy bien mi trayectoria. Voy a poner los nombres de tus películas en un sombrero, dijo. Vas a elegir al azar uno de ellos. Durante dos o tres horas vas a tener que encontrar el sentimiento que te movió para hacer ese film. Al principio fue muy abstracto. Roni logró más de cien expresiones mías”, dijo. Conversaron luego sobre la autoría de sus obras:

I.H.: Nuestros casos son completamente diferentes. No es la misma responsabilidad. Hice películas muy distintas. Pero no son mis películas, no tengo sentimiento de apropiación. Él tiene sus obras en museos. Me gusta que mis películas se vean. Me emociona que se hagan retrospectivas de mis películas pero no me importa mucho (se ríe por tercera vez).
G.K.: Entiendo que tus films no son tuyos. Son fundamentalmente de los directores. Pero en muchos casos, el foco está puesto en tu trabajo.

Huppert reflexiona acerca del proceso de terminación de una obra y sentencia: “No quisiera ser directora porque me costaría terminar una película. Siempre pido tomas suplementarias”. Y le  pregunta a Kuitca cuándo decide terminar una pintura. “La obra termina cuando desaparece de mi vista, cuando no la veo más”, contesta él con una sonrisa.  Di Tella le pregunta a la actriz si sabe o intuye, cuando rueda, cuál será la toma definitiva, puntapié que le permité a ella definir al cine y arribar a otro gran momento de la charla:

I.H.: No, siempre está el temor. El cine es el arte de lo aleatorio. Y luego está la etapa del montaje, donde surge la significación. La etapa de la filmación es muy limitada con respecto a la fase de montaje. Sabiendo eso, me angustio. Espero que elijan mi mejor momento.
A.D.: ¿Te sorprendes luego al verte en un personaje?
I.H.: No, lo que me sorprende es que hay tres películas. Está la película oficial, la del guión, el film que todo el mundo cree estar haciendo. Pero también están la película del director y la película del actor. Al verse, uno puede pensar: no era eso lo que yo hice (se ríe por cuarta y última vez). Siempre ocurre así. Hay que hacer un duelo, pero no es grave.
G. K.: Sí hay sorpresa, accidente. El proceso pictórico está lleno de accidentes. El accidente es un gran aliado. Hice esto, pero obtuve esto otro.
I.H.: Adoro lo que acaba de decir Guillermo. El teatro es más previsible, en el cine hay más accidente. Adoro el accidente. Como decía Bob Wilson, el juego es improvisación. Un segundo después no sé lo que estoy haciendo. Pero más allá de la improvisación está el accidente. No es lo usual, pero hay directores que cortan el accidente.

Finalmente, Kuitca expresa su admiración por el trabajo de la actriz y Huppert, para sorpresa de muchos de los asistentes, que la contemplamos tan segura y fuerte en sus films, confiesa la fragilidad que la atraviesa cuando compone un personaje:

G.K.: Viendo un fragmento de Heaven's Gate, cuando entras a un cuarto con Christopher Walken, él te mira como diciendo: ¿de dónde salió esta actriz? Queda paralizado.
I.H.: Es mi escena favorita de esa película. Es muy bella. Actuar es actuar con otro. No todos los actores saben hacerlo. Uno actúa con el otro pero dentro de un medio que es un arte de la fragmentación. El teatro es un arte unificador. Pero a veces es difícil lograrlo por más que sea un arte unificador. El teatro es un arte muy misterioso. También está el público. Acontece cada noche de manera distinta. Actuar es una expresión muy frágil, muy volátil.

29 de diciembre de 2014

RANKING ANUAL | Las 10 más leídas de 2014


Por Eugenia Guevara

En los siete años de actividad de Ruleta China nunca cubrimos exhaustivamente el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) como vamos a hacerlo ahora. Un par de años porque no nos acreditaron; otros años, porque nos olvidamos de intentarlo o nos pareció inútil insistir para lograrlo. En esos años de incomunicación entre nosotros y el BAFICI, el núcleo duro del festival se mudó a Recoleta: un poco a los cines Village y otro poco al Centro Cultural y la verdad, es un entorno mucho más estimulante (por los árboles, el cementerio, los artesanos, los olores y los turistas) que su sede principal anterior, el Shopping del Abasto y zonas aledañas.
Se van a proyectar este año más de 400 películas. Por eso, proponemos una especie de mapeo en siete puntos para aportar ideas a la hora de armar una posible -o deseable- agenda del festival:...Seguir leyendo


