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26 de noviembre de 2015

TEATRO | "Myrian Cardozo y las Golondrinas del Monte" de las Ramponi | Un típico festival folklórico acá nomás


Por Florencia Fangi Boggia
Foto: Luisina Jacinto, Roz Yungel 

Al lado de la sala principal del Camarín de las Musas nos recibió la Evángelin, una coyita de mandíbula caída y ojos perdidos, que nos invitó a servirnos un vino barato de un pingüinito para esperar el chou que recién llegaba desde Jujuy a la gran ciudá: Myrian Cardozo y las Golondrinas del Monte. Un trío musical que viene a cantarnos sus historias de amor y desamor, del día a día en el pueblo, de personajes que sin aparecer quedarán en la memoria. 

El espectáculo imita a un festival folklórico de provincia y está compuesto de temas originales interpretados por Las Ramponi, quienes dan vida a estos hermosos personajes. El salón es enorme, largo, con una acústica bastante fiera. Todo reverbera, es un poco encerrado para hacer un espectáculo musical, pero le da ese toque artesanal de las peñas. Hay unas guirnaldas en el techo y una mesa donde debería comerse todo asado: de tablón con olor a madera blanda por la humedá. Sumado a esto, el vestuario mezcla de cholas con coyas, con vestidos, polleras y zapatos colorinches, gorros puneños y bigotes pintados. 

Me sale la entrerrianada cuando hablo de ellas pero Las Ramponi lograron transportarme a esa tranquilidad de pueblo y de personalidades sencillas. Encantan. Su humor es negro, burlón, de adolescentes, con amor y respeto a la diversidad, riéndose en clave de clown de las desventuras y tragedias que se viven día a día. Muestran un despliegue de talento tanto actoral como musical, que invita a un magnífico mundo berreta del cual es difícil irse porque no existen preocupaciones, ya que esquivan las situaciones graves con humor, ríen de sus tristezas y lloran sus alegrías. 

Myrian Cardozo y las Golondrinas del Monte es una obra para ver más de una vez, para reírse a carcajadas o morirse de ternura, o todo eso junto. Contagia buena onda, buen humor y ganas de ser parte. La salida después del teatro es directo a comprar fernet capri con Manaos y un vino patero de 45$ la damajuana, para ir a Puerto Madero a comer asado al resplandor de la brasa.

De Las Ramponi. Con Fiorella Cominetti, Carolina Ferrer, Julieta Filipini, Clara Maydana. Vestuario: Las Ramponi, Paula Molina. Diseño de escenografía: Las Ramponi, Julia Camejo. Diseño de luces: Las Ramponi. Realización escenográfica: Las Ramponi, Pitu Entenza. Video: Luisina Jacinto, Roz Yungel. Música original: Las Ramponi. Producción Audiovisual: Mintografías. Colaboración artística: Lucía Panno. Jueves, 21.30 hs. Camarín de las musas, Mario Bravo 960. Entrada: $100, $150. Última función: 26 de noviembre.

2 de julio de 2015

TEATRO | "La Pilarcita" de María Marull | Realismo interior



Por Eugenia Guevara
Foto: Sebastian Arpesella

Seguramente la estética realista sea la de mayor peso en el teatro argentino – al menos en el que se hace y se ha hecho en Buenos Aires - y obras como La Pilarcita de María Marull, que se presenta con gran éxito los viernes en El camarín de las musas, muestran uno de los caminos que aquella poderosa tradición recorre hoy. La acción transcurre en el patio, habitado por una pelopincho, un juego de jardín y unas ropas danzantes en la soga, de una casa en un pueblo de Corrientes. Pero en realidad, no es simplemente una casa, también es una especie de hotel, ya que hay una habitación que justo cuando la obra inicia acaba de ser ocupada por una mujer de Santa Fe, con un hombre mucho mayor que ella. Eso le cuenta Celina a Celeste, su amiga y colaboradora en el “hotel”. Los visitantes han llegado en la víspera de la jornada que inspira la pieza, el día de “la Pilarcita”, una santita milagrosa a la que hay que ofrendarle una muñeca para que de curso al deseo del creyente. 

