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9 de junio de 2015

TEATRO | "El combate de los pozos" de Andrea Garrote | Una obra política lejos del mandato mediático



Por Natalia Maya

¿Cómo vivir juntos?

Los combates se producen en la intimidad de un encierro: en el Congreso de la Nación, en un departamento cualquiera de la calle Riobamba, pero ¿cuál es la dialéctica de la palabra cuando el sentido ha emprendido la fuga?

En El combate de los pozos estamos frente a un futuro en distopía ocupado por multiversos paralelos de la reunión, de un lado un grupo de políticos, una diputada, asesores, hijos de… y legisladores; del otro, un grupo de lectura que se reúne en torno a la publicación de su revista número uno de filosofía política, luego de algunos fallidos en la salida del número cero. Ambas realidades están ocupadas por los mismos actores que mediante mínimos cambios de vestuario alternan con lucidez y versatilidad sus roles. ¿Qué conecta estos dos mundos simultáneos, este ser el mismo bidimensional? Más allá de un teléfono, el nexo de estos tiempos es la idea de reunión, impuesta o elegida. ¿Para qué estar juntos? es una de las grandes preguntas de la obra: los políticos se ven forzados al encierro en el interior del Congreso debido a una muchedumbre amenazante que silenciosa, sin pancartas, sin convocatoria en redes sociales se hace presente con una huelga de palabras, con un vacío de discurso, solo ocupan y callan, son la resistencia al lenguaje. Los otros, los jóvenes del departamento de Riobamba se reúnen para reflexionar, sobre el bien, el mal, la política, la gente: dibujan una máquina generadora de ruido, donde ante la menor intervención mundana se paralizan. 

Los dos mundos hablan entre sí y se intervienen, hacen un tejido de fuerzas, rivalidades, autoreferencias, vacíos decorados de palabras y favores. El combate de los pozos es una obra política, lejos de los mandatos de la agenda mediática. Andrea Garrote, autora y directora, vuelve al sentido primigenio de la palabra, con un tono de comedia decadente, vuelve a pensar en discursos que hacen de nosotros seres de la cultura, de los círculos que piensan en la inacción del ruido porque viven en la reiteración de lo mismo. El combate de los pozos es una obra impecable, atinada para visitar en días donde las palabras sobrepasan y es necesario combatir también en silencio.

"El combate de los pozos" de Andrea Garrote. Con Pablo Bronstein, Gaston Filgueira Oria, Juan Fiori, Mercedes Najman, Jennifer Sztamfater, Marinha Villalobos. Vestuario: Romina Cariola. Escenografía: Santiago Badillo, Pedro Piana. Diseño de luces: Matías Sendón. Música original: Federico Marquestó. Asistencia de dirección: Manuel Iglesia. Coreografía: Manuel Attwell. Viernes, 21 hs. Beckett Treatro, Guardia Vieja 3556. Entrada: $100, $80. Hasta el 26 de junio de 2015.

31 de marzo de 2015

ENTREVISTA | Marina Sarmiento | "Lejos", y "la respiración como hecho performático crudo, feroz"



Por Eugenia Guevara

Lejos es una obra en la que la danza, el teatro, la performance; el movimiento, la voz, el sonido y la respiración se conjugan en el cuerpo de una actriz, la genial Florencia Bergallo, quien trabajó algunos años con la directora, Marina Sarmiento, en este proyecto. La actriz condensa/acoge en su cuerpo, como si estuviera poseída, todo aquello que lo ha transitado debido a su condición de actriz, pero también todo aquello que el cuerpo ha portado generacionalmente, proveniente del pasado remoto y el pasado cercano. Lejos no es una obra fácil. El espectador es interpelado. La incomodidad, la tensión, el despliegue de lo extremo y la entrega de la actriz (personalmente desde el esfuerzo físico de los adultos en El Adolescente de Federico León, no había presenciado un fenómeno así), harán que cada uno viva la experiencia de la obra de manera diferente.
Sobre su génesis, sus procedimientos, sus posibles sentidos y sus claves, habló la directora y también sobre algún tópico, la protagonista.   

¿Cómo fue el proceso de creación con la actriz Florencia Bergallo y la fotógrafa Mariana Roveda?  