2. TEATRO | "No inventes lo que no quieras que exista" dirigida por Agustín Pruzzo | Informe del cielo y el infierno


Por Lía Noguera

La experiencia es diferente. Desde la llegada a la recepción del mítico edificio Bencich, diseñado por el arquitecto francés Édouard Le Monnier en 1927, nos invade una extraña sensación, mezcla de desconcierto y desconfianza. Y allí, uno pocos elegidos esperamos que un señor nos conduzca por el ascensor rumbo a Estudios Caracol, en la cúpula de esta magnífica construcción y una vez arribados, ante la monumental vista que nos atrapa, ya no nos importa nada: ¿qué más podemos esperar ante tal paisaje, ante un cielo que sentimos tan cerca entre medio de numerosos edificios pintorescos y calles del microcentro porteño vacías? Pero sí, hay más por esperar, hay más por ver, escuchar y deleitarnos ya que una mujer gritando desde una ventana de la cúpula nos interpela y otra mujer nos conduce al interior del espacio del estudio Caracol en donde se desarrollará la obra No inventes lo que no quieras que exista, basada en textos de Silvina Ocampo e interpretada por Florencia Carreras. Seguir leyendo

3. BAFICI | "El Futuro" de Luis López Carrasco | Una película que hace feliz


Por Eugenia Guevara

Michelangelo Antonioni, que revolucionó al cine, le dijo a Godard en 1964: "quiero contar historias diferentes con medios diferentes". En esa frase pensé todo el tiempo mientras veía El futuro, la película española que para nosotros es candidata a ganar el BAFICI, y se me hizo mucho más presente cuando al final recordé el final de El eclipse, quizás la más bella y perfecta película de Antonioni. Ambas terminan sin los personajes, con una sucesión de planos fragmentarios de la ciudad. Al menos en El eclipse algunos de los escenarios se correspondían con los que Vittoria y Piero habían transitado. Además, sabíamos que ellos eran Vittoria y Piero, conocíamos la oficina de él, la mamá y el ex novio de ella, mientras que casi nada sabemos de los personajes de El futuro: no tienen nombre, son cuerpos y rostros hermosos, adornados y vestidos de manera fascinante; son energías, conductas y a lo mejor, si alcanzamos a escuchar algo de lo que dicen también son ideas, anécdotas, discusiones, banalidad, canción. Son jóvenes de fiesta en un departamento, en 1982, cuando el Partido Socialista y Felipe González habían ganado las elecciones en España. Seguir leyendo

4. TV | "Viudas e Hijos del Rock & Roll" por Telefé | Desesperados por el sexo


Por Leonardo Maldonado

Apenas Telefé comenzó a exhibir en horario central Viudas e Hijos del rock & roll, la nueva tira de Underground, la productora de Sebastián Ortega, las comparaciones con el éxito alcanzado por Graduados hace dos años fueron inevitables. Otra vez la narración de un encuentro entre una pareja que pisa los cuarenta, la puesta en escena de una serie interminable de flashbacks de un pasado adolescente tan idílico como conflictivo, nuevamente el tono nostálgico de una época perdida y el eje puesto en la música como integradora de ambas etapas. Lo único que parece haber cambiado es la época: los 90 reemplazan aquí a los 80. No obstante, hay un signo que la diferencia de su antecesora: el sexo. Seguir leyendo

5. MÚSICA | Semidawi en Sala Siranush | La alegría de conquistar una potencia


Por Cecilia Perna 

Ahí estábamos, con mi amiga Gabi, en uno de los varios livingcitos montados en la sala inmensa de un teatro a la italiana el viernes 28 de marzo. Una mezcla de tradición y modernidad en la sala Siranush, en el corazón de Palermo Soho. Esperábamos -con una picadita armenia y botella de tinto- el final del servicio de mozas que daría lugar al comienzo del espectáculo Ambos a la vez, de los dos ex Redondos, Semilla Bucciarelli y Sergio Dawi. La propuesta: 14 cuadros sonoros en los que, mientras Dawi, camuflado sobre el escenario y acompañado de sampleras, tocaría su saxo, Semilla pintaría en vivo sobre una tablet para proyectar sus trazos en la escena... Seguir leyendo