La obra está construida a partir lo charlado: fundamentalmente por los personajes femeninos que no dudan en intimar pronto, abriéndose a la otra. En el caso de las amigas, esos relatos se construyen desde el conocimiento y la confianza; en el caso de Celeste y Selva, la huésped, que se harán confidentes y cómplices, desde la intuición y la necesidad. Por eso, y ya que lo hablado es todo, resulta muy preciso e interesante, al mismo tiempo relajado, el registro que se construye para cada personaje, lo que se refuerza con las interpretaciones. Lucía Montiel da vida a una molesta y chismosa -pero también cálida y franca- Celeste y es un poco alrededor de su personaje y el de Selva que se teje la trama. Como Selva, en el cuerpo de Luz Palazón, insegura y relegada, Celeste no tiene muy en claro qué es lo que quiere. Y Selva tampoco, solo sabe que quiere a Horacio, su compañero de viaje, y eso es lo que la ha sostenido desde hace muchos años. Completa el cuadro donde reinan la siesta y la noche, siempre el calor, Hernán (interpretado por el ascendente Julián Kartun), el hermano de Celina (Paula Grinszpan),  estudiante en la ciudad, de regreso para participar del concurso de Compuesto de la fiesta de la Pilarcita. El no hablará en serio casi nunca pero podrá cantar y contar con una guitarra que parece serle inextirpable. 

La Pilarcita de María Marull tiene puntos en común con Vuelve de Paula Marull, que María protagonizaba. Las hermanas mellizas que un diario porteño definió como "brillantes"  están creando una producción que dialoga intertextualmente con la de la otra. Ambas vienen a mostrar un realismo que por lo general está ausente de la cartelera del off de Buenos Aires: uno que instala temáticas muy comunes para los del "interior"; líneas narrativas que plantean la cuestión de ser ajeno en una ciudad, o de ser de un pueblo o de ciudad, o de la provincia o de la capital, de irse o de quedarse, de realizarse, cumplir sueños o abandonarlos, con el peso de la procedencia. Un realismo de las entrañas de la patria, específicamente del litoral, que se aleja del estereotipo y expone personajes verosímiles. En el caso de La Pilarcita se suma además el mérito de un minucioso trabajo realizado sobre el habla, tanto desde el texto, como desde la actuación.

La Pilarcita” de María Marull. Con Paula Grinszpan, Julián Kartun, Lucía Maciel, Luz Palazón. Vestuario: Jam Monti. Diseño de espacio: Jose Escobar, Alicia Leloutre. Asistencia de vestuario: Betina Andreose. Asistencia de dirección: Sofía Salvaggio. Producción: Natalia Di Cienzo. Dirección: María Marull. Viernes 21 hs. Camarín de las musas, Mario Bravo 960. Entrada: $130, $90.  

18 de febrero de 2015

TEATRO | "La tercera posición" dirigida por Carla Maliandi | Política y arte en una noche amarga

Por Eugenia Guevara
Foto: Pablo García

Es la década del 50. El paradójico centro de la escena de La Tercera posición es un espacio exterior, en las afueras de Buenos Aires, campo privilegiado donde va a producirse la batalla ideológica - cultural - política, al comienzo deportiva, entre Ignacio e Irene. En el lugar hay una cancha de tenis y una especie de jardín o galería, con sillones y una mesita. El interior que nunca veremos pertenece a una residencia aristocrática en la que se lleva a cabo un simposio de arte, en el que Ignacio dará una conferencia. Ese interior sólo nos será mostrado en fragmentos, con imágenes proyectadas en el espacio escénico que dan cuenta de un momento crucial de la historia, que ha sido elidido de la acción teatral.