Comencé este proceso con Florencia en 2012. Yo venía desarrollando la idea desde  años antes. Mi interés era trabajar con una actriz, por el entrenamiento emocional al que arriban más fácilmente los actores. Pensé que sería más acertado potenciar esa capacidad y yo entrenarla físicamente. Fuimos a Brasil un mes a hacer una especie de auto-retiro para sentar las bases del proyecto. Leímos, ensayamos y nos encontramos con el trabajo de Vera Mantero, una coreógrafa de Portugal muy interesante. Entrenamos con ella y a partir de este tiempo compartido se desarrolló la investigación en 2013 y parte de 2014. El proceso tenía tres motivaciones como ejes de búsqueda: cuerpo, memoria y representación. Es por ello que a partir del texto (del inicio) como puro pasado, quise realizar un trabajo visual - fotográfico sobre las “ficciones” de Florencia y convoqué a Mariana Roveda. 

Por el hecho de que las tres sean contemporáneas, ¿Lejos puede pensarse como el resultado de un sentir/vivir/manifestar generacional?

Considero que sí, lo pienso como un momento generacional. Según el tiempo, ese sentir-manifestar se irá actualizando y se producen diálogos posibles y diferentes según el cambio de discursos, de perspectiva - percepción. Pienso en mi generación nacida a fines de los 70, y claro, tenemos otra carga, una historia con momentos más o menos difusos que los nacidos 10 años después.

Está clara la relación de Lejos con la danza y el teatro, ¿consideras que también tiene una relación con la performance?

Sí, ese límite entre los tres me interesa personalmente como creadora. El hecho de poner el foco en respirar en este caso es lo más performático de la obra, pues no sé sabe qué sonido, qué respiración traerá cada función… si bien hay un procedimiento entrenado, hay algo azaroso que solo sucede a través del tiempo y la acción. Eso creo que es lo que más incomodidad genera y es un hecho performático crudo, feroz pues la respiración es un pulso vivo que no tiene fin mientras estamos acá y esa conciencia es clave para Lejos

¿Cómo funciona la respiración como lenguaje? ¿Qué posibilidades permite ? 

Desde el primer ensayo el material que quise trabajar fue la respiración. 
Quizá la respiración como dispositivo escénico quiere expresar otra cosa y no sólo personificar ficciones o convocar memorias físicas, es un acto vivo que transforma el cuerpo partiendo de un pasado y una memoria construida para hacer presente un estado que va más allá. 
"Creyó no tener rostro a costa de demasiada ficción, creyó ser una hoja en blanco" es lo que convoca a ella (la respiración) como acto de conciencia y a partir de ahí armar o desarmar pedazos en un cuerpo emocional y al límite...

¿Por qué en Lejos, la memoria o el pasado, no tienen lugar lo pacífico o lo bello? 

Marina: La asociación pasado con lo pacífico o bello o perturbador es una mirada posible sobre el trabajo. Yo lo único que podría aportar en ese sentido es que hablar de lo bello puede llevarnos horas y no ponernos de acuerdo. En cuanto a lo pacífico no está asociado a ello, pues la obra es densa, lo sé, y quizá el pasado que se recrea no es el más feliz, yo lo asocio con algo emocional, con la construcción de las imágenes que provienen del dolor, o mejor dicho del dolor callado.
En este sentido, la obra no tiene una línea de sentido, sino una posibilidad de lectura que depende del espectador que acompaña cada función. Lo digo también porque las devoluciones que he tenido de la obra han sido diversas, hay lecturas más simples y otras más complejas. Todas me interesan.

Florencia: Lejos no habla de la memoria en general porque sería muy ambicioso. Habla de una búsqueda, de traer memorias físicas lejanas a través de la respiración como vehículo. La conexión tan primaria con la respiración trae cuerpos, algunos signos ligados a lo "feo" y "malo" otros asociados a lo "estilizado" y aparentemente "bueno" pero no es en definitiva eso lo más interesante sino, en cómo meterse en lo primario de la respiración, habilita cuerpos que no son ni una cosa ni otra, son gritos, bocanadas, llantos, es la materia que se agita, puede ser lo bello de un parto y puede ser lo bello de una muerte como también puede convertirse en lo "terrible" en un signo reconocible de lo terrible.  
De algún modo nuestra intención es encontrar lo "bello", en este caso la respiración neta, a través de un despojo de cuerpos y subjetividades que generacionalmente cargan con una herencia. ¿Como sería hablar de la identidad sin pensar en el dolor? ¿Cómo sería trascender cierta cultura del dolor? En Lejos la idea es trascenderla o al menos dejar una clave al respecto.

