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8 de diciembre de 2014

LIBROS | "Estrategias de la pena" de María Esther Vázquez | Poemas tristes


“Este libro mínimo y a menudo melancólico renueva la nostalgia por todo lo perdido, olvidado no se sabe dónde, y recuperado a través de la pena”. 

Por Sylvia Nadalin

De su autora, María Esther Vázquez, figura conocida y emblemática de aquella histórica literatura argentina, todos conocemos un poco. Que inició su vida literaria en la Biblioteca Nacional de la mano de su director, Jorge Luis Borges, con quien trabajó durante muchos años; que escribió más de veinte libros, muchos de ellos premiados, y que el gran amor de su vida, con quien compartió 47 años de matrimonio, fue el poeta y ensayista Horacio Armani, fallecido en mayo de 2013. Esa inmensa pérdida ha sido el motor inconsciente que movilizó la escritura de este pequeño libro de penas.

A través de la poesía, género exquisito y hondo, Vázquez revive, tejiendo alegorías y metáforas, la infancia, la adolescencia, el miedo, la soledad y aquel amor perdido que hay que olvidar para seguir viviendo. Y la naturaleza como el gran escenario humano: lluvia y mar y jacarandás; y la idea de un más allá esperanzador y calmo. Un pequeño libro de recuerdos que la pena y el duelo vuelven hondo e intenso.

En pocos meses, María Esther Vázquez escribió un libro que podemos leer en un día y volver a él por años porque sus versos evocan el devenir de nuestra propia existencia: “Se acordará, ¡Dios mío! /de la mano enlazada, /apasionadamente,/ al final de la tarde,/ al final de los días,/ al final de los años".

"Estrategias de la pena" de María Esther Vázquez, Editorial Victoria Ocampo, 2014, 59 pág.

25 de noviembre de 2014

LIBROS | "Luzazul" de Emilio García Wehbi | Poesía - Performance - Poesía


Por Cecilia Perna

Hay una vocación teatral en Sylvia Plath, cómo negarlo. No es sólo su conocido fanatismo por el teatro isabelino, o el modo en que, cada dos por tres, brota entre sus líneas un verso de forma shakespeariana, lo que hay es, claramente, una vocación de personaje en escena. Un yo transfigurado constantemente por las máscaras de la fantasía que desata su pulso, su ritmo, su lenguaje, haciendo de cada poema un pequeño teatro.

Es esta maravillosa peculiaridad de la poesía de Plath la que Emilio García Wehbi supo captar y trasladar (también en el sentido de traducir) a su obra Luzazul, ópera estrenada en el 2013, en el Centro de experimentación del Teatro Colón. La estructura de la obra está basada en el poema de Plath “Tres mujeres” en la que tres voces, a modo de monólogo, hablan de la experiencia de la maternidad, dando forma a todos los malestares que la cultura imprime sobre el cuerpo materno y de los que, habitualmente, no se habla. 

Este año, la editorial cordobesa, Ediciones DocumentA/Escénicas, publicó el libro Luzazul con el texto dramático de la ópera.  La edición, sumamente cuidada, con bellísimas fotos de la puesta en escena tomadas por Sebastián Arpesella, puede ser considerado un objeto de arte en sí mismo, que permite, en su lectura, una experiencia independiente -aún cuando íntimamente ligada- a la de la puesta en escena. 

Allí podemos ver cómo las tres voces del poema del Plath se transforman en tres camas, signo de la hospitalización: nacimiento, enfermedad o locura, experiencias singulares atravesadas por el molde discursivo de la institución médica, que determina los modos de entender todo aquello que acontece en un cuerpo y, particularmente, en un cuerpo de mujer. 

García Wehbi logra tejer una textualidad delicada y, como un copycat, haciendo uso de una suerte de instinto actoral, capta profundamente las imágenes plathianas, para traducirlas y transliterarlas, dejando la marca, en su escritura en lengua castellana, de las estelas imaginarias que sólo los poemas de Plath lograron construir y marcar en la lengua inglesa. 

Entre sus versos, no sólo están los mismos versos de Plath traducidos textualmente, sino también la insistencia de sus poderosas imágenes: lunas, cortes, globos y homúnculos, soplidos, cenizas y alianzas de boda, que cruzan la imaginería ritmada de los poemas. Pero también allí se cruzan y mezclan otras líneas: la de los grandes personajes femeninos de las tragedias, que unen la vida de Sylvia con la tradición teatral de la representación de las mujeres; la del modernismo latinoamericano que, ya desde el título, nos lleva a las marcas que otros grandes poetas, como Rubén Darío, han trazado sobre la lengua española y se ha continuado en el neobarroco a través del siglo XX.  
      