La obra encuentra a Ignacio con su asistente Irene en la previa a la conferencia, intentando lograr fluidez en un supuesto partido de tenis, deporte que sólo él conoce y que sólo a él le interesa jugar/ganar. Irene ejecuta sin ganas la actividad que forma parte de su trabajo  - aunque es evidente que no ha aprendido nada. Él ya ha escrito un discurso, que pretende desplegar frente a los asistentes, pero Irene lo ha desestimado y ha escrito otro nuevo, de buen nivel, ya que es conocedora del tema. Él duda, se pregunta y le pregunta si está segura que no tendrá problemas, si él conoce de lo que habla la disertación. Irene le dice que sí, que todo lo que ha de decir está perfectamente explicado en el texto

Pero Ignacio regresa de la conferencia encolerizado por lo que cree ha sido una traición de su asistente que lo ha puesto en ridículo frente a sus pares. Esa sensación - de haber sido utilizado para dar un mensaje ideológico que no termina de comprender, pero claramente lo crispa-, algunas palabras sospechosas y los gestos del auditorio frente a su exposición sobre arte lo han convencido. Por eso estalla la feroz pelea con Irene, en la que el texto dramático enfrenta dos discursos sobre la realidad, dos discursos encarnados en dos miembros de diferente clase y generación, de alguna manera, el discurso del dominante vs. el discurso del dominado, en un contexto en el que el gobierno peronista daba visibilidad a sectores sociales más vulnerables, los históricamente dominados. 

La obra crea su trama a partir de dos líneas: por un lado, la discusión político e ideológica, donde quizá el tema principal sea el rol del artista y de su obra frente a un cambio de paradigma histórico, y por el otro, la reconstrucción de la trágica muerte de un tercero cercano a ambos. Además hay otra idea que destaca o más bien permanece y cobra fuerza. Podría pensarse que, en la actitud de Irene, una joven que ha podido formarse, es lúcida y ha accedido a otros círculos sociales donde ha visto, lo que resta es el resentimiento. Sin embargo, no es esa la mejor palabra para describirla, si no la que el propio texto utiliza para ella: la amargura. 

La frase "la tercera posición" es la que más altera a Ignacio de la conferencia que ha dado. En el marco de la Segunda Guerra Mundial, el presidente Perón llamó así a la posición ideológica argentina en el plano internacional, una posición que rechazaba tanto al liberalismo capitalista y al Estado totalitario porque considerada que en ambos modelos el hombre era un esclavo de la producción. En cambio, en la democracia social de la tercera posición, era un ser libre de desarrollar su capacidad creadora. Y algo de eso hay como corolario en esta obra, intensamente interpretada, la amargura de Irene puede sublimarse con su capacidad creadora, incapaz de hacer como los Ignacios que pueden existir con liviandad amparados en la seguridad que les da la clase o el dinero. 

"La tercera posición" de Carla Maliandi y Pablo García. Dirección: Carla Maliandi. Con Anahí Pankonin y Eduardo Iacono. Voz en off: Rafael Spregelburd. Escenografía: Fernanda Heras. Diseño y realización de vestuario: Fresco Vestuario. Diseño de luces: Facundo David. Asistencia de dirección: Pablo Spigardi. Jueves 21 hs. Camarín de las musas, Mario Bravo 960. Entrada: $120, $70. 

25 de abril de 2014

TEATRO | "La prueba de lo contrario" dirigida por Melina Marcow | Una historia ni lineal ni sencilla


Por Gonzalo Marina 

Entran, discuten, amenazan, se victimizan, salen los personajes de casas hechas con varillas que giran por el escenario, todo alrededor del sujeto. A partir del estupendo texto de Olivier Chiacchiari, Melina Marcow dirige La prueba de lo contrario, una historia de muchas historias que se enriquece con esta puesta en escena.

Una jornada habitual en un pueblo apacible a las 20:00. El sujeto, sin problemas, sufre el asedio de unos enmascarados que le preguntan a punta de pistola dónde está Téo. El sujeto no sabe el paradero de su amigo, lo que agita la situación. Pero en lugar de continuar con este relato, el narrador nos lleva al otro extremo del pueblo, de nuevo a las 20:00. Allí, los habitantes planean enfrentarse al grupo armado. La situación vuelve a sacudirse cuando el sujeto duda y los otros lo acusan de traidor. Nuevamente el narrador nos muestra otra parte del pueblo, el centro, donde el sujeto resiste los planteos de los vecinos. ¿Téo violó a la hija del farmacéutico o ella lo sedujo? ¿Hubo testimonios falsos? ¿Se puede matar por caridad? ¿Quién extorsiona a quién? Diferentes hipótesis sobre un hecho, todas a las 20:00.

