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18 de diciembre de 2015

RANKING ANUAL | Las 10 más leídas de 2015




1. CINE| "Birdman" (I) de Alejandro González Iñárritu | ¿De qué hablábamos cuando hablábamos de amor?
 Por Eugenia Guevara

Los Óscar no me interesan. En general si es una de "los Oscar" prefiero no verla. Desde Danza con lobos (1990) me parecía que Óscar era igual a aburrimiento y pesada bajada de línea moral o ideológica. En el último intento, vi 40 minutos de Vivir al límite (2009), en los que fui tremendamente infeliz y lamenté muchísimo que la misma Kathryn Bigelow que había hecho algunas buenas películas en los 80 hubiera dirigido semejante basura. Era mala, aborrecible por su "mensaje", aburrida, fea y sin ningún brillo. La política internacional de Estados Unidos había devorado el talento, el glamour, las estrellas y la idea de felicidad a la que Hollywood nos había acostumbrado en sus mejores años. Seguir leyendo

 
2. MODA | OSCAR | Duros, apretados y aburridos
Por Florencia Mangini  

Juntarte a ver los Oscar con amigos puede ser un buen plan o un embole total, lo cual depende de la ceremonia en sí, no de la reunión. La nuestra fue graciosa, incluyó comida, bebida, postre y posteos on line siguiendo los premios. La estatuita no es sinónimo de calidad pero sí de éxito, se la critica mucho pero cuando hay una peli argentina nominada, obvio queremos que gane. Esta vez no, a muchos Relatos Salvajes no nos despertó tal sentimiento. A mí sí me impresionó ver a Armandito Bo recibiendo un premio, con una carrera más silenciosa que la de Damián Szifrón. Ahí estaba, en el lugar que muchos querrían estar. Tendría más para decir de Bo, positivo y negativo, pero no es el objetivo de esta nota. La ceremonia de entrega cuenta con varios atractivos como la famosa alfombra camino a la fama, el conductor, los presentadores y los números musicales de turno. La noche del 22, todas las razones para ver el Oscar no alcanzaron. Seguir leyendo

Por Natalia Maya

¿Cómo vivir juntos?

Los combates se producen en la intimidad de un encierro: en el Congreso de la Nación, en un departamento cualquiera de la calle Riobamba, pero ¿cuál es la dialéctica de la palabra cuando el sentido ha emprendido la fuga?

En El combate de los pozos estamos frente a un futuro en distopía ocupado por multiversos paralelos de la reunión, de un lado un grupo de políticos, una diputada, asesores, hijos de… y legisladores; del otro, un grupo de lectura que se reúne en torno a la publicación de su revista número uno de filosofía política, luego de algunos fallidos en la salida del número cero. Seguir leyendo

 
Por Alba Ermida

Un descubrimiento acertado del teatro contemporáneo es la adaptación de textos no dramáticos, bien llevándolos a una interpretación actual, bien revisándolos desde la perspectiva del lenguaje y la estética.  Es un acto de generosidad por parte de un director traer al presente un clásico: una forma nueva y atractiva de asomarnos a la literatura más descollante. Seguir leyendo

 

La catarsis puede ocurrir incluso al cantar, a todo pulmón, simplonas tonadas románticas, aquellos éxitos que tres o cuatro décadas atrás inundaban las radios en español –Massiel, Paloma San Basilio, Umberto Tozzi, Miriam Hernández– y que ahora conforman la programación de la nostalgia. Con sus tonadas pegajosas y ritmos machacones, resultan el vehículo perfecto para que Gloria exprese su vida de mujer madura, casi sesentona pero todavía atractiva, cuya sonrisa arrebatadora, casi luminosa, oculta detrás de unos amplios anteojos, esos mismos que las estrellas televisivas y fílmicas usaban en las modas setenteras y ochenteras. Seguir leyendo

6. TEATRO | "Siembran" dirigida por Eugenia Hadandoniou | Todas las paredes son el teatro
Por Candelaria Díaz Gavier
 
Sólo tres de las cuatro paredes que forman los espacios en nuestro imaginario están presentes en un escenario. La cuarta pared del teatro -justamente esa que no se ve y por eso, la única imaginaria-, es lo que le hace al teatro ser teatro. Pero la obra Siembran, dirigida por Eugenia Hadandoniou y escrita y actuada por Daniela Valdéz, Delfina Díaz Gavier y Gustavo Kreiman, no se monta en un teatro sino en un departamento en la ciudad de Córdoba. Con esa intimidad y cercanía, el espectador que está sentado puede mirar con la sutileza de una cámara y serle indiferente a esas imágenes, pero también puede oler y escuchar como si estuviera efectivamente presente dentro de la imagen. Siembran es una obra que descansa sobre la realidad de la cuarta pared, que es también su no realidad. Seguir leyendo

 
7. BAFICI | "Theory of Obscurity: a film about The Residents" de Don Hardy | Anatomía de un anonimato
Por Alejandro Dramis

Con cuarenta años de carrera y más de sesenta discos en la calle, The Residents se convirtió en una banda de experimentación musical y audiovisual famosa por el enorme desconocimiento y la poquísima información que ha circulado sobre sus miembros durante todo este tiempo. Varias razones acompañan esas circunstancias, pero fundamentalmente dos: la primera es que siempre, desde el primer momento de su existencia, los miembros de la banda subieron al escenario disfrazados y con sus rostros cubiertos con máscaras, y cuando no, tocando detrás de telones que impedían ver sus caras. Además, jamás dieron una entrevista a la prensa ni se fotografiaron sin caretas, razón por la cual todavía, después de cuatro décadas, nadie sabe realmente quiénes son estos extraños residentes. La segunda razón viene con el título del film puesto en práctica: la Teoría de la Oscuridad, o la creencia de que solo un artista puede ser verdaderamente libre y auténtico en sus creaciones si se mantiene en el anonimato, evadiendo la prensa, el culto a la idolatría y la necesidad de pertenencia a la industria del star-system. Es por eso también que los Residents, a su edad temprana han creado su propia discográfica, Ralph Records, y su propia productora, The Cryptic Corporation. Seguir leyendo


Por Cecilia Perna

Tengo este problema histórico con las películas, con todas las películas: me las olvido. Pero nunca para siempre. Al tiempo reaparecen transformadas, metidas en mi memoria como parte de mi cuerpo. Igual que los sueños, que vuelven fragmentados durante el día. Un rostro, un color, un movimiento. Pensar en un director, para mí, es pensar un gesto fílmico.  Nombremos dos: en mi memoria, Godard es un plano secuencia girando en el espacio y Fellini, la melancolía abarrocada del set en el set, perfectamente encuadrada. (¿Quién mira? ¿Quién escucha?) Nombremos estos dos, retengámoslos. Como en un sueño.  Seguir leyendo
 