6. TEATRO | "El rastro" dirigida por Alejandro Tantanian | Réquiem para una sola voz


Por Alba Ermida

“El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Esta frase, eco repetido en la conciencia de Nora García, resuena como el sentido primero y último de este drama, hijo de su homónima novela original.
Margo Glantz escribe El rastro en forma de monólogo interior para darle voz a una mujer que asiste al entierro de su ex marido. Analía Couceyro y Alejandro Tantanian llevan a escena este largo discurrir de la conciencia de una viuda en forma de monólogo, también interior. Pues, aunque Nora García hable con el público, realmente habla consigo misma, con su conciencia. Tanto es así que en varios momentos de la obra su personalidad se desdobla y su discurso pasa a ser en primera y tercera persona: “Yo, Nora García. Ella, Nora García”. Seguir leyendo

7. CINE | "Mujeres con pelotas" de Gentile y Balanovsky | ¿Fútbol para todas?


Por Alba Ermida

Mujeres con pelotas es el registro de una lucha inconsciente, como casi todas las luchas, que significan mucho si las ves desde fuera, con la distancia social o histórica, pero que desde dentro, no supone más que la reivindicación diaria de algo que se considera legítimo.
Unas niñas que quieren jugar a la pelota con el pie. ¿Qué hay más simple y cotidiano? El concepto no es ni revolucionario. Sin embargo, citando a Ortega y Gasset, “yo soy yo y mi circunstancia”; no podemos disociar a estas chicas de la sociedad en la que viven y es ahí donde encontramos la resistencia. El problema, realmente, es el pie, porque si ellas quisiesen jugar con la mano no estarían mal vistas: ni a las jugadoras de pelota al cesto ni a las de vóley se les llama “marimacho”. Seguir leyendo

8. TEATRO | "Cumbres Borrascosas" de Lolo y Lauti | Eléctrica pasión 


Por Eugenia Guevara

Cumbres Borrascosas de Emily Brontë es la historia de un huérfano, Heathcliff, quien luego de amar y ser humillado, herido de resentimiento, toma venganza, aunque eso implica también su destrucción y la de Catherine. Todos más o menos conocemos esa novela de pasión, dolor, infelicidad y odio, donde la diferencia de clase - o la cuestión del origen - se vuelve una marca irremediable que provoca abismos. De esa diferencia "de clase" parte la versión de Cumbres borrascosas de Lolo y Lauti, con texto de Gael Policano Rossi, que traspone el clásico "mediante una instalación compuesta por electrodomésticos, luces y audio"... Seguir leyendo

9. TEATRO | "Iván y los perros" dirigida por Stolkiner y García Mendy | Poéticas de la alienación 


Por Luciana Estévez

Moscú. Década del ‘90. Todo el dinero se había ido y no había con qué comprar comida. Así que Madres y Padres trataron de encontrar cosas que pudieran sacarse de encima, cosas que comían, cosas que bebían o cosas que necesitaban calor. Primero fueron los perros. Así comienza Iván y los perros, un texto dramático de Hattie Naylor originalmente pensado para radio, traducido al español por Alejandro Tantanian y llevado a escena bajo la dirección de Mariano Stolkiner y Gustavo García Mendy. Seguir leyendo

10. TEATRO | "Los Hechobolsa" de los hermanos Guerra | Había una vez un baldío


Por Sandra Ferreyra

Los Hechobolsa están buscando un lugar donde hacer su espectáculo y lo encuentran. En un baldío alfombrado de bolsas de nylon, Sifonetti (Mariano Guerra), Lavandini (Diego Passarini) y Bidonette (Gastón Guerra) instalan su carpa. De la colorida crisálida emerge un universo cuya simplicidad reside, paradójicamente, en el entrecruzamiento de múltiples dimensiones. La más notoria a primera vista es la que viene de la mano de idioma: la recuperación de la tradición italiana con la que los argentinos, por nuestra historia, nos identificamos inmediatamente. Y ese es un punto en el que, presumo, los Hermanos Guerra toman una posición estético-política: su lenguaje no se alimenta del exotismo, ni del clásico literario, ni de la abstracción esteticista; encuentra su materia también en los signos y las imágenes que la vida suburbana generosamente provee: “no tomo ma’, te juro que no tomo ma’” es la promesa que todos sabemos que Bidonette no va a cumplir. Seguir leyendo