Lejos forma parte de la “trilogía de solos”, ¿de qué se trata?

Lejos es la segunda obra de la trilogía con un motivo o pregunta en común: la relación presente-pasado. Cuando estrenaba Eir, la primera, en 2013, comenzaba a ensayar Lejos. Eir se inspira en Iris Scaccheri, bailarina y coreógrafa de los 60, 70. Y cuando estaba por estrenar Lejos, surgió Sarmiento, próxima obra que protagonizaré y estimo estrenar en un par de años. Por un lado es una continuidad del trabajo anterior y por otro, se presenta el doble desafío de pasar a estar en escena y de sintetizar una búsqueda personal, una especie de bio-ficción. En Sarmiento trabajaré con un icono popular y a su vez, con mi procedencia familiar. 

"Lejos" de Marina Sarmiento y Florencia Bergallo. Dirección: Marina Sarmiento. Fotos: Mariana Roveda. Asesoramiento dramatúrgico: Ezequiel Steinman. Diseño y realización de vestuario: Belén Parra. Luz: Brenda Bianco. Diseño y realización de dispositivos: Lucio Maselli y Ezequiel Colombo. Diseño sonoro y música: Ezequiel Abregú. Caracterizador en fotos: Néstor Burgos. Colaboración artística: Julieta Potenze. Producción: Cooperativa Lejos. Asistencia general: Micaela Moreno y Victoria Alcala. Asistencia de dirección: Micaela Moreno. Jueves, 21.30 hs. Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556. Entrada: $100, $80. Hasta el 30/4/2015. 

22 de abril de 2014

TEATRO | "Delia" de Sebastián Suñé | La del medio de cuatro

Por Florencia Fangi Boggia
Foto: Lucas Ortiz

Delia en su secundaria debió haber sido la gordita nerd de lentes y ortodoncias. Es el nombre de la primera obra de Sebastián Suñé, y de la hija del medio de cuatro de la familia Ogando. Es una obra teatral y es el nombre de su protagonista, pero la estética está tan bien cuidada y mancomunada que Delia es una nueva dimensión.

Hay una prehistoria muy bien fundada, donde además se nota un gran trabajo de investigación actoral y de dirección. El trabajo es impecable: son cinco actores que hacen dos o tres personajes cada uno, y que manejan la fluidez de la energía corporal desde varios puntos, de tal manera que todos ellos -excepto, por supuesto, Delia- cambian de personaje varias veces y es casi imposible saber quién es quién. En un momento explosivos y al instante totalmente relajados y viceversa.

La escenografía está genialmente planeada: dos paneles negros y unos cuantos elementos logran formar una oficina, una casa y un cementerio. En la oficina, todo es gris. Hasta la planta es gris. Nada tiene un color saturado en la vida de esta chica. Sólo sus compañeras rompen con ese esquema al vestir un color naranja, que a la vez está en composé con Mauricio, un nuevo integrante del staff que viene con toda su aparente calma a romper la cabeza (y el corazón) de su nueva jefa.  

Delia misma es gris, es mediadora, es tan “boluda y negadora” -como se autodescribe- que se olvida de ser la protagonista de su propia historia. No permite extremos en su vida real, pero algunas cosas la alcanzan en sueño. Su inconsciente está desesperado por salir a la superficie, por liberarse de la prisión de la oficina, de su familia, de sus compañeras de trabajo y hasta de su miedo al amor. Comienza terapia psicoanalítica por orden laboral, por problemas que se le escapan de las manos y que reprime a tal punto que ya no entran en su cabeza y hacen que se irrite su colon. Es su punto decisivo para enfrentarlos, y lograr darse cuenta de que ser “la del medio de cuatro” es algo que ella misma decidió.

