Por Gonzalo Marina
Encontrar una voz. Esa es la búsqueda de cualquier lector y escritor frente a toda obra. Con esta idea, a veces elijo un libro en blanco y aguardo la sorpresa. Pero en general, antes, consulto reseñas, guardo comentarios o, como en el caso de Textos reunidos de Santiago Loza, leo otros escritos del autor. Conforme pasaba las hojas del tomo comenzaron a aglutinarse los temas, imágenes y metáforas que tenía dispersos sobre la producción del dramaturgo. Las palabras cobraron identidad, encontré una voz.
Textos reunidos incluye varias piezas de Loza que fueron llevadas a escena en los últimos años: Asco (2010), La vida terrenal (2010), Pudor en animales de invierno (2011), Matar cansa (2011), He nacido para verte sonreír (2010), Todo verde (2012), La mujer puerca (2012), El mal de la montaña (2012), Mau Mau o la tercera parte de la noche (2013), El corazón del mundo y Tu parte maldita (2013).
Los libros con obras de teatro suelen intimidar. La lectura es entrecortada y por momentos cuesta representarse la acción sólo con los diálogos. Pero en el caso de las piezas de este libro hay un relato íntimo donde las imágenes se encadenan sin esfuerzo. Otra particularidad es que no hay ninguna indicación sobre la puesta en escena (el teatro donde se montó o los actores). Además, hay una entrevista al autor y varios testimonios de sus colegas.
Uno de los rasgos más notables de la obra de Loza es la concepción de sus personajes. De la boca de los individuos más comunes, el autor logra construir un discurso atrapante. Lo vemos particularmente en Asco, donde un portero habla con un vecino insomne del deseo que siente hacia una mujer del edificio, además de sus problemas de todos los días, como las hormigas: “a veces creo que es la misma repetida. Una hormiga es una y su infinita repetición”.
A través de sus reflexiones, sobre el amor o la soledad, conocemos el mundo de estos seres invisibles. “Debe ser bravo no sentir a nadie cerca cuando se duerme. Debe ser como flotar en el mar, de noche, y no tener de dónde agarrarse y saber que la orilla está muy lejos”, cree el portero. La indagación sobre la soledad, el cuerpo, la noche, conforman esta rica poética, a la que no podemos dejar de incluir la temática religiosa, eje de la emblemática La mujer puerca.
También destacamos la construcción del presente a partir del pasado, como las impresiones de la infancia en La vida terrenal, o Mau Mau… donde se repasa la historia argentina y entendemos que “el olvido permanente da menos pena que la gloria pasada”.
Las relaciones filiales son cruciales como en He nacido para verte sonreír o Pudor en animales de invierno donde un padre visita a su hijo recién mudado a la ciudad, que vive con una mujer en la heladera. “Es que para vos siempre tuve este cuerpo y no es así, los padres ven crecer a los hijos pero los hijos no ven crecer a los padres”, recapacita el hijo.
De todas las obras se destaca Matar cansa. Repleta de imágenes potentes, el discurso del admirador de un asesino es sencillamente magnético. Mientras las víctimas se suceden, sorprende el perfecto entramado de piedad y crueldad:
"Todos matan.
Me pasé la infancia descuartizando insectos.
Nada me gustaba tanto.
O las niñas, hasta la más dulce muerde su muñeca, le arranca el pelo, la cabeza, las piernas.
Así que matar, hasta los niños matan".
Entre otras referencias, hay algo de las novelas de Manuel Puig o los personajes de Tennessee Williams en la escritura de Loza. Es una mirada sobre la intimidad de la mujer, que no esconde su lado más sombrío. Se cuidan los detalles, las impresiones del cuerpo. Porque en Textos reunidos hay una enorme variedad de miradas. Algunas son de ternura, o de admiración; otras, posiblemente de miedo, y muchas de amor.
"Textos reunidos" de Santiago Loza. Editorial Biblos, 2014. 274 pág.
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