Por Leonardo Maldonado

El martes pasado en el marco del BAFICI, el realizador Andrés Di Tella moderó en el Salón Dorado del Teatro Colón una conversación entre la actriz francesa Isabelle Huppert, invitada de honor del Festival y el artista plástico argentino Guillermo Kuitca. El tono del encuentro, que duró exactamente una hora, fue intelectual y sensible. Intercambiaron ideas y concepciones sobre el arte, sus propias obras y el trabajo del otro. Apenas ingresó al recinto, Huppert pareció intimidarse, incluso asustarse, con los efusivos aplausos del auditorio. Todas las miradas estaban concentradas en su figura.  Seguir leyendo

10.  ENTREVISTA | Esteban Llamosas | El Mal de la corrupción social
Por Sylvia Nadalin

Esteban F. Llamosas es un joven escritor cordobés que ya lleva publicadas cinco novelas estructuradas como saga de Los casos del detective Lespada (la serie se inició en 1998 con El rastro de Van Espen), un personaje solitario y cínico que vive con su gato Raimundo y trabaja, en su oficina en el 1º B de la calle Colón, con su ayudante Cherkavsky, guiños referenciales a lo mejor de la novela negra moderna. Seguir leyendo

28 de noviembre de 2015

TEATRO | "Amorfo (Golem)" de Hernesto Mussano | El miedo


 Por Alba Ermida

“¿Cuál es la forma de tu miedo?” Esa pregunta, inquietante, terrorífica por su poder pronosticador, es el disparador de Amorfo (Golem), una creación que propone un teatro no de trama -como es habitual en Buenos Aires- sino de sensación.

Tres actores, tres cuerpos que mutan, que se deforman, la carne que se vuelve angustia, el miedo al dolor físico que pre-ocupa al cuerpo, el miedo a la soledad que persigue a la mente. La ausencia de palabra, la falta de estructura, de forma que desconcierta y desampara y asfixia al público. Y al protagonista: la psiquis le crea mundo imaginarios laberínticos y terroríficos.

Todos los elementos escénicos contribuyen a esta sensación inquietante. El vestuario, con tintes decimonónicos -contemporáneo al autor en cuya obra está basada la obra-, propone una estética visceral: el traje masculino que deja ver el torso, la vestimenta femenina que sólo muestra la enagua. Sin embargo, los rostros se muestran cubiertos, incluso el del protagonista, que se ve deformado por una media que lo desfigura. Actores que parecen objetos, que se mimetizan con ellos, que se convierten sus extensiones.

Potenciado por un colchón sonoro de acordes disonantes, de notas graves sostenidas tanto tiempo que el oído pide, por favor, la resolución, aunque ello implique el salto en el asiento.

La originalidad de la dirección, que apuesta por lo descarnado del escenario: una caja negra sin nada, sólo las luces, que cuelgan, como faroles. Sin embargo, a medida que el miedo avanza en la mente del protagonista, los objetos se apoderan de la atención. Aparecen multitud de ellos, sin conexión ni contexto, como si fuese un limbo donde aparecen y se van, un vacío que el miedo se encarga de llenar con formas, texturas y tamaños que encarcelan al personaje. La mano de Valeria Dalmon en la creación de los objetos tiene su cúlmen en el títere informe de colores varios y textura indefinible que se mueve a los tumbos y que finalmente se yergue para preguntar “¿cuál es la forma de tu miedo?”.

El diseño de la iluminación es el pilar básico de la construcción de estas sensaciones que aumentan hacia la desesperación por la imposibilidad de encontrar escapatoria. Los actores manejan desde de la escena los tachos, integrados en la puesta como faroles, y con ellos pintan y recortan y hacen montaje del plano al que el público tiene que prestar atención. Y cuando no pueden tomar con sus manos la luz, un sistema de poleas muy sofisticado consigue iluminar desde el ángulo indicado cada imagen. 

Y al final la palabra viene a dar sentido a todo, o casi: el protagonista -¿será el propio Meyrink?- se había confundido de sombrero y vivió en su piel -¿o en su mente?- los temores de su dueño. 

"Amorfo (Golem)" de Le Fou, Gustav Meyrink. Dirección: Hernesto Mussano. Intérpretes: Pablo Maidana, Guillermo Tassara, Joaquín Tato. Vestuario y objetos: Valeria Dalmon. Sonido y Musicalización: Matías De Stéfano Barbero, Florencia Viceconte. Video: Stella Maris Santiago. Técnica y luces: María Clara Chardín, Pablo Maidana. Domingo 21 hs. Espacio Cultural Pata de Ganso, Zelaya 3122. Entrada: $100. Última función: 29 de noviembre de 2015.

25 de noviembre de 2015

TEATRO | “Vulva” de Carla Llopis | Lo que no se nombra


Por Alba Ermida
Fotos:Guido Bovina

Vulva es un espectáculo de teatro danza, donde estas artes escénicas se alían en el escenario para develar lo oculto durante siglos de historia. Pues Vulva es sobre todo eso: visibilizar lo que se esconde, nombrar lo que no se nombra, mostrar que existe lo que se trata de obviar: la vulva.

Con el acento puesto en esta parte del cuerpo femenino, no sólo reproductora si no también -y por eso más silenciada aún- órgano de placer, el grupo El pliegue con Carla Llopis a la cabeza, hace un recorrido por deidades y personajes de la historia y de distintas religiones y mitologías polémicas por su libertad sexual, controvertidas por su actitud no sometida, y por tanto rechazadas, ocultadas y estigmatizadas por sus sociedades patriarcales.

Combinando solos, dúos y tríos, las tres bailarinas les ponen cuerpo a Lilith, a Baubo, a Bathory, a Eva, entre otras. Mientras, un coro de ocho mujeres de todas las edades hilan capítulo con capítulo transitando el espacio, tiñendo de rojo -con todos sus simbolismos- el escenario vacío, declamando textos que presentan los personajes que las bailarinas encarnan.

Los elementos escénicos se combinan para crear una obra estética: la luz que resalta los cuerpos desnudos, que moldea el espacio y da volumen a las coreografías. Un vestuario hermoso, en tres colores: beige, rojo y negro, que potencia los movimientos de las bailarinas y vela sus cuerpos en texturas translúcidas. Y unas coreografías que recrean la esencia del personaje retratado en cada capítulo: violenta la de Lilith, sugerente en su sobriedad la de Bathoty, robótica la de la buena esposa Eva... Todas acunadas por unos temas musicales de creación de Juan Pablo Martini.

Haciendo un repaso por la historia, el espectáculo termina confluyendo con la actualidad en un capítulo que lleva por título Vulva cyborg donde las once mujeres sobre el escenario se burlan de la divinidad femenina coetánea: la mujer intervenida con cirugía estética.