Si dijimos que Chiacchiari escribió una obra estimable fue porque lleva al extremo algunos rasgos propios de la modernidad, como la superposición de sentidos, el juego con los géneros, la poca objetividad del discurso (y del sujeto que enuncia). Ideas plasmadas en una narración interesante. Pero también es rico porque brinda un sinfín de posibilidades escénicas, originalmente explotadas en este caso.

La escenografía de Julieta Potenze presenta los diferentes espacios con tres cubos, la esencia de una casa. El acierto está en su movilidad, análoga a los cambios de una historia con múltiples vaivenes. También ayuda a recrear los cambios en el tiempo, algo muy difícil de lograr en teatro. Las máscaras y el vestuario también nos alejan de la realidad, de una verdad tan esquiva como la que muestra un drama.

Aunque predomina un tono angustiante, la obra cuenta con mucho humor. Se ve un gran manejo de los actores para hacer de un pasaje algo íntimo o divertido, más allá de cualquier factor sorpresa. Alternan la seriedad del argumento con el juego en el que están insertos.

Por sobre de todas estas características hay un planteo interesante sobre lo que es la amistad y el valor de la palabra. Dice un personaje, más vale una duda desagradable que una verdad espantosa. Como pocas veces uno toma conciencia de que ninguna historia, al igual que la realidad, es lineal ni sencilla.

"La prueba de lo contrario de Olivier Chiacchiari. Dirección: Melina Marcow. Con Marcos Ferrante, Eduardo Iacono, Natalia Olabe, Javier Pedersoli, Fernanda Pérez Bodria, Martín Speroni. Vestuario: Aldana Della Salla, Juan García. Escenografía: Julieta Potenze. Diseño de luces: Rocío Caliri. Asistencia de escenografía: Tomás Fage. Jueves 21 hs. El Camarín de las musas, Mario Bravo 960. Entrada: $100, $70.

14 de junio de 2013

TEATRO | "La flor del Irupé" de Julieta Ledesma | Compañeras en lucha

Por Natalia Maya

La escena de un living hogareño del Alto Paraná devenido peluquería; la custodia de Eva Perón, dueña de un santuario improvisado. Colores, vestidos, perfumes, peinados, curvas, cuerpos: el escenario huele a mujer y la peluquería de pueblo se explota como el espacio femenino por excelencia, el centro del chisme y su circulación. La obra La Flor del Irupé se abre en el límite de ese espacio público y privado de una casa donde funciona el salón de Rosita, peluquera del pueblo y conductora de la radio local, quien asiste a la compañera Marga, clienta y dueña de un plan de venganza contra la Irupé, enemiga pública de la causa, traidora que, según Marga, ha conseguido un ansiado puesto de planta permanente gracias a medios indecorosos.

¿Quiénes son estas dos mujeres que el espejo del tocador reúne?,  ¿Qué imagen se devuelve de ellas y de los otros? Rosita ansía la popularidad, ser la voz estrella del pueblo; Marga, lengua filosa y manipuladora, busca sembrar en ella la semilla de la duda, la exaltación nacionalista, la unión compañeril frente a la usurpadora, la Irupé, aquella que ha venido desde el Paraguay por todo lo que no le pertenece, desde la tierra hasta el puesto de planta permanente.

La radio, medio de comunicación por excelencia del peronismo, ocupa un lugar central en la historia. Es el dispositivo de enunciación detentado por Rosita y codiciado por Marga, quien lo usurpa para llevar adelante su plan, desplazando la voz de su conductora. La radio es el espacio de la difamación, la puesta en circulación de la condena de clase: Irupé no puede haber obtenido ese puesto legalmente, porque es guaraní, porque vive del otro lado de la pasarela, porque ha nacido presa de una clase que la excluye de ser una auténtica compañera.

Pulsiones, deseos y codicia colocan a Marga como actor central de la difamación: roba un dispositivo de enunciación para condenar y se llama a silencio cuando el efecto no se hace esperar y la lógica del chisme se pone en funcionamiento. Esa es su venganza personal, denunciar la colonización de Irupé, dividir la militancia y reafirmar el ser nacional.