"Delia" de Sebastián Suñé. Elenco: Victoriano Arana, Nacho Bozzolo, Mariángeles Hoyos, Laila Duschatzky, Paula Staffolani. Diseño de Vestuario: La Polilla Imagen & Vestuario. Escenografía: Natalia González y Alejandro Alonso Marcucci. Máscaras: Elizabet Gora. Música Original: Mauro Toro. Diseño de Iluminación: Rocío Caliri. Diseño Gráfico: Kari Hernandez. Blog: Alicia Borghi. Prensa: Correydile. Actriz de la Compañía: Agustina Cerviño. Asistente de Dirección y Sonido: Luciana Becerra.  Sábados 20 hs. Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556. Entradas: $80/$60. Hasta el 3 de mayo. Delia se presentó en Río Cuarto, Córdoba, en junio de 2013 y está invitada al Teatro Real de la ciudad de Córdoba para 2014. 

27 de mayo de 2012

TEATRO | "Todo" de Rafael Spregelburd | Moderno y posmoderno


Por Sandra Ferreyra

"Todo" es un pronombre indefinido, una palabra sin un referente determinado cuyo sentido señala totalidad. La obra de Spregelburd, en principio, hace pasar la relación de lo ideológico y lo social por esta particular función del lenguaje, esta imprecisa relación entre forma y contenido. La historia se organiza en tres cuadros que se presentan como las respuestas a preguntas por el devenir ideológico de tres cosas que cualquier sociedad consideraría partes importantes del todo que constituye: ¿Por qué el Estado deviene burocracia? ¿Por qué todo arte deviene negocio? ¿Por qué toda religión deviene superstición? 

Impresos sobre una pantalla al inicio de cada cuadro, estos interrogantes anticipan el eje de la situación que se va a desarrollar en la escena, a la manera de las proyecciones y carteles brechtianos. No es un dato menor que esta obra le haya sido solicitada a su autor por un teatro de Berlín en ocasión de un festival sobre ideología e identidad; hay mucho de teatro épico, de la mejor tradición alemana, en el modo de contar que se propone: la discontinuidad de la acción en cuadros independientes, el narrador en off que interactúa con los personajes pero que también aporta citas míticas, filosóficas y religiosas, la ruptura de la ilusión teatral, el gestus como técnica de actuación. 

El primer cuadro muestra a un grupo de burócratas agobiados por una rutina que se sostiene en el ejercicio de la sospecha, la obsesión, la mentira, en fin, la ficción. Jefes que cumplen sus tareas imaginando que son dioses del Olimpo, empleados que arman estrategias en el baño para mostrar que no están circuncidados, empleadas que queman dinero para ganarse la confianza de sus compañeros. En el segundo cuadro, una cena navideña se intelectualiza. La pavita tiene que esperar a que los comensales terminen de discutir a cerca de los valores absolutos y particulares en la era del posmarxismo. El tercer cuadro se desarrolla en la cocina de un departamento. Un hombre vende historias para niños mientras su mujer permanece en la casa aterrada por la posibilidad de que su hijo recién nacido muera. Cada situación cuenta con un narrador que despliega su punto de vista en abierta complicidad con el espectador, pero que también le recuerda con sutiles comentarios que es una simple estrategia del relato. 

Todo tiene la virtud artística de recuperar en la escena lo moderno y lo posmoderno y articularlo en una tercera categoría, sin nombre aún, un todo en el que todavía vale la pena argumentar sobre el Estado, el arte y la religión. En este sentido, la obra de Spregelburd adquiere, por momentos, el valor de un manifiesto. 



"Todo" de Rafael Spregelburd. Con Pablo Seijo, Mónica Raiola, Alberto Suárez, Andrea Garrote y Rafael Spregelburd. Actor suplente: Mariano Sayavedra. Música: Zypce. Asistencia de dirección: Lalo Rotavería, Ignacio Bozzolo, Gabriel Guz. Escenografía e iluminación: Santiago Badillo. Asistente de escenografía: Ignacio Bozzolo. Vestuario: Julieta Álvarez. Producción: Corina Cruciani. Viernes, 20 hs. Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556. Localidades: $65, Estudiantes y jubilados: $45.