De Carla Llopis. Con Ayelén Aranea, Gisela Arrosio, Mirta Calza Citin, Marcela Collins, María Rosa Frabasile, Elizabeth Ibánez, Antonella Ipekchian, Alicia Labraga, Carla Llopis, Lucrecia Sacchelli, Romina Venegas., Ileana Zabala. Vestuario: Olga Farías. Diseño de luces: José Binetti. Música original: Juan Pablo Martini. Asistencia de dirección: Manuel Reyes Montes. Producción general: Carla Llopis, Lucrecia Sacchelli. Domingo 21 hs. Actors Studio Teatro, Díaz Vélez 3842. Última función: 29 de noviembre de 2015. Entrada: $100, $80.

10 de noviembre de 2015

TEATRO | “Canterville. Gabinete de curiosidades” de Pablo Gershanik | Un fantasma en un mundo de títeres y objetos

 
 
Por Alba Ermida

Un descubrimiento acertado del teatro contemporáneo es la adaptación de textos no dramáticos, bien llevándolos a una interpretación actual, bien revisándolos desde la perspectiva del lenguaje y la estética.  Es un acto de generosidad por parte de un director traer al presente un clásico: una forma nueva y atractiva de asomarnos a la literatura más descollante. 

Es el caso de esta versión de El Fantasma de Canterville que, quizás más conocido por su título que por la narración en sí, nos acerca el mundo de Oscar Wilde. Si bien es cierto que esta adaptación teatral no pretende la fidelidad al texto original, sí conserva trazos del estilo del autor irlandés, siendo el humor corrosivo el más destacado. Una crítica que evidencia, como herida abierta, la aristocracia snob inglesa y el escepticismo vanaglorioso y pragmático estadounidense. No se libran ni el materialismo que todo lo compra de la familia Otis ni el abolengo arcaizante de los Canterville.

Y para una historia tan fantástica como esta, en la que un fantasma ve su capacidad de asustar minada por el raciocinio inalterable de la familia Otis, nada mejor que el teatro de títeres y objetos. Esta obra es un claro ejemplo de la utilidad dramática de los objetos que trascienden su historia sobre las tablas como mera utilería y se convierten en personajes, en actantes de una acción que sobre cuerpos humanos perdería la magia del texto original sin ganar verosimilitud ni metáfora.  
 
 
El cruce de lenguajes –teatro físico, de títeres, de objetos, máscaras, danza, teatro negro- es un acierto para contar esta historia en todos los niveles: de contenido, de estética, de tensión y atención. No decae nunca el estado de expectación del público, atento a la diversidad minuciosa de cosas que pasan en escena, mechadas con guiños clownescos, con trucos de magia, con chistes sacados literalmente del relato de Wilde.
 
El diseño de luces realza mucho el trabajo de los actores en los momentos en que prestan los cuerpos a los personajes y en el momento en que manipulan objetos y títeres. También la escenografía consigue una profundidad en el escenario extraordinaria y lo secciona en distintas zonas que permiten las meticulosas y milimétricas coreografías que realizan seis actrices y tres actores en la oscuridad para llegar a la siguiente escena en su correspondiente personaje. 

Tres momentos son sobresalientes en este continuum de acción trepidante: el inicio del relato sobre una tarima de madera donde los cuerpos dan forma a distintos elementos -humo, caballos, carruajes, tren- con una ejecución brillante. El breve pero efectivo momento en que un esqueleto fosforescente y bailarín se resignifica sobre un fondo negro –una cadera con sus fémures y sus tibias que parece un danzante flamenco- y la escena de la búsqueda policial en que teteras, tazas y coladores de té hacen las veces de inspectores. Lenguajes que, por su ausencia en las salas porteñas, hacen quedar al público con la boca abierta.

"Canterville, Gabinete de curiosidades" de Pablo Gershanik. Títeres: Aníbal Flamini, Julia Sigliano, Dina Spivak. Actúan: Amalia Casares, Telma Crisanti, Ezequiel Garcia Faura, Pablo Kusnetzoff, María Luz Morcillo, Dolores Naón, Maïa Pedroncini, Antonela Placenti, Laura Soifer. Vestuario: Fiorella Placenti. Escenografía: Ricardo Reich. Iluminación: David Seldes. Diseño sonoro y música original: Julián Teubal. Realización de máscaras: Alfredo  Iriarte. Trabajo rítmico: Federico Estévez. Asesoramiento coreográfico: Lucila Alves. Asistencia técnica: Lautaro Simione. Asistencia de dirección: Maïa Pedroncini. Producción: Pierpaolo Olcese. Domingos 18 hs. Galpón de Guevara, Guevara 326. Entrada: $130. Última función: 29 de noviembre de 2015.

27 de octubre de 2015

TEATRO | "Economía doméstica" de Daniela Calbi | Cómo ser una buena mujer en la España de Franco


 Por Alba Ermida

Daniela Calbi, autora y actriz de esta obra, se lanzó a retratar un momento histórico de otro país que también vivió una dictadura, larga, hermética y muy silenciosamente represiva, la española de Franco. Sin embargo, no redunda en aspectos y temáticas ya conocidos, muy bien tratados por el cine y el teatro. Calbi riza el rizo y apuesta por la denuncia del trato de las silenciadas, de las que nadie registra en momentos de guerra, de las que no aparecen en los libros de Historia: las mujeres, las mujeres de a pie, todas las mujeres. 

Empleando citas reales de la Revista de la Sección femenina de la Falange española y de la materia que se impartía en los colegios para mujeres, de donde obtiene el nombre el espectáculo, Calbi arma un unipersonal crítico hasta lo corrosivo, tan inverosímil para nuestra época que resulta absurdo, ridículo y grotesco, sin que el público pueda contener la carcajada. 

La autora interpreta a la hermana del dictador fundador de la Falange, Pilar Primo de Rivera, la creadora de este manual de la buena esposa. Una mujer abnegada en su servilismo hacia el marido, una mujer que limpia el suelo con una sonrisa porque se sabe esculpiendo su figura con el ejercicio que la limpieza requiere, una mujer que se arregla antes de oír la puerta abrirse para entrar su marido. Pero el marido no es tal, no es ni persona. 

Cuando suena la puerta y la mujer sumisa hace mutis para recibir al esposo, que le da apellido y razón de existir (“Dios creó a la mujer como complemento del hombre, para su compañía”), entra de nuevo a escena empujando una silla con ruedas donde está sentado un gran cabrón (macho de la cabra que en España se usa sobre todo como insulto) con un traje del color del uniforme militar en tiempos de la dictadura. En este momento la obra toma vuelo, prende al público, tanto por lo humorístico y grotesco como por la curiosidad voyerista de los espectadores que están espectantes a la intimidad en ese matrimonio zoofílico. 