El retrato de Eva Perón es testigo de los múltiples sentidos que la lucha de Evita ha adoptado en el tiempo, de un "ser mujer compañera" de un mundo que es otro y sin embargo el mismo cuando la violencia y la codicia se hacen cuerpo en una mujer. Con lucidez, humor y destacadas actuaciones, la obra teje la construcción de lugares y actores tan farsescos y verdaderos como lo es la invención de la vida ajena. 

“La flor de Irupé” de Julieta Ledesma. Con Fernanda Penas, Marisa Aguilera, Santiago Fraccarolli. Vestuario: Ezequiel Galeano. Escenografía: Pablo Calmet, Mariana Del Gener. Iluminación: Sandra Grossi. Música: Nicolas Bari, Matias Niebur. Asistencia de dirección: Lucila Ianigro. Producción ejecutiva: Dolores Montaño. Domingos, 19. 30 hs. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Entrada: $70, $50. Hasta el 21 de agosto de 2013.

22 de marzo de 2013

TEATRO | "El Dique" dirigida por Leonardo Kreimer | Un asunto de fantasmas



Por Cecilia Perna

Traducir, en el teatro, no es sólo una cuestión de idiomas y palabras, no es sólo una cuestión de texto y traductores… cuando se traduce en teatro, se traduce todo y todos traducen. Suele decirse que la “traducción” es el trabajo con el texto escrito, y que todo lo demás es “adaptación”. Pero yo prefiero pensar que, no es necesario hablar de adaptación, cuando la traducción se cumple como un solo y mismo proceso. En el proceso único de la traducción, hay una continuidad inquebrantable entre la palabra dicha, los músculos que hacen la voz del actor, su dicción, el punto preciso donde pone la lengua cuando articula una palabra, la palabra que se mueve en su boca, los otros músculos de la boca, los otros músculos, su movimiento entero, el escenario que pisa, el lugar donde está el escenario y el año el día y la fecha en que fuimos nosotros, los espectadores, convocados para presenciar la puesta. El teatro es inminentemente contextual. Pura, purísima deixis. 

A veces, excepcional y felizmente, se logra el milagro de una traducción poderosa. La puesta de El Dique, es uno de esos casos de milagro. Una obra escrita por el dramaturgo irlandés Conor McPherson en 1997 y llevada por primera vez a las tablas porteñas bajo la dirección de Leonardo Kreimer. El Dique es un milagro que no cae del cielo, sino que es claramente el resultado de un trabajo consciente, fino, ingenioso y, sobre todo, un trabajo de conjunto.

El Dique es una obra de fantasmas. Un bar en un pueblo pequeño, un ambiente de hombres y una mujer que cae desde la gran ciudad, son la excusa para engranar una máquina de narrar horror. 

La calidad de la obra es enorme, balanceada en cada elemento: desde la energía tan bien administrada de los actores, hasta la economía delicada en el uso del tiempo y el espacio; una luz abarrocada en claro oscuro y una utilización justa, sin abuso, de algunos efectos de sonido. 

Pero la belleza de la puesta está en descubrir cómo los fantasmas exceden el interior de la narrativa y son constitutivos de la forma en que fue traducida. No paramos de preguntarnos dónde se desarrolla la escena: porque, aunque se anuncia en la Patagonia (algún pueblo, que no se nombra), aunque se dice la palabra mapuche, y aunque hay un Tano y una Valeria, no dejamos de tener la certeza de que Brendan, Jim y Finbar, deben haber salido sin duda de otro lado, sus nombre propios parecen implantados ahí, al igual que la cerveza Guinness y la camisa escocesa. Claro que, en la Patagonia, cualquiera puede llamarse Brendan, Jim o Finbar, tomar cerveza Guinness o vestirse con una camisa escocesa. Pero no dejamos de sentir la presencia fantasmal de un territorio lejano y espectral. Muchas otras presencias extrañas nos sacuden: el rock nacional que sale de adentro de una rocola, demasiado nórdica para amoblar un bar de trabajadores, y ese viento que viene del sur, pero que es más cálido de lo que un viento sur debería. Mientras tanto, la presencia verdaderamente sobrenatural de las hadas del bosque, está ya tan incrustadas por la imaginación en el territorio patagónico, que no nos perturba, y permite que nos deslicemos tranquilos por los horroríficos relatos. 