Luzazul es un delicado libro de poesía que devela la otra cara de una performance textual: la forma de su escritura. Es un rulo de ritmo encarnado en lenguaje que pasa de una voz escrita en el inglés de Plath a una nueva escritura en español para tres voces en escena y que, finalmente, en forma de poema escrito, vuelve al papel en este precioso libro-objeto que no debemos dejar escapar.

"Luzazul" de Emilio García Wehbi. Ediciones DocumentA/Escénicas, junio 2014. 116 páginas. 

5 de noviembre de 2014

VINTAGE * | LIBROS | "Donde está mi patria" (2009) de Pier Paolo Pasolini


Una lengua entre dos

Por Cecilia Perna

Allá lejos, en la época previa a todo neoliberalismo, a dos aguas entre la ingenuidad voluntariosa y la soberbia pequeño burguesa, los viejos intelectuales de izquierda multiplicaban sus esfuerzos retóricos para lograr “dar voz” a los desposeídos. Darles voz significaba conectarlos con los lugares centrales del poder, comunicando sus necesidades y sus desgracias, dándoles, a su mundo y su experiencia, una forma visible, en esos espacios donde el sistema los borraba, para instalar sólo la imagen autorefractante de la identificación burguesa. Darles una voz era hacerlos visibles representándolos, cuando “representación” tiene el sentido más externo de dar una forma legible a algo -o sea, dar la forma tolerable, digerible y hasta sublimada por la tradición, las costumbres y la moral central-, así como el sentido más mediado de “ponerse en el lugar de” otro.

En el intento de concretar esta idea de “dar una voz”, los caminos fueron muchos, variados y tan llenos de accidentes, como de aciertos. Pero el escollo más grande fue, quizá, que los marginados, los fuera del poder: los pobres, eran imaginados, en el campo intelectual, como mudos adentro de sus cuerpos. Mudos, digo, literalmente “sin voz”, sin lenguaje.

Pasolini fue quien pudo hacer una propuesta que esquivara este corte tajante entre palabra intelectual -siempre burguesa- y cuerpo mudo -siempre pobre-, en tanto que entendió a la perfección la íntima relación entre las fuerzas de los cuerpos y el lenguaje, y en tanto que, a pesar de su incursión en el realismo social -tanto en la novela como en su primer trabajo fílmico-, nunca dejó de confiar en el poder transformador de la poesía, incluso en su forma más lírica, más críptica, como la de su primer libro de poemas.

Para Pasolini, la cuestión central no fue “dar una voz” a los cuerpos marginados para ubicarlos en un lugar visible, sino más bien, junto con la visibilidad del cuerpo, hacer audible la lengua pequeña, propia y adherida a esos cuerpos, esas lenguas marginales que se perdían ya en la Italia de posguerra, frente al oficialismo totalitario del idioma nacional, esas lenguas pequeñas que eran los dialectos, para él, su dialecto, la lengua de su madre, el friulano.

Donde está mi patria, poemario de 1949, está, al igual que el primero, Poesía de Casarsa, escrito en friulano (o en “friulanos”, si consideramos las múltiples variantes de un dialecto) y cruzado con la gran tradición de la lírica italiana, del toscano oficial, de la lengua del Estado. También es en sí mismo un trabajo de traducción ya que, al igual que Poesía de Casarsa, el mismo Pasolini se encargó de reescribirlo en italiano.

Esta edición bilingüe italiano-español es un trabajo sutil, sensible y cuidado de traducción y edición, que estuvo a cargo de Vanna Andreini, poeta, traductora e investigadora especializada en la obra de Pasolini. El prólogo a su cargo nos explica, breve pero claramente, la complejidad y singularidad de esta obrita y todo lo que en ella se pone en juego a la hora de introducir, en este simbiótico sistema a dos lenguas: friulano-italiano, una lengua tercera como es el español. Compleja tarea de amor y autoridad que el trabajo de traducción siempre propone. 

* Esta sección rescata el material que fue publicado en www.ruletachina.com, de 2007 a 2010, y que por ahora no existe en ningún otro lugar de la red.

25 de marzo de 2013

ENTREVISTA | Gerardo Burton | Un tanguero en el desierto


Por Mauricio Bertuzzi


El poeta Gerardo Burton nació en Buenos Aires hace 62 años y se fue a vivir a Neuquén en la mitad de su vida, en el año ’86. Desde allí recuerda en primera persona los tiempos de la poesía como espacio de resistencia y a fundamentales poetas y publicaciones patagónicas de finales de los 80. También se refiere al periodismo, a la pintura y a su producción, influida por los vientos del sur. 

