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25 de noviembre de 2014

LIBROS | "Luzazul" de Emilio García Wehbi | Poesía - Performance - Poesía


Por Cecilia Perna

Hay una vocación teatral en Sylvia Plath, cómo negarlo. No es sólo su conocido fanatismo por el teatro isabelino, o el modo en que, cada dos por tres, brota entre sus líneas un verso de forma shakespeariana, lo que hay es, claramente, una vocación de personaje en escena. Un yo transfigurado constantemente por las máscaras de la fantasía que desata su pulso, su ritmo, su lenguaje, haciendo de cada poema un pequeño teatro.

Es esta maravillosa peculiaridad de la poesía de Plath la que Emilio García Wehbi supo captar y trasladar (también en el sentido de traducir) a su obra Luzazul, ópera estrenada en el 2013, en el Centro de experimentación del Teatro Colón. La estructura de la obra está basada en el poema de Plath “Tres mujeres” en la que tres voces, a modo de monólogo, hablan de la experiencia de la maternidad, dando forma a todos los malestares que la cultura imprime sobre el cuerpo materno y de los que, habitualmente, no se habla. 

Este año, la editorial cordobesa, Ediciones DocumentA/Escénicas, publicó el libro Luzazul con el texto dramático de la ópera.  La edición, sumamente cuidada, con bellísimas fotos de la puesta en escena tomadas por Sebastián Arpesella, puede ser considerado un objeto de arte en sí mismo, que permite, en su lectura, una experiencia independiente -aún cuando íntimamente ligada- a la de la puesta en escena. 

Allí podemos ver cómo las tres voces del poema del Plath se transforman en tres camas, signo de la hospitalización: nacimiento, enfermedad o locura, experiencias singulares atravesadas por el molde discursivo de la institución médica, que determina los modos de entender todo aquello que acontece en un cuerpo y, particularmente, en un cuerpo de mujer. 

García Wehbi logra tejer una textualidad delicada y, como un copycat, haciendo uso de una suerte de instinto actoral, capta profundamente las imágenes plathianas, para traducirlas y transliterarlas, dejando la marca, en su escritura en lengua castellana, de las estelas imaginarias que sólo los poemas de Plath lograron construir y marcar en la lengua inglesa. 

Entre sus versos, no sólo están los mismos versos de Plath traducidos textualmente, sino también la insistencia de sus poderosas imágenes: lunas, cortes, globos y homúnculos, soplidos, cenizas y alianzas de boda, que cruzan la imaginería ritmada de los poemas. Pero también allí se cruzan y mezclan otras líneas: la de los grandes personajes femeninos de las tragedias, que unen la vida de Sylvia con la tradición teatral de la representación de las mujeres; la del modernismo latinoamericano que, ya desde el título, nos lleva a las marcas que otros grandes poetas, como Rubén Darío, han trazado sobre la lengua española y se ha continuado en el neobarroco a través del siglo XX.  
      
Luzazul es un delicado libro de poesía que devela la otra cara de una performance textual: la forma de su escritura. Es un rulo de ritmo encarnado en lenguaje que pasa de una voz escrita en el inglés de Plath a una nueva escritura en español para tres voces en escena y que, finalmente, en forma de poema escrito, vuelve al papel en este precioso libro-objeto que no debemos dejar escapar.

"Luzazul" de Emilio García Wehbi. Ediciones DocumentA/Escénicas, junio 2014. 116 páginas. 

26 de noviembre de 2011

TEATRO | "Kassandra" dirigida por Cipriano Argüello Pitt | La lucidez en la ambigüedad

Por Fernanda Vivanco

El monólogo escrito por el dramaturgo Sergio Blanco de gran exigencia actoral está basado en la mítica historia de Casandra, la princesa troyana hija de los reyes Príamo y Hécuba, con el don de la adivinación y condenada al descreimiento, despreciada por ello y tomada por loca.

Sueña las pesadillas que harán realidad los hombres que no pueden ni quieren ver la fatalidad que entrañan sus actos, lo cual invariablemente sólo puede terminar en tragedia.

El texto camina sensualmente sobre el borde del abismo que separa la antigua Grecia de cualquier urbe actual, desgastada y corrompida, demostrando que ese material esencial del que estamos hechos los hombres y las mujeres no muda de piel aunque cambie el plano espacio-temporal que lo circunscriba.

A priori no podemos distinguir de qué origen geográfico, racial, época o de qué género es el protagonista. Su marca identitaria puede contener todos los géneros, todas las razas, todos las lenguas, todas las nacionalidades. Una princesa, un taxi boy, un extranjero, un marginal, un ser incestuoso, un paria, un libertino, un ser sufriente, un ser amoroso. Esta pieza refresca, retuerce y frickea la mítica Casandra de las tragedias griegas.

Kassandra nos habla en un inglés básico que no es su lengua materna, chapurreado, estructurado en una sintaxis más familiarizada con el español que con la lengua sajona. Se expresa desinhibida y explícitamente por momentos logrando degradar, vulgarizar, corporizar, materializar y acercar lo elevado y abstracto que puede haber en este antiguo mito.

Quien no tiene conocimiento alguno de esta lengua, podrá quedar igualmente prendado de otras textualidades, como el juego preciso de tensiones digitado por su director, Argüello Pitt. El clima de ritual antiguo e íntimo que genera Martín Suárez al dar la bienvenida, servir la mesa, atender amablemente a sus invitados, amenizar el encuentro. Y la presencia fluida, amalgamada y constante de Pablo Cécere en contrabajo y voz, quien teje la red sonora que envuelve a espectadores-actores, en ese cualquier lugar, activando las cuerdas internas de los convidados.

Curiosamente nos habla una Kassandra con K, pero al margen de la connotación que podría caberle en nuestro país, el alcance político de esta producción va mucho más allá, derrumbando fronteras, poniendo bajo la lupa las flaquezas de ciertos paradigmas culturales que se aceptan como verdades taxativas y cuestionando la legitimidad del binomio moral.

La pista que puede acercarnos al macrosentido de esta performance está a la vista en el programa de mano, donde se cita al dramaturgo y activista político británico Harold Pinter quien sentencia: “Todo puede ser falso y verdadero al mismo tiempo”.




"Kassandra" de Sergio Blanco. Dirección: Cipriano Argüello Pitt. Actuación: Martín Suarez. Música en escena: Pablo Cécere. Asistente de Dirección: Viviana Grandinetti. Traducción al Griego de Las Troyanas: Marcos Cáceres. Diseño y realización del mapa: Guadalupe Suárez Jofré. Diseño gráfico: Lucas Chami. Producción: Gisele Chaui. Prensa: Victoria Conci. Es una Producción de Documenta Escénicas. Última función: 26/11/2011. Documenta Escénicas, Lima 364, Córdoba, Argentina. Reservas: 0351 - 4290280.