Este es quizá el equilibrio y la sustancia que más me conmovió de la obra: haber sabido aprovechar e incorporar como retazos fantasmales y productivos, todas las señales que son flechas hacia tierras lejanas, hacia palabras extrañas. En general, es el intento infructuoso de “adaptar” estas señales -acomodarlas, domesticarlas, regionalizarlas o a veces, incluso, hasta nacionalizarlas- lo que arma el fracaso de una puesta. Pero esta versión de Kreimer de El Dique es, sin lugar a dudas, una verdadera traducción impecable; sin dejar de hacernos sentir extrañados, jamás nos pone incómodos: nos hace andar por los bordes de la duda, sin que perdamos nunca el asidero de la verosimilitud. Vale más que la pena dejarse arrastrar por la corriente que va al dique. 

"El Dique" de Conor Mcpherson. Traducción: Res Teatro. Dirección: Leonardo Kreimer. Actúan: Monina Bonelli, Mariano Caligaris, Mario Mahler, Fernando Margenet, Nicolás Martin. Escenografía: Ana Calara San Giorgio. Iluminación: David Seldes. Asistencia de dirección: Arturo Alonso. Producción ejecutiva: Elisabetta Riva. Producción: Res Teatro. Producción general: Pier Paolo Olcese. Dirección: Leonardo Kreimer. Funciones: Sábados 23.15 hs. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Entrada: $60. Hasta el 30/3.

31 de agosto de 2012

TEATRO | "Manipulaciones III: El Banquete" dirigido por Diego Starosta | Civilización Y Barbarie



Por Guillermina Gandola

Manipulaciones III: El banquete es una aproximación teatral a El Matadero de Esteban Echeverría, uno de los primeros textos románticos del Río de la Plata, y se asienta sobre tres principios. Primero, la relación entre placer y violencia generada por una necesidad no satisfecha. Al comienzo de la representación distinguimos rojo y negro, elegantes y oscuros vestidos patricios y el color del vino que fluirá como sangre en las copas de un grupo de amigos de alta alcurnia que se reúnen a conmemorar el centenario de la Patria. Observamos por un lado la sangre, la violencia, el cuerpo a cuerpo y por otro la abstinencia de carne que supone la cuaresma católica en tiempos de divisa punzó. 

A través de esta celebración patriótica y la relación entre sus integrantes se expresan las operaciones de poder, de lucha y violencia en nuestra historia, en este caso la confrontación ideológica entre “unitarios” y “federales” y sobre esta idea se construye el segundo principio de la obra: operación de inversión y construcción escénica.


Las voces de los personajes narran el relato de Echeverría y el director deja que “pierdan –violentamente- la distancia con los hechos narrados” que ocurren en el comedor de la casa (y no en el Matadero), mientras que la figura del “unitario” que se infiltra en el territorio del enemigo es representada por el criado de la casa generando así una inversión entre lenguaje y cuerpo.

El último principio de este proyecto teatral está relacionado a una triología conformada por tres obras (Bacantes, Manipulaciones II: Tu cuna fue un conventillo y Manipulaciones III). Las tres piezas utilizan un dispositivo de actuación común basado en la manipulación física de y por actores, así como un lenguaje –soporte para la actuación donde el diálogo se asienta “en la esencia de la forma a través de la relación de fuerzas físicas que operan entre dos o más cuerpos en contacto”.

Manipulaciones III profundiza la premisa sobre las relaciones corporales, ideológicas y dicotómicas y  propone una interesante reflexión a partir de una idea crucial: no hay disyunción, hay conjunción: civilización y barbarie refutando así “el modelo dicotómico”,  que construyó nuestra historia y se enraizó en nuestra identidad. 

Actores: Moyra Agrelo, Diana Cortajerena, Sebastián García, Federico Pérez Gelardi, Luciano Rosini y Claire Salabelle. Dramaturgia: Gastón Mazières. Vestuario: Luciano Rosini. Música original: Adrián Vázquez. Asistencia general y producción ejecutiva: Daniela Mena Salgado. Escenografía, iluminación, puesta en escena y dirección general: Diego Starosta. Producción: Compañía El Muererío Teatro. Jueves a las 21 hs. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Entrada: $ 60 y $ 40. 