Poesía sin pretensiones

Yo escribía poesía desde la adolescencia pero sin ninguna pretensión y tenía varios libros publicados. Cuando vino la dictadura militar en el año 1976 se produjo una cosa interesante, al cortarse todos los canales expresivos. Muchos empezamos a juntarnos a partir del ejercicio expresivo de la poesía. Y encontramos que la poesía era un lugar de resistencia.
Nos juntábamos en editoriales muy pequeñas como Botella al mar, que funcionaba en un departamento muy pequeño de Once; dirigida por Arturo Cuadrado, un poeta de la Generación del ’27, un exiliado español que fundó la editorial con Luis Seoane después que le robaron el nombre de Emecé. Este tipo juntaba unos poetas y ahí empecé a publicar.
Comencé a escribir con la idea de salir, de trascender. Eso fue un punto de partida que sirvió para transformar lo que era expresivo, resistencia, en una búsqueda de la palabra, en un tratamiento diferente de la palabra. Con ese equipaje me vine para acá. 

Los poetas de la Patagonia

En Neuquén ocurrió algo muy interesante. En el año ’87 había un grupo de jóvenes escritores que habían estado en el Círculo de Escritores Patagónicos y que editaban la revista Coirón, una revista de 3 números como casi todas las revistas de poesía. Sólo tres números pero de una potencia impresionante. Trabajaban en toda la Patagonia. Dos de ellos, por ejemplo, Sergio Sarachu y Eduardo Palma Moreno la recorrían en un Citroen buscando poetas. Traían sus textos y sacaban la revista a pulmón. En esa revista le hicieron una entrevista por primera vez a Irma Cuña y recuperaron su poesía. Y esto vale mencionarlo porque tanto Irma como la revista Coirón significaron un cambio con la literatura que se escribía en esta parte del mundo.
Porque acá estaban los escritores regionales: Milton Aguilar, Gregorio Álvarez, Marcelo Berbel, Lastra, etc., todos adultos en la época del ’60. La cosa cambió con Irma Cuña y la revista Coirón porque ellos se plantaron desde una perspectiva más universal. Ellos ensayaban escribir como Walt Whitman, Ezra Pound, Ernesto Cardenal, Juan Gelman, y originaron una poesía única y genuina. Única porque no había antecedentes de eso y genuina porque era profundamente patagónica. Macky Corvalán, Aldo Novelli, Ricardo Costa, Sergio Sarachu, que manejaban estéticas cruzadas, incorporaron nuevas técnicas de verso. Y tenían algo en común: una cuestión de pertenencia a un lugar marginal, a una periferia pero con un diálogo universal. Por ejemplo, Raúl Mansilla es de Comodoro Rivadavia pero su poesía es como el tango que habla de un barrio; habla de eso pero es universal; el tipo puede ser leído y gozado en cualquier lado. Eso pasa con la literatura que se hace acá.



Periodista y poeta

Escribo periodismo por una necesidad de sustento; poesía, por una necesidad de existencia. Roberto Juarroz decía que la única poesía válida es la poesía necesaria. Yo creo eso. La poesía lo fue desde el momento en que me puse a escribir de manera sistemática y sigue siendo necesaria actualmente.
Uno de mis libros se titula Radiofotos, un homenaje a cómo se recibían las fotos en las redacciones de los diarios: unos papeles impresos con un registro muy malo. Lo empecé a escribir a partir de hechos ocurridos en varios países, que aparecían en la sección Internacionales. Era como intentar ver los acontecimientos desde los ojos de la víctima. En la guerra de Chechenia, en la invasión a Kosovo, en las represiones en Argelia, en el atentado a la AMIA. Lo que no recogía la crónica periodística yo intenté levantarlo en estas crónicas poéticas.

Método Burton

En general ando con una libreta donde escribo a mano. Cuando la termino, paso en la computadora. Hago una impresión y empiezo a corregir. Eso puede llegar a tener 10 versiones. Hay un proceso de descarte y de separación. Por ejemplo, ahora voy a publicar poemas que parecen piolines, hilachas. Son muy cortados, breves. Pero hay otros que se van conformando de otra manera. Depende un poco de la forma que hayan adquirido al principio porque no tengo un plan. No me sale. Por eso creo que fracasé en mis intentos de escribir una novela.
Un libro inédito es uno de tangos, que es un poco una historia familiar en paralelo con la historia argentina. Otros dos son poemarios de amor, uno a titularse Linda y fatal, como el tango.
También trabajo mucho con la pintura. Hago acuarelas y es algo que me interesa porque es otro lenguaje y sirve para oxigenarme. Escribo poesía, hago periodismo, radio... son muchas palabras, entonces me saturo. Y para pintar se necesitan silencios.
Intento un tratamiento diferente de la palabra. Uno de los datos importantes de la Patagonia es el clima, el viento, la tierra, la absoluta sequedad y eso es algo que hace que mi poesía sea algo más austera, mas enjuta; aunque no hable del camello el desierto se nota.

* Fragmento de la entrevista realizada al escritor en el programa de radio Ladrones de tinta, que se emite los viernes a las 15.30 por FM 103.7 de la ciudad de Neuquén  por Radio Unco Calf.