Y pasa de todo, hasta lo que no pasa en en escena entre un matrimonio de humanos. Una escena bestial, una violación de un cabrón a una mujer, tan angustiante como impactante, es el momento más descollante de toda la obra. Y el final, más que por la puesta, por la dramaturgia, también deja con buen sabor de boca al público.

Son notables el gran títere que armó Valeria Dalmon, que con sus cuernos bien puede remitir a la personificación del Diablo, y cuya cabeza gigante manipula con total soltura y dominio de la disociación Daniela Calbi, que además interpreta a una ama de casa tan orgullosa de su buen hacer como consciente del avasallamiento que sufre en su dignidad, la esencia humana.

"Economía doméstica" de, con y producido por Daniela Calbi. Dirección: Román Lamas. Vestuario:  Valentina Bari. Escenografía: Juan Manuel Benbassat Diseño de luces: Román Lamas. Diseño sonoro y música: Mirko Mescia. Diseño Audiovisual: Leonardo Volpedo. Realización de vestuario: Carmen Montecalvo. Operación de luces: Luciana Spadafora. Artista plástico: Valeria Dalmon. Viernes, 20 hs. Espacio La Nave, Lavalle 3636. Entrada: $100. Última función: 30 de octubre.

26 de septiembre de 2015

TEATRO | "El cuadro" dirigida por Gastón Zambón | Ionesco para todos



Por Alba Ermida

Pan y Arte es una casa vieja convertida en teatro que aún conserva la distribución y los elementos de una vivienda: ventanas al espacio interior, cortinas, puertas de madera... Elementos todos que facilitan la inmersión en el mundo que nos propone Ionesco en esta obra, El cuadro, cuya dificultad para corporeizarla no sólo radica en lo absurdo del género -no es, sin embargo, de las más incomprensibles del dramaturgo rumano- si no sobre todo en la ausencia de acotaciones. Es por tanto, el trabajo de Gastón Zambón, arduo y dedicado, inventivo, original y muy efectivo a la hora de ayudarle al público y a los propios actores, a llevar, entender y disfrutar del texto.

Un burgués acomodado -y literalmente acomodado en su sofá-, apasionado del arte, compra cuadros para admirar en ellos la belleza que en su hermana, una anciana que tiene a su cuidado, no encuentra. Entronado en su butacón manda despóticamente sobre todos: el violinista que tiene enjaulado y alimentado con un trozo de pan, su propia hermana y el pintor que viene a ofrecerle su arte y él cruelmente subestima.
 
Se realiza una larga disertación a varias voces sobre el arte, la belleza, los afectos, la hipocresía y las relaciones humanas orquestada mediante una excelente combinación entre movimientos  coreográficos, gestos no librados al azar, magistrales cambios de ritmo de la voz -descollante la interpretación y construcción del personaje desde lo no verbal de Pablo Kusnetzoff-, pinceladas de luz que resaltan frases y construyen comicidad, la música en vivo perfectamente ejecutada por el violinista enjaulado, la sobriedad en la utilería y la escenografía.
 
Y sobre todo, destacan dos aciertos de la dirección: los osados tiempos que se toma la obra y el despojo de pretensión no narrativa. Es una obra carente de intelectualismo, comprensible, que arranca con facilidad sonrisas y carcajadas, y guía al espectador por las sendas de un género marcado con el estigma de la incomprensión y la intelectualidad, tomándolo de la mano y sugiriéndole reflexiones sin empujarlo a la univocidad.  

De Eugene Ionesco. Dirección: Gastón Zambón. Con Pablo Kusnetzoff, Nicolás Verdier, Yili Di Lauro y Patricio Muñoz. Diseño de luces: David Seldes. Asistencia de iluminación: Facundo David. Diseño de movimientos: Omar Saravia. Miércoles de octubre a las 21 hs. Pan y Arte, Boedo 880. Entrada: $100, $80. 

31 de agosto de 2015

TEATRO | "Para mí sos hermosa" de Paula Ransenberg | El mago (y las mujeres) en cuestión


Por Alba Ermida
Foto: Alejandro Ojeda

Paula Ransenberg escribió e interpreta Para mí sos hermosa, un multipremiado unipersonal con tres temporadas en cartel que habla del mundo de las apariencias y de lo que queda oculto tras esos coloridos adornos que el mundo del espectáculo usa para tapar la verdad.

Los personajes nacieron como “un impulso actoral” ya que la artista se considera primero actriz y luego escritora. Luego, vino la necesidad de contar una historia y que la obra no fuera solo una galería de personajes. Entonces desentrañaron con el director Marcelo Nacci la historia de estas mujeres: “Así nació el último personaje, la nieta del mago – cuenta a Ruleta China, Ransenberg. Soy nieta de judíos alemanes escapados del nazismo (el baúl que uso en escena era el que trajo mi abuelo de Alemania) y nos dimos cuenta que Harry era mi abuelo en cierta forma. Así cerró la obra”.

Harry es el dueño de un circo ambulante de los años cuarenta. Durante uno de sus números de escapismo en un baúl con agua el mago desaparece, dejando a todas sus compañeras de escenario y de vida en un impás en que se debaten si el espectáculo debe continuar, o es mejor esperar que él  aparezca.

Un catálogo de variados personajes circenses son la excusa para un despliegue interpretativo de esta polifacética artista. Un personaje habla francés, otro italiano, números de magia, llantos y risas construyen una lista de mujeres en estado de ausencia. Una mujer “Magneto” que baila, canta y seduce, una viuda desesperada por la ausencia que no se acaba de aclarar si quería o no a su esfumado marido, una mujer liviana, una nieta que llega para zanjar la muerte de Harry y liquidarlo todo sin saber que su abuelo sigue en el aire, en forma de magia atrapante y cautivadora. 

Y la estrella son las hermanas siamesas de caracteres rotundamente opuestos condenadas por la naturaleza a soportar a la otra. En un alucinante ejercicio de disociación, Paula Ransenberg las interpreta como si de una esquizofrénica se tratase: construídas desde el lenguaje, la voz, la gestualidad, no necesitan del vestuario diferenciador -que parte a la actriz en dos visualmente- para ser reconocidas en su personalidad. Hasta cuando tocan el acordeón, una pulsa las teclas de una forma bien distinta a como lo toca la otra.

El vestuario también es un regalo para el espectador: un desfile de trajes hermosos, coloridos, circenses que dibujan el personaje en la apariencia y que ayudan a la actriz a realizar los cambios de personaje tan rápida y radicalmente. 