11 de diciembre de 2014

CINE | "Apuestas perversas" de E. L. Katz | El horror del dinero



Por Leonardo Maldonado

Craig (Pat Healy), un mecánico con serios problemas financieros que acaba de ser despedido de su trabajo, se encuentra en el bar con un amigo de la infancia, Vince (Ethan Embry), un ladrón que ha estado en la cárcel un tiempo. Recuerdan viejas épocas y se confiesan algunas miserias de la vida cotidiana, se emborrachan y toman contacto con un extraño matrimonio: el millonario Colin (David Koechner) y su bella esposa Violet (Sara Paxton), que esta noche festeja su cumpleaños y desea cumplir, a cambio de un buen puñado de dólares, cualquier tipo de capricho. Necesitados de dinero, Craig y Vince aceptan someterse a todos los tipos de pruebas que estos perversos les proponen. Con su cámara digital, Violet registra los violentos episodios de la noche. 

Apuestas perversas (E.L. Katz, 2013) se inscribe así en la línea de películas norteamericanas que pone el acento en las maneras más rápidas, fantásticas y brutales de ganarse el dinero en el marco de un capitalismo feroz que explota a los trabajadores de todas las maneras posibles y excluye a millones del universo ideal que le promete. Por mencionar algunos ejemplos, el mundo de las apuestas, las mafias y el juego ha sido muy bien trabajado por Martin Scorsese en El color del dinero (1986) y en Casino (1995). En Propuesta Indecente (1993), Adrian Lyne banaliza y espectaculariza al mismo tiempo el dilema moral que enfrenta un matrimonio al permitir que la esposa se acueste con un multimillonario que le ofrece a cambio un millón de dólares. Para citar un último ejemplo, en El club de la pelea (1996) David Fincher muestra cómo un hombre frustrado de fin de siglo puede divertirse, encontrar sentido a su vida y ganar dinero en el boxeo ilegal al tiempo que mitiga sus fantasmas y fracasos. 

A diferencia de estas películas, Katz enmarca la acción en un género distinto, el horror, y hace hincapié en la psicología perversa de los dominantes con el objeto de mostrar cómo el sistema ha forjado una élite privilegiada que no sabe ya cómo divertirse dentro del propio sistema, es decir, de la manera más o menos neurótica y civilizada que el propio sistema -la cultura del sistema- propone e impone. Cómo, dónde y con quién excitarse y entretenerse cuando ya se tiene todo. Colin y Violet lo saben: en la ilegalidad, en la intimidad, con el cuerpo de los pobres diablos devastados por el sistema, y con la muerte como posible y deseable horizonte. Al final, Violet le gana a su marido los diez dólares que le había apostado con respecto al desenlace que desplegaron con Craig y Vince: una suma insignificante en relación al costo del juego.  

Si bien alguna que otra vuelta de tuerca puede causar cierta sorpresa, el final es completamente previsible. El director maneja bien los tiempos de las escenas, sabe cómo imprimirles la dosis justa de violencia y patetismo, e intercambiar los pasajes decididamente violentos y escatológicos con otros de corte sentimental y nostálgico. No acusa ni juzga a ninguno de los cuatro personajes, verosímiles y contundentes en las pieles de los actores. A diferencia de lo que ocurre con la violencia, Katz no lleva al límite la escena de sexo, cuya tímida puesta en escena responde más a los cánones de la gran industria y no a la de un film indie de bajo presupuesto: le falta carne. Muchas críticas sobre el film elogian y exageran su humor negro, que lo tiene sin dudas. Ahora, si el espectador prefiere reírse con la posibilidad de que un tipo le corte el meñique a otro con una filosa cuchilla en una mesa de apuestas, no se pierda el episodio final que Quentin Tarantino dirigió para Cuatro Habitaciones (1995).

Cheap Thrills, 83'. Director: E.L. Katz.

