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5 de noviembre de 2014

VINTAGE * | LIBROS | "Donde está mi patria" (2009) de Pier Paolo Pasolini


Una lengua entre dos

Por Cecilia Perna

Allá lejos, en la época previa a todo neoliberalismo, a dos aguas entre la ingenuidad voluntariosa y la soberbia pequeño burguesa, los viejos intelectuales de izquierda multiplicaban sus esfuerzos retóricos para lograr “dar voz” a los desposeídos. Darles voz significaba conectarlos con los lugares centrales del poder, comunicando sus necesidades y sus desgracias, dándoles, a su mundo y su experiencia, una forma visible, en esos espacios donde el sistema los borraba, para instalar sólo la imagen autorefractante de la identificación burguesa. Darles una voz era hacerlos visibles representándolos, cuando “representación” tiene el sentido más externo de dar una forma legible a algo -o sea, dar la forma tolerable, digerible y hasta sublimada por la tradición, las costumbres y la moral central-, así como el sentido más mediado de “ponerse en el lugar de” otro.

En el intento de concretar esta idea de “dar una voz”, los caminos fueron muchos, variados y tan llenos de accidentes, como de aciertos. Pero el escollo más grande fue, quizá, que los marginados, los fuera del poder: los pobres, eran imaginados, en el campo intelectual, como mudos adentro de sus cuerpos. Mudos, digo, literalmente “sin voz”, sin lenguaje.

Pasolini fue quien pudo hacer una propuesta que esquivara este corte tajante entre palabra intelectual -siempre burguesa- y cuerpo mudo -siempre pobre-, en tanto que entendió a la perfección la íntima relación entre las fuerzas de los cuerpos y el lenguaje, y en tanto que, a pesar de su incursión en el realismo social -tanto en la novela como en su primer trabajo fílmico-, nunca dejó de confiar en el poder transformador de la poesía, incluso en su forma más lírica, más críptica, como la de su primer libro de poemas.

Para Pasolini, la cuestión central no fue “dar una voz” a los cuerpos marginados para ubicarlos en un lugar visible, sino más bien, junto con la visibilidad del cuerpo, hacer audible la lengua pequeña, propia y adherida a esos cuerpos, esas lenguas marginales que se perdían ya en la Italia de posguerra, frente al oficialismo totalitario del idioma nacional, esas lenguas pequeñas que eran los dialectos, para él, su dialecto, la lengua de su madre, el friulano.

Donde está mi patria, poemario de 1949, está, al igual que el primero, Poesía de Casarsa, escrito en friulano (o en “friulanos”, si consideramos las múltiples variantes de un dialecto) y cruzado con la gran tradición de la lírica italiana, del toscano oficial, de la lengua del Estado. También es en sí mismo un trabajo de traducción ya que, al igual que Poesía de Casarsa, el mismo Pasolini se encargó de reescribirlo en italiano.

Esta edición bilingüe italiano-español es un trabajo sutil, sensible y cuidado de traducción y edición, que estuvo a cargo de Vanna Andreini, poeta, traductora e investigadora especializada en la obra de Pasolini. El prólogo a su cargo nos explica, breve pero claramente, la complejidad y singularidad de esta obrita y todo lo que en ella se pone en juego a la hora de introducir, en este simbiótico sistema a dos lenguas: friulano-italiano, una lengua tercera como es el español. Compleja tarea de amor y autoridad que el trabajo de traducción siempre propone. 

* Esta sección rescata el material que fue publicado en www.ruletachina.com, de 2007 a 2010, y que por ahora no existe en ningún otro lugar de la red.