En la puesta todo suma. La música termina de crear el mundo en que se ambienta esta elegía, pues, al fin y al cabo, son las vivas que se quedan llorando al mago que se fue, no sabremos nunca si al otro mundo o a seducir a otra viuda, a aprovecharse de otras siamesas o a conquistar a otra mujer "magneto". 
 
De y con Paula Ransenberg. Dirección: Marcelo Nacci. Producción: María Victoria Muñoz. Escenografía y vestuario: Alejandro Mateo. Diseño de luces: Fernanda Balcells. Diseño sonoro:   Emiliano Álvarez. Realización de escenografía: Manuel Escudero. Asesoramiento en magia: Daniel Garber. Asistencia de dirección: Pablo Guises. Funciones: Domingos 17 hs. hasta el 20 de septiembre. Domingo 27 de septiembre 19 hs. Timbre 4, México 3554. Entrada: $150.

23 de agosto de 2015

TEATRO | "El don" dirigida por Silvio Lang | Buenas muchachas


Por Alba Ermida

Con El don, una vez más Griselda Gambaro le confía al director Silvio Lang una obra inédita. A través de un cuentito simple, que pasa casi desapercibido entre la grandeza del texto y la ampulosidad de la puesta, la autora nos llama la atención de forma impactantemente inusual. Una anciana adivinadora predice el futuro de las masas: la bondad triunfará para cambiar el mundo presente. Nadie le cree. ¿Perdimos acaso la confianza en la humanidad, en la bondad? ¿Estamos ya tan contaminados de violencia, desgracias, tragedias, que nos volvimos impermeables a los actos y personas buenas? ¿Por qué nos parece un sinsentido confiar en las cualidades del ser humano para generar el cambio que se desea? ¿O es que asociamos bondad con falta de empuje, con ingenuidad, con cobardía? ¿Nos conquistó el cinismo? “Sos muy buena, pero no tenés fuerza. Bondad desaprovechada”, le dice el marido a su mujer.
 
Esta anciana vaticinadora es el hazmerreír de su yerno, que la desprecia por loca y por traer mala suerte. Es también la carga que soporta su hija, anulada por su marido y despreciada por sus hermanos. Sin embargo, en esa relación de inevitabilidad entre madre e hija, en ese cambio de roles en que la hija se convierte en cuidadora de su madre, reside la esperanza. En los pequeños gestos, en una canción de cuna, en una caricia consoladora, en una vecina solidaria que tras la tempestad que arrasa el pueblo -o la humanidad, o la familia protagonista- ayuda a esas dos mujeres buenas que a orillas del mar -¿purificador o castigador?- refuerzan su lazo originario.
 
El texto es provocador como la puesta con su artificialidad descarnada. Mientras el público se acomoda observa: “no entiendo esos objetos: mantas y cuerdas, bidones y sillas tiradas. ¿Una chimenea?”.
 
Silvio Lang concibe el teatro a la manera en que Wagner concebía la ópera: como una obra de arte total que integra música, teatro, artes visuales y ahora incorpora también la danza. Así lo hizo en Querido Ibsen, Soy Nora y así lo reafirma en El Don. Su propuesta estética  que combina la interpretación vocal y gestual con movimientos coreográficos es interesante pero por momentos dificulta el seguimiento del texto, ya de por sí atrapante por sus imágenes, metáforas y alusiones al extra escena.
 
La música, en directo y original de Pablo Cécere, traslada toda la acción a un mundo irreal, a una utopía lejana, artificial en un mundo futuro y desconocido, al igual que el vestuario de Renata Schussheim, que remite a la pobreza deshilachada y atemporal que habita en cualquier momento histórico.
 
"El don" de Griselda Gambaro. Dirección: Silvio Lang. Con Cristina Banegas, Belén Blanco, Claudia Cantero, Marcelo Subiotto. Producción TNC: Yamila Rabinovich. Vestuario: Renata Schussheim. Iluminación y escenografía: Gonzalo Córdova. Asistencia de vestuario: Laura Copertino. Asistencia de dirección: Marcelo Mendez. Coreografía y colaboración artística: Diana Szeinblum. Música original y en vivo: Pablo Cécere. Jueves a sábados 21 hs. Domingos 20.30 hs. Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815. Entrada: $60, $75. Hasta el 29 de agosto de 2015.

8 de julio de 2015

TEATRO | "La bestia rubia" dirigida por Tatiana Santana | Bailar y cantar a la memoria del padre Mugica



Por Alba Ermida
Foto: Sandra Cartasso


Siempre es difícil realizar una biografía en el ámbito escénico o audiovisual, sea teatro o cine, bien por lo inabarcable de una vida, irreducible a unos minutos, bien por el conocimiento que se tiene del personaje, conocimiento que resulta a veces juez intransigente sentado en el patio de butacas. Sin embargo La bestia rubia se la rebusca desde el formato para sortear estos comunes obstáculos y halla, mediante una conjunción bien acertada de texto y puesta en escena, la fórmula del éxito que confirmaron varias nominaciones (dos a los Premios ACE, dos a los Florencio Sánchez, una a los María Guerrero y otra a los Teatro del Mundo). Parte del suceso radica en no pretender resumir la vida del padre Mugica, si no en hacer memoria mediante elementos expresivos como la danza, la música o la iluminación.

La primera novedad que consigue captar la atención es el género: un musical, innovador para lo que ya de antemano sabemos es una tragedia. Y más aún cuando la música se aleja del mundo religioso -canto gregoriano o el canto lírico- y rompe convenciones entroncando con el rock. Otro acierto dentro del género es reducir los personajes teatrales al propio cura y completar el elenco con cuatro bailarines que hacen las coreografías, los coros y hasta de narradores que introducen el momento de vida del sacerdote rubio que cuenta la inmediata escena. 

Las coreografías son muy expresivas, ligadas a la narrativa, lo cual es otro acierto: contar una biografía desde un cuerpo múltiple que por momentos es uno y por momentos se divide en cuatro, que estertora, expresa, festeja y lucha en forma de danza. Destacable por su originalidad y prolijidad es la coreografía que convierte un partido de fútbol en plena villa en un hermoso baile.

Los textos también suponen un hallazgo, no sólo el contenido, muchas veces extraído de declaraciones y escritos de Mugica, también en forma y estructura. Textos entrecortados pronunciados como monólogos en la mayoría de los casos, con coros musicales que representan el clamor popular, los discursos políticos, las amenazas de muerte, las tentaciones carnales... Buen resumen de la propuesta de Tatiana Santana, la directora, podría ser la escena en que Mugica renuncia al amor romántico. Un diálogo que combina sus pensamientos dichos -en un monólogo interior que casi es una carta de amor nunca pronunciada- y la danza silenciosa de su enamorada que no entiende su extraño comportamiento, dos lenguajes que se encuentran, que se entienden pero que no pueden coexistir. 