29 de octubre de 2014

CINE | "Polvo de estrellas" de David Cronenberg (I) | La parada de los monstruos


Por Leonardo Maladonado

Los críticos de La Nación online calificaron de la siguiente manera los estrenos de cine del jueves 23 de octubre: Barroco (Estanislao Buisel), buena; El amor en los tiempos de selfies (Emilio Tamer): buena (en el trailer se nota claramente que se trata de un film pobrísimo tanto a nivel de la trama como de la puesta en escena); El último amor (Sandra Nettelbeck): buena; de Annabelle (John R. Leonetti) no consta la calificación y Polvo de estrellas (David Cronenberg): buena. Pareciera que todo fuera lo mismo para estos reseñistas; un claro ninguneo al cine de autor (lo mismo sucedió un par de semanas atrás con Magia a luz de la luna, del gran Woody Allen). Pregunta: el cine de Cronenberg: ¿es igual de bueno que el del resto de los realizadores que estrenaron sus films esta semana? Acaso los mundos que propone, ¿son igual de creativos, de sensibles, de perturbadores y personalísimos como los representados por los otros directores? Clarín y Página/12 le reconocen otro estatuto: para el primero su último film es muy bueno (¡por fin Clarín no miente!) y el segundo lo aprueba con un ocho. 

Si en Mullholand Drive (David Lynch, 2001) una joven actriz, ingenua, bella y rubia, llegaba a la denominada Meca del Cine con el sueño de convertirse en una celebridad y de a poco ingresaba en una pesadilla, en Polvo de estrellas Cronenberg nos ahorra la secuencia del sueño americano. La misteriosa, joven y rubia Ágatha (Mia Wasikowska), que esconde tanto como puede las quemaduras de su piel producidas en un lejano incendio, no está interesada ni en el glamour ni en el ingreso en el mundo de las películas. Lo que busca es reencontrarse con su hermano menor, Benji (Evan Bird), de trece años, un galancito caprichoso que ha triunfado gracias al desmedido trabajo de sus padres por introducirlo en el mundo del showbussiness. Ágatha, que parece psíquicamente perturbada, lo necesita para explicarle algunos eventos ocurridos en el pasado y concretar una ceremonia que se deben. Por azar, consigue emplearse como asistente personal de Havana (Julianne Moore), una actriz emocionalmente inestable que trata de hacer lo imposible por obtener el papel de su vida: ser la protagonista de la remake de una película en B&N protagonizada por su madre, famosa actriz en su tiempo. 

Polvo de estrellas (en el original Maps to the stars) es un film que representa a Hollywood como un mundo oscuro y asfixiante producto del capitalismo salvaje del siglo veinte y del que es difícil desentenderse si se ha formado parte de él. Es un mundo frívolo y narcisista que genera tanta adicción y destrucción como la cocaína. Cronenberg lo retrata como una familia disfuncional constituida por monstruos, muchos de los cuales no tienen ni necesitan maquillaje. Es sobre todo un film sobre el cuerpo, o sobre los efectos que produce este mundo en el cuerpo, o mejor aún, con los intentos de estos cuerpos abatidos por encontrar cierta calma, trascendencia, epifanía o felicidad. Como en Crash (1996), hay cuerpos reparados, rotos, quemados (el de Ágatha es el ejemplo más evidente, pero su cuerpo no está menos lacerado que el de Havana); como en eXistenZ (1999), hay cuerpos que son modificados artificialmente (el efecto visual en el rostro de Jerome, el chofer de la limusina, interpretado por Robert Pattinson); como en La mosca (1986), hay cuerpos que parecen haber sido extrañamente concebidos (Benji) y como en Pacto de amor (1988), los cuerpos de los hermanos se necesitan y se reclaman. 

Cronenberg no deja de retratar cuerpos que sufren: el desamparo (Ágatha), el miedo (el padre de los jóvenes, un oscuro John Cusack), la culpa (la madre de los chicos), el envejecimiento (Havana), el dolor (Azita, la actriz que pierde a su hijo), el fracaso (el chofer de la limusina). Pero son a su vez cuerpos que luchan como pueden: la desintoxicación (Benji), el retraso del paso del tiempo y la superación de un trauma (Havana), el amor y la comprensión (Ágatha), el éxito (Jerome), el olvido de un hijo (los padres de Benji y Ágatha), el coito (Jerome). Mientras Benji es un adulto en el cuerpo de un niño, Havana es una niña en el cuerpo de una menopaúsica. Como en El resplandor (Kubrick, 1980) hay niños fantasmagóricos que aparecen para augurar malos presagios y despertar pesadillas en sus videntes. Y al igual que su colega norteamericano, que hace orinar a Nicole Kidman en Eyes Wide Shut (1999), Cronenberg también deserotiza a la diva y la sienta a Moore (que ganó el premio a la mejor actriz en Cannes) en el wáter: Hollywood ultra exposed. 

