Por Ximena Zabala
¿Sabés lo aburridas que son las páginas web de las empresas metalúrgicas? le pregunta en un momento el dueño de la pyme, Juan Jorge, a su único empleado, y luego le pide consejo: ¿Qué hago?, le dice al negro. ¿A la nuestra le pongo chistes o no le pongo? El poder de este dubitativo jefe se evidencia precisamente en la posibilidad de atormentar continuamente a su subalterno con cuestionamientos, de los más absurdos, que él no puede resolver. Bueno, como casi todos los jefes. Y así, como una cosa únicamente surge cuando logra distinguirse plenamente de aquello que no es ella, Juan Jorge solo aparecerá nítidamente cuando Oriundo, el obrero evangelista, despliegue todos sus matices. A partir de ese juego de espejos y contrapuntos emocionales y políticos crece la obra.
Hernanito se repone los domingos en el teatro No Avestruz de Palermo luego de la muerte de su guionista y director, Alejandro Acobino. Mantiene, en esta segunda vuelta, la dupla actoral original, Rodolfo Demarco y Fernando Gonet. Acobino estudió un par de años de Química y es evidente que algo aprendió. No solo por las tensiones y los climas que logra equilibrar en escena, enriquecidos por un excelente manejo de la luz y el sonido, sino también porque la fórmula Demarco/Gonet difícilmente pueda ser más noble. A Hernanito hay que verla, amarla, putearla, odiarla y pensarla. Irritará quizá su escepticismo, pero no sin dejar huella. En fin, tango que me hiciste mal y sin embargo...100% recomendable.
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