También la interpretación protagónica de Nelson Rueda merece su mención. Canta, baila y actúa. Se luce en la escena final en la que su garganta, conocedora del fin, se despide con su frase de cabecera: “Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz”.

Una obra que no aspira a contar, si no a mover, a conmover y a recordar a un personaje que, por hacerle frente al poder, recibió su castigo en 15 balas.

"La bestia rubia" de Andrés Gallina. Dirección: Tatiana Santana. Dirección musical: Rony Keselman. Con Gabriel Del Río, Laura Figueiras, Pedro Frías, Melissa Noé, Nelson Rueda. Vestuario y escenografía: Jorge Ferrari. Iluminación: Fernando Berreta. Música original: Rony Keselman. Sonido: José "Poty" Frías.  Asistencia de escenografía: Luciana Uzal. Asistencia de iluminación: Nadia Strier. Asistencia de vestuario: Luciana Uzal. Asistente de producción: Lucía Asurey. Asistencia de dirección: Lalo Moro. Producción ejecutiva: Rosalía Celentano, Vanina Fabrica. Coreografía: Mecha Fernández. La obra finaliza el 17 de julio en Teatro Timbre 4. Las entradas para las funciones finales ya están agotadas. 

13 de junio de 2015

TEATRO | "Par de pájaros, el regreso" de Agrupación Par de pájaros | Cántala de nuevo en dúo Sam


Por Alba Ermida

Veinte años después de su paso por la cresta de la ola, este dúo de cantantes vuelve a encontrarse a petición de su público para entonar sus grandes éxitos. 

Más allá de lo que se pueda pensar sobre las obras de improvisación, la dramaturgia forma parte de cada espectáculo por muy irrepetible que sean los diálogos de cada función. La estructura de Par de pájaros, el regreso nos transporta mediante saltos en el tiempo a distintos momentos en la vida del dúo: desde el pintoresco lugar donde se conocieron sus integrantes hasta los momentos de celos y traiciones que lo disolvieron. 

Y mechando esta estructura narrativa, los momentos musicales que suponen el punto fuerte y distintivo del espectáculo. Los dos cantantes recurren al público para cantar sus grandes éxitos. Eligen tres espectadores y les piden el título de su canción favorita del dúo. A partir del título inventado por cada elegido los cantantes componen en el mismo momento  las canciones que les piden sus fans. A ellos se deben, y por ellos vuelven al escenario. Es ahí donde se lucen los actores a nivel de improvisación: cantan con rima una canción inventada en el momento y no sólo eso, se hacen los coros el uno al otro, se intercalan las estrofas y hacen unísono en el estribillo. 

El vestuario ochentoso, con pelucas, sacos de rayas y poses melodramáticas en las baladas, contribuyen a potenciar el género de humor. También las interpretaciones, rozando lo clownesco, y por supuesto las letras de sus grandes éxitos, de una profundidad absolutamente ausente. 

Par de pájaros... es una propuestas de improvisación que conjuga, teatro, humor y música en La Nave, un hermoso espacio multidisciplinar, cuyos altos techos que no le van en contra a la esforzada acústica del famoso dúo compuesto por Gabriel Páez y Charly Arzulian, al compás de la guitarra en las hábiles manos de Guido Briscioli. 

"Par de pájaros, el regreso". De Agrupación Par De Pájaros. Actúan: Charly Arzulian, Guido Briscioli, Gabriel Paez. Domingos 20 hs. La Nave Espacio de Arte, Lavalle 3636. Entrada: $80. Hasta el 26 de julio de 2015.

11 de junio de 2015

TEATRO | "La oscuridad de la razón" dirigida por Virginia Innocenti | Aquella Electra argentina hoy



Por Alba Ermida

Más de veinte años después de la primera puesta en escena, bajo la dirección de Jaime Kogan, de La oscuridad de la razón del maestro Ricardo Monti, una de las actrices de su puesta original toma la batuta y se coloca en la dirección: la gran actriz Virginia Innocenti debuta en este rol con una concepción propia de la versión argentina de Electra

Los clásicos son siempre fuente de inspiración y material de adaptación, esa impermeabilidad al paso del tiempo es lo que los convierte en tal. Sin embargo, la transformación a la contemporaneidad no es un reto menor. Conlleva la responsabilidad de traer los símbolos y metáforas al presente, de trasponerlos a valores y lenguajes del hoy para que el público, habitante de la actualidad, lo entienda y se identifique. 

El trabajo que hace Innocenti es minucioso en lo simbólico y muy pulido en lo estético. Con la dificultad del texto, escrito en un lenguaje arcaizante, rimbombante y muy poético, haciendo de obstáculo para una transposición contemporánea, la directora se vale de un vestuario heterogéneo y de una escenografía sugerente, abstracta y minimalista para impulsar la historia al presente. Un enorme cuenco transparente lleno de agua cumple múltiples funciones narrativas y simbólicas: agua purificadora que al teñirse de rojo por efecto de las luces se convierte en sangre derramada por traición y venganza. 

La escena de incesto podría ser la que más descolla en la obra a nivel simbólico. Al inicio de la función una mesa aparece apoyada en dos patas con la tabla vertical hacia el público. Detrás de ella se parapeta Alma, la hermana que se quedó en casa tras la guerra y la desgracia, y al salir de su escondite dice la frase que resume la obra: “El caos que hay es tan grande que sólo un caos mayor podría volver las cosas a su sitio”. Y efectivamente en un momento de la acción la mesa vuelve a apoyarse sobre las cuatro patas y sobre ella ocurre la escena de seducción y penetración durante la cual Alma convence a su hermano de que deben llevar a cabo la venganza. 

Música en directo de una calidad muy alta, y la sobresaliente interpretación de Ana Yovino son otros dos puntos fuertes de esta propuesta, que en momentos entronca la Electra griega con un Hamlet moderno y feminizado: Alma, mujer, hija, lucha por vengar a su padre, muerto por el tío y la madre. Ella que tiene la voluntad, la decisión, la valentía, no puede llevar a cabo la acción porque eso es cosa de hombres. Por eso ella tiene que convencer, y qué mejor que sus artimañas de seducción sexual, a su hermano, varón, para que ejecute la venganza.

"La oscuridad de la razón" de Ricardo Monti. Concepción y Dirección: Virginia Innocenti. Con Ana Yovino, Luciano Suardi, Juan Luppi, Pablo Mariuzzi, Maia Mónaco, Daniela Salerno, Lorena Szekely. Escenografía y vestuario: Julio Suárez. Iluminación: Leandra Rodríguez. Música original: Maia Mónaco. Asistencia de dirección: Luciano Percara. Producción: Silvia Barona. Sábados y domingos 19.15 hs. Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. Entrada: $160. Hasta el 26 de julio de 2015.