La primera gran escena perturbadora del film es una especie de lucha cuerpo a cuerpo con desventaja absoluta para la mujer: Stafford Weiss, el padre de Benji, quiropráctico y asesor espiritual de moda de las celebrities, experimenta en Havana una extraña terapia que incluye al mismo tiempo sesión de masajes y control mental. Metáfora de un sexo duro y salvaje que no hace más que lastimar y lograr un efecto de insatisfacción, como ocurre en el pasaje del menage á trois y en el de la limusina. A medida que el film avanza, diversos elementos fantásticos (las apariciones de los muertos) transforman el drama en una extraña ciencia ficción. Pero este sesgo fantasmagórico tiene un corte brutal cuando Stafford estalla -no hay mejor palabra que esa para describir lo que le pasa- contra su hija. Cronenberg logra un realismo bestial que muta nuevamente el género del film: el horror desplaza el drama atravesado por la fantasía. No hay cuerpo que soporte la irrupción de lo siniestro.

Polvo de estrellas, Maps to the Stars, Canadá-Estados Unidos-Francia-Alemania/2014, 111'. 

22 de octubre de 2014

CINE| "Magia a la luz de la luna" de Woody Allen | La geometría del amor


Por Leonardo Maldonado

Desde hace unos cuantos años, los críticos de cine de los periódicos nacionales más importantes y de muchos sitios web dedicados a la cultura y al cine comenzaron a realizar una suerte de clasificación de las películas de Woody Allen. Las dividen en buenas o malas, superiores o inferiores, profundas o livianas, interesantes o flojas. Pocos reflexionan seriamente sobre los distintos aspectos intervinientes que hacen un film: la puesta en escena, la dirección de actores, el vestuario, la dirección de arte, la historia, los diálogos, la musicalización, el género cinematográfico, los signos de autoimplicación. Se ha escrito que Match Point (2005) es mejor que Medianoche en París (2011), que la comedia musical Todos dicen te quiero (1996) es ligera y pasatista en comparación con Manhattan (1979) o con la bergmaniana Interiores (1978), y que con su última producción, Magia a la luz de la luna (2014) perdió el rumbo, o el tino -en fin, el talento- que había recuperado con Blue Jazmine (2013). 

Muchos críticos se quejan de que sus films son excesivamente hablados, ¿pero qué cinta norteamericana no lo es? Cronenberg tiende a hacer lo mismo: pensemos en Un método peligroso (2011) y sobre todo en Cosmópolis (2012). Se lo acusa también de repetir de film en film un personaje neurótico, ¿pero acaso el cine hollywoodense no se maneja con arquetipos? Que ha ido perdiendo originalidad en los argumentos, que sus chistes ya no son graciosos, que no trabaja especialmente la puesta en escena, que el personaje de su alter ego está agotado. De Magia a la luz de la luna varias reseñas hacen hincapié en que el espectador puede anticipar la vuelta de tuerca o prever el final casi desde el comienzo, ¿pero qué espectador no realiza esa operación cognitiva con cualquier film comercial? Como si alguien no pudiera adivinar cómo terminará la próxima Batman

La acción transcurre en 1928. Stanley (Colin Firth), un ilusionista inglés, cortés, frío y racional como todo lord inglés aunque pertenezca a la clase trabajadora, es convocado por un amigo, mago también él, para que desenmascare a una presunta médium, la norteamericana Sophie (Emma Stone), que tiene embelesada con sus supuestos poderes (se conecta con el fallecido pater familias) a una familia aristocrática francesa, en especial al hijo menor y heredero de una cuantiosa fortuna. Stanley acepta el desafío y se traslada a la Costa Azul para enfrentarse a la mujer. Allen dota a sus criaturas de diálogos geniales e ingeniosos en los que contrapone la razón y la fe, lo verdadero y lo falso, la emoción y el pensamiento, lo americano y lo inglés, el mundo tangible y el oculto. A su pesar, y como era de prever, Stanley termina, y aunque no quiera reconocerlo, locamente enamorado de Sophie. 