28 de mayo de 2015

CINE | "Zonda, folclore argentino" de Carlos Saura | Viaje a las raíces de la música nacional


Por Alba Ermida

Al estilo de sus trabajos anteriores Flamenco, Fado o Sevillanas, ahora Carlos Saura, el octogenario cineasta español, recoge el folclore argentino en una cinta que titula Zonda, folclore argentino  que, sin una trama narrativa y definido como un musical por el director, se configura como un catálogo de ritmos propios de la cultura argentina, una antología de la música autóctona del país. 

El autor le da absoluta prioridad a la música, al sonido de instrumentos y voces, a la expresión vocal y corporal, sobre las formas cinematográficas o documentales, de forma que, a lo largo de una hora y media se suceden sin introducción ni explicación temas de distintos géneros musicales interpretados por conocidos músicos del país (hasta pareciera que están todos): desde el pianista Horacio Lavandera que abre la cinta con un hermoso “Bailecito” pasando por la popular Soledad Pastorutti, los maestros Jaime Torres, Aznar, Salinas y Vitale, Liliana Herrero, Juan Falú, Jairo, Peteco Carabajal, sin olvidarse de sendos homenajes a Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui, entre muchos otros. 

Como todo trabajo audiovisual, Zonda es un cúmulo de decisiones. En este caso, Saura elige la sobriedad de los trabajos anteriores y monta un estudio en un galpón del barrio porteño de La Boca, con un par de paneles traslúcidos como fondo de decorado sobre los que proyecta luces de colores, vídeos, fotos o simplemente los usa para jugar con las siluetas de los bailarines. Rodeado de un distinguido equipo técnico, en el que despunta el director de fotografía “Chango” Monti, Saura consigue hermosas imágenes. Por ejemplo, un piano de cola sin la tapa en un visceral plano cenital que permite ver las entrañas del instrumento. También el sonido es de una calidad excelsa, lo que permite disfrutar más de la música en un sentido de profundidad que un concierto en directo no permitiría.

Hermosos instrumentos, voces femeninas y masculinas, intérpretes de pueblos originarios, vestidos de forma tradicional o contemporánea, niños, ancianas, bailarinas y bailarines se juntan para mostrar su cultura desde la entrega y el disfrute. Y así consigue Saura trasladarle esa alegría al espectador, mostrarle su cultura a los argentinos y enseñársela a los extranjeros, una cultura que enraíza en la música, variada y compleja, identitaria. 

"Zonda, folclore argentino" (Argentina-España-Francia, 2015).  87'.  Apta para todo público

22 de mayo de 2015

TEATRO | "Indiscriminadamente discriminados" dirigida por Gisela Amarillo | Escenas de la vida cotidiana desigual



Por Alba Ermida
Foto: Martín A. Biaggini


Por mucho que lo queramos negar, todos discriminamos y en ese juego perverso también somos víctimas, pues consciente o inconscientemente somos blanco de discriminaciones. Este fenómeno es lo que pone sobre el escenario la compañía teatral Oveja Negra, un grupo de adultos con “capacidades diferentes” que busca a través del arte hacer visible lo invisible, producir un cambio en relación a lo que se piensa sobre “el otro”, “lo distinto” mediante la puesta en escena de problemáticas sociales . 

Dicen ellos que su creación colectiva surge de anécdotas y vivencias de los amigos, familiares, de ellos mismos. Usan material de la calle, de la vida cotidiana, que dramatizado y rodeado de una sencilla, efectiva y muy trabajada puesta en escena, consiguen crear un vínculo de empatía e identificación con el público. La obra se compone de varias escenas que muestran situaciones diarias de desigualdad en las que la perversión de la dinámica discriminatoria acaba dándose vuelta y engulle al discriminador. 

Muy divertida, hasta el punto de no poder contener la carcajada, emotiva pero sin melodramatismos ni exageraciones ni sensacionalismos que busquen la lágrima fácil, con unas interpretaciones estelares rebosantes de desparpajo y sobre todo, con una sencillez de vestuario, utilería y luces tan arriesgada como eficiente, Indiscriminadamente discriminados consigue hacer transitar al público por distintos estados: desde la reflexión sobre el comportamiento de cada uno, la indignación e impotencia ante la injusticia que se pasea sin castigo; la emoción de ver a personas, que sabemos son discriminadas en su cotidianidad, actuar la injusticia de su discriminación. 

Absolutamente meritorio es el trabajo de la directora, Gisela Amarillo, que supo desde la simplicidad y la contención mantener al público espectante hasta el aplauso explotado del final.

“Indiscriminadamente discriminados”, creación colectiva. Dirección: Gisela Amarillo.  Actúan: Damián Zoznik, Marcela Rodríguez, María Eugenia Aparicio, Marina Simonetta, Micaela Luna,  Iván Perri, Magalí Maldonado , Alejandra Manzo,  Julieta Díaz, Federico Zizmond. Asistente de Dirección, sonido e iluminación: Guillermo Bordone. Asistentes de actores: María Fernanda Vega Gutiérrez, Juan Ignacio Servente, Luciana Abritta. Escenografía: Diseñada en forma colectiva por los integrantes de la Compañía teatral Oveja Negra. Producción: Compañía Teatral Oveja Negra. Viernes 22.30 hs. Pan y Arte, Boedo 876. Entrada: $100, $80. Hasta el 29 de mayo de 2015.

12 de mayo de 2015

TEATRO | "Svaboda" de Bernardo Cappa | Libertad para tres



Por Alba Ermida

Me contó Bernardo Cappa, el autor y director, que usó hechos reales para tramar Svaboda: sus abuelos, ucranianos, tenían un terreno en la Argentina profunda y un día una vaca, buscando la libertad, se encontró de bruces con un camión. El abuelo no quería líos y estaba dispuesto a pagar los daños al transportista, pero a la abuela, más ruda y testaruda, no le parecía justo pagar por unos daños que ellos no habían cometido.

Esta es, a grandes rasgos, la historia que acontece cuando nos sentamos en la sala pequeña del Teatro del Pueblo. Un detalle importante añadió Cappa a este detonante que recordaba de su infancia: el idioma. Los personajes de la obra son rusos y hablan ruso. Es más, el hombre entiende y habla castellano, pero la mujer sólo sabe repetir algunas palabras. Ahí entra la libertad (“svaboda” es “libertad” en ruso), la libertad para entenderse, para expresarse. La libertad para poder exponer sus razones en igualdad de condiciones ante el abogado del camionero accidentado. El idioma es la herramienta de comunicación más precisa y rápida, es lo más necesario en un proceso de justicia donde dos partes buscan lo opuesto. Y si el entendimiento en el mismo idioma ya es complicado, ni que decir si una parte habla ruso y la otra castellano. 

Y Cappa, buen jugador de las reglas dramáticas, sigue añadiendo complicaciones: el abogado del camionero está perdidamente enganchado con la rusa, ruda y testaruda, a la que le tiene que sacar dinero. Y además, la parte masculina del matrimonio de emigrantes, no para de poner al apocado del abogado en situaciones incómodas que evidencian cuánto desea a su mujer con las que se burla de él sin mucho disimulo.

Los tres actores resaltan por igual en su increíble trabajo interpretativo. Pablo Chao consigue un personaje ridículo y cómico que hace sufrir al público por empatía y condescendencia. Aníbal Gulluni maneja con una soltura despampanante su personaje de doble filo: sometido (a la rudeza de su mujer) y sometedor (del abogado). Laura Nevole construye un personaje desde el cuerpo, la mirada y el tono, pues el poco texto que tiene lo dice en ruso. 

Momentos desternillantes se mezclan con otros angustiantes en una obra que nos muestra que no se necesita entender palabra por palabra de un idioma para entender el sentido, pues el lenguaje no verbal cuenta mucho más. Sobre todo cuando se habla de conceptos universales como la “svaboda”.

“Svaboda” de Bernardo Cappa, en colaboración con Pablo Chao, Aníbal Gulluni, Gabriel Guz y Laura Nevole. Dirección: Bernardo Cappa. Con Pablo Chao, Aníbal Gulluni y Laura Nevole. Vestuario: Paola Delgado. Escenografía: Pia Drugueri. Iluminación: Claudio Del Bianco. Director Asistente: Gabriel Guz. Producción: Neqktarea Producciones, Martín Savi, Oscar Scioscia. Domingos, 18 hs. Teatro Del Pueblo, Diag. Roque Sáenz Peña 943. Entradas: $ 130, $ 80.

22 de abril de 2015

BAFICI | Dos argentinas: Amores perros y Perdidos en Miramar



Por Alba Ermida

Dentro de las películas argentinas que participan de la Competencia Internacional, una propuesta bien radical es La mujer de los perros, codirección de Laura Citarella y Verónica Llinás. Once personajes: una mujer con diez perros. Y una infinidad de preguntas que surgen en la mente del espectador, así se conforma esta obra con idea original de la actriz porteña que también la protagoniza.

La mujer, que ni nombre tiene, vive en una cabañita construida por ella en algún bosque de la llanura bonaerense acompañada de sus fieles amigos cuadrúpedos. Recolecta botellas de vidrio y plástico, se alimenta de frutas y aves que ella misma caza y vive con lo mínimo. Lo más impactante de la película es el silencio, un silencio que al espectador le resulta aterrador y que en contraste, la protagonista disfruta. Un silencio que poco a poco va dejando de ser incómodo para convertirse en agradable y deseado. Un deseo que se consigue por oposición: después de 40 minutos inmersos en esa naturaleza sonora que en algún punto nos es propia, conocida, ingresa el ruido de lo artificial, del mundo al que la mujer no pertenece pero que sigue existiendo más allá de los límites de su pequeño bosque.  

La película plantea interrogantes que no resuelve nunca. En cuatro estaciones se divide este seguimiento no sólo contemplativo - ya que en varias escenas la protagonista se enfrenta con el mundo al que no pertenece -  comenzando por el verano y terminando en la primavera.  La duda principal que queda en el público es si la mujer de los perros quiere esa vida. Y como la ausencia de respuestas en el filme abre todas las interpretaciones posibles, al salir de la sala se oyen voces que sentencian “esa mujer necesita tratamiento si no quedarse ingresada” y hay quienes prefieren pensar que es una descarnada crítica al sistema que cada vez impide más la comunicación. Es destacable la calidad de la fotografía que sabe aprovechar la luz natural para pintar de colores y texturas las cuatro estaciones que se retratan. Y la calidad de la actriz que, sin decir una sola palabra, construye un completo, difícil e insondable personaje.

Miramar, de Fernando Sarquís, por su parte, compite en la sección Oficial Argentina. Esta miniproducción (en cuanto a lo económico) que contó con el apoyo de comercios y empresas de los alrededores de Miramar, en la provincia de Córdoba, demuestra que con poco dinero se puede hacer buen cine. 

Una adolescente que ayuda a su madre en la hostería del pueblo de Miramar. Un joven que llega a un lugar que le es desconocido para pensar. Ella juega de local así que es la primera en mover ficha: lo invita a él, cliente taciturno, casi hosco, a conocer lugares hermosos en las orillas del lago del pueblo. La relación que al principio es forzada, (casi) por compromiso por parte del foráneo, comienza a pulirse y a nutrirse mutuamente. Ella necesita alguien con quien hablar, por quien sentirse atraída e ilusionada, en quien volcar sus miedos, y él no quiere hablar porque aunque sí tiene algo que contar, prefiere callárselo. 

La diferencia de edad entre los dos supone un hallazgo del guion: aunque están en dos momentos de la vida bien diferenciados, hay puntos de encuentro, hay metáforas que le sirven a él sobre lo que ella está viviendo. Y la dosificación de la información, en progresión la de ella y casi ausente la de él, también crea una tensión a base de misterio, intriga y sospecha. Ella está preocupada por su futuro: irse del pueblo para vivir en otra ciudad en su período universitario con lo que ello conlleva, dejar a su madre sola en la hostería, a su padre enfermo sin sus periódicas visitas, ese sentimiento de desarraigo previo a la partida, de responsabilidad por los que se quedan, que realmente ocultan el miedo aterrador a lo desconocido, aunque la promesa diga “mejor”. Él, sin embargo, huye de algo pasado, de un dolor que aún tiene en el cuerpo, en la mente. Sin apenas pistas sobre lo que le ocurrió, el actor interpreta una pena profunda.  

La realización dibuja paralela la curva de la historia, acompaña y expresa los actos y palabras de los personajes. Cantidad de primeros y primerísimos primeros planos que reflejan la angustia, el encierro, las dudas y miedos en la mente de los personajes, con poca profundidad de campo, lo que implica un desenfoque inmediato si el actor se mueve mínimamente: el miedo al vacío, a lo desconocido, al otro, a lo que está fuera, más allá. En oposición, los planos generales, normalmente en exteriores, sí tienen profundidad de campo pero encuadran localizaciones casi fantásticas, paisajes lunares, que expresan la interioridad de los personajes que los transitan: una llanura en ruinas, llena de escombros, una orilla del lago llena de árboles blancos, secos, sin hojas, simples tronquitos que crean ritmos y recuerdan a esqueletos. Las referencias al agua como símbolo de libertad y la imposibilidad de disfrutar de ella. En palabras de Sofía, “un puerto significa 'libre' si tienes en qué salir de él”.