En medio de las desesperadas damas de honor de Guerra de novias (2009), de los revolcones ATP de los llamados Amigos con beneficios (2011), de la vida conyugal con una mascota en Una pareja de tres (2008), y de la existencia de relaciones Sin compromiso (2011), por la concepción de amor y de embuste que despliega, por los diálogos en los que se reflexiona acerca de las relaciones humanas, en especial del amor (es ejemplar en este sentido el último de ellos, el que Stanley mantiene con su tía), y por el lugar que le otorga al beso de la pareja protagónica, Allen dignifica el género: la comedia romántica. En qué película de este género un personaje masculino le dice al femenino a qué hora del día la luz la hace más fotogénica. Sólo en uno en que se reflexione implícitamente sobre el cine. 

Todo es bello e inocente en Magia a la luz de la luna, titulo naif y atractivo a un tiempo que sitúa al espectador en el género. No falta ni uno solo de los contenidos y de los tópicos de la comedia romántica del mejor cine clásico de Hollywood: el amor exento de deseo, la lluvia que moja y sacude los cuerpos de los enamorados, un cielo estrellado con luna, un casamiento preestablecido por razones estrictamente económicas, una tía que ha fracasado en el amor y que aconseja a las nuevas generaciones de manera especialísima, un baile de etiqueta que termina en desilusión. Como en Medianoche en París, el film está teñido por la nostalgia de una época perdida e irrecuperable. 

Allen ha hecho encuadres de cámara bellísimos, en muchos de los cuales el fondo fuera de foco es insolentemente atractivo: el azul del Mediterráneo o los tonos de verdes de los árboles. Los primeros planos de Firth y de Stone alcanzan una intensidad encantadora: en uno de ellos, la actriz no puede lucir más bella y vulnerable en su vestido amarillo. El director no necesita recurrir a efectos visuales novedosos y espectaculares para impregnar de magia y de estilo al tejido del film: le basta un golpe con los nudillos en una puerta para emocionar al espectador. Los críticos tienen razón: acusemos y enjuiciemos a Woody Allen en una plaza pública: ¡es un verdadero embustero! Pero uno inteligente y radiante: sabe que el cine y el amor son dos áreas sensibles que se prestan para la concreción de los más deliciosos artificios y engaños. 

Magic in the moonlight, Estados Unidos, 2014, 97'.  

8 de octubre de 2014

TV | "Viudas e Hijos del Rock & Roll" por Telefé | Desesperados por el sexo



Por Leonardo Maldonado

Apenas Telefé comenzó a exhibir en horario central Viudas e Hijos del rock & roll, la nueva tira de Underground, la productora de Sebastián Ortega, las comparaciones con el éxito alcanzado por Graduados hace dos años fueron inevitables. Otra vez la narración de un encuentro entre una pareja que pisa los cuarenta, la puesta en escena de una serie interminable de flashbacks de un pasado adolescente tan idílico como conflictivo, nuevamente el tono nostálgico de una época perdida y el eje puesto en la música como integradora de ambas etapas. Lo único que parece haber cambiado es la época: los 90 reemplazan aquí a los 80. No obstante, hay un signo que la diferencia de su antecesora: el sexo.

La historia comienza cuando muere Roby (Lalo Mir), el dueño de la Z Rock, y surgen tanto las disputas por la herencia como el manejo de la emisora. El funeral reúne a dos mujeres importantes de su vida: Sandra (Julieta Ortega), su última pareja, y Miranda (Paola Barrientos), su única hija, que estaban distanciadas desde la adolescencia, cuando la hija los descubrió in fraganti en unas vacaciones que pasaron en Villa Gesel. La televisación del velorio es el motor del reencuentro entre Miranda y su amor de verano, Diego (Damián De Santo), que intentará reconquistarla luego de tantos años. La situación se complica cuando aparece una hija ilegítima de Roby, la bella y fresca Vera (Celeste Cid), que tiene derechos sobre la empresa, y los Arostegui, la familia aristocrática a la que ahora Miranda pertenece, que traman arrebatar su inesperada herencia para subsanar sus decaídas finanzas. 

A medida que los personajes se van cruzando, el sexo adquiere fuerza, espesor y vigor. Pipo (Mex Urtizberea), el freak y viejo amigo de Roby, referente actual de la radio, se la pasa hablando cochinadas sexuales por teléfono con sus ocasionales partenaires. Sandra se acuesta con uno de los operadores de la radio, Federico (Nicolás Francella) y en su oficina le practica sexo oral a Bruno (Antonio Birabent) para calmar las tensiones del locutor estrella de la radio. Estela, la secretaria de Sandra, siente fuertes deseos sexuales por Nacho Arostegui (Ludovico De Santo), que a su vez quiere acostarse con Sandra. Tony (Juan Sorini), el petisero de la estancia La Eloísa de los Arostegui es codiciado tanto por Lourdes (Violeta Urtizberea), esposa de Nacho, como por Segundo (Juan Minujín), el esposo reprimido de Miranda, que es hijo ilegítimo del pater familias de los Arostegui, Emilio (Luis Machín), rico venido a menos que no deja de acosar (y acostarse con) Iaia, la mucama. Inés, la esposa de Emilio (una impresionante composición de Verónica Llinás) llega al orgasmo cuando el Polaco (Marcelo Mazzarelo) le proporciona en su gym unos intensos masajes en los muslos. Y por su parte Titi (Georgina Barbarrosa), madre de Diego y pareja del Polaco, lo amenaza con cortarle el miembro si lo llega a arragar en algo raro con esta dama de alta alcurnia. 

Pero la lista de relaciones y de deseos no se detiene aquí, sigue y parece insaciable. Susana (Griselda Siciliani), la ex novia de Diego, no hace más que hablar de sexo de modo figurado o con doble sentido. Mariana (Maju Lozano), importante locutora de la Z, está que arde con Diego pero se abre al darse cuenta que él sigue prendado de Miranda. Su compañero, el gordo y simpático Pedro (Darío Barassi), se desarma en elogios hacia todos los varones con que se cruza: dice Hashtag #le doy cada vez que un muchacho lo atrae. Gaby (María Leal), la madre de Miranda, se vanagloria de que en su juventud no ha dejado títere con cabeza y vuelve a las andanzas cuando, borracha, se le ofrece a Rama (Fernán Mirás), el mejor amigo de Diego. Muchacho inmaduro que sigue enamorado de la Sandra que conoció de pendejo pero se chamuya a Vera, que se prende fuego por Fede, que podría ser otro hijo de Roby y por lo tanto su hermano. En fin, y para resumir, no hay un solo personaje que no esté caliente. 

Parodiando el título de una vieja, disparatada y radiante comedia de Almodóvar, podría decirse que todos los personajes están Al borde de un ataque de celo. Sólo la historia de Diego y de Miranda, la pareja protagónica, está contada y mostrada desde un lugar más romántico, es decir, desde el amor. El resto de las relaciones está más bien representada desde el deseo. Los deseantes se miran, se espían, se tocan, se estudian corporalmente, se revuelcan en cualquier lado, se exhiben para el otro, se desnudan, se histeriquean, gimen, juegan y se dicen las pequeñas groserías de la intimidad que el discurso televisivo permite. Situaciones que están siempre atravesadas por el humor, la parodia o la ironía. Son atractivos la representación y el tratamiento de la frustración sexual que reside y habita en la familia de los polistas: no hay nadie de los Arostegui que no desee mantener una relación sexual extramatrimonial. La hipótesis es vieja pero sigue siendo eficiente y divertida: mientras los ricos (venidos a menos) están plenamente insatisfechos, los rockeros y los fanáticos del rock viven al palo. 

Esta red de insinuasiones, entregas, sospechas y revolcones pasa del cuerpo a la palabra. Estos personajes desesperados por el sexo generan murmuraciones sobre las relaciones de las que son parte, testigos o de las que sospechan. Así proyectan hipótesis, especulan, chusmean, secretean y fantasean. Diálogos que apuntalan el tono de comedia de la tira. Es casi seguro que con el correr de los capítulos apacerán más viudas e hijos, hecho que volverá irrisoria la fortuna dejada por ese animal de la radio (y de la cama) que fue Roby. Aunque uno como espectador prevea el final feliz, habrá que esperar hasta el último episodio para saber si Diego y Miranda serán los padres de un niño o de una niña que heredará el trono de Roby y será la futura estrella de la Z.