24 de agosto de 2012

TEATRO | "El cisne" de Felicitas Kamien | Te canto las 40



Por Ximena Zabala

El Cisne, que tiene un título muy poético, puede entenderse como un celebrable exponente de la comedia negra. Todo transcurre en la casa de un enfermo terminal, padre de tres hijas que han decidido desconectarlo. Por tanto asistimos a una especie de prevelorio. 

Un gran despliegue escenográfico colabora profundamente para situarnos dentro de ese universo límite y denso que son los días culminantes de la vida del integrante de una familia. La escenografía es total, todas las habitaciones están montadas, pero para que podamos ver cada ambiente y las distintas interacciones de los personajes que se suceden simultáneamente, la casa está como cortada al medio por un cuchillo. Vemos sólo la capa inferior, hasta la altura de las mesas pongamos. Este esfuerzo escénico tiene sentido y resulta casi conmovedor, porque se experimenta la sensación de formar parte de ese espacio tan íntimo y poblado que es un hogar. 

Pero nada sería de esta pieza si sólo se tratara de una interesante instalación plástica, por el contrario, felizmente, posee además un sólido guión de Felicitas Kamien y un excelente desempeño actoral de sus intérpretes que la posicionan como una obra imperdible.




"El Cisne" de Felicitas Kamien. Con: Mariana Cavilli, Alexis Cesán, Victoria Cipriota, Marta Haller y Carolina Milli. Escenografía: Florencia Polimeni y Esteban Brenman. Diseño espacial: Mariana Cavilli y Felicitas Kamien. Realización de escenografía: Mariano Sivak. Asesoramiento escenográfico: Mariana Tirantte. Vestuario: Julieta Harca y Eliana Kuriss Dick. Iluminación: Eduardo Pérez Winter y Adrián Grimozzi. Diseño sonoro: Javier Bustos. Producción ejecutiva: Mónica Benavidez. Director asistente en ensayos: Diego Cremonesi. Asistencia de dirección: Rodrigo Ochonga. Sábados, 23.15hs. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960 Reservas: 4862-0655 Entrada: $50. Estudiantes y jubilados (con acreditación): $35. 

6 de julio de 2012

TEATRO | "Pudor de animales en invierno" dirigida por Lisandro Rodríguez | Una relación particular




Por Eugenia Guevara


Pudor de animales en invierno, obra de Santiago Loza, impacta desde antes de la experiencia en la sala teatral, si se tiene la oportunidad de ver alguna de las fotos de Nora Lezano, de la puesta con la original y preciosa escenografía de Mariana Tirantte. El decorado muestra un departamento pequeño, un duplex de estudiante, donde dos enormes aberturas permiten ver el interior de un comedor y cocina en el piso inferior, y de un dormitorio en el superior. A la derecha, nuevas aberturas permiten ver la escalera llegando arriba, y el baño, el inodoro, con una especial marcación para el rostro de quien lo ocupara. En la sala del Camarín de las Musas, donde un calor sofocante juega con el frío al que se alude en el título y una vez avanzada la obra, con el que reina en ella, la experiencia maravillosa frente al decorado se repite. Solo que ahora sabemos que entre nosotros, y el decorado - o el duplex del estudiante - hay un espacio que el protagonista habitará, saliendo de su universo, de la historia que relata, para dirigirse al espectador. 

La situación expone el último encuentro entre un padre que viene desde un pueblo de provincia y su hijo, instalado en la ciudad. El zoológico que el padre insiste en visitar pareciera ser el único lugar en el que logran comunicarse, aunque por algunos momentos, en el departamento, también parecieran encontrarse. Una mujer desnuda, sin pudor, vive dentro de la heladera del departamento lo que sorprende al padre al comienzo, pero que finalmente también, como el hijo, termina aceptando como algo natural, o al menos, posible. 


La obra dirigida por Lisandro Rodríguez indaga en la relación particular padre e hijo, a partir de ese encuentro que es una despedida.  Los objetos y diálogos con impronta fuertemente realista, conviven en esta propuesta tejida por un texto íntimo, con el elemento absurdista - aunque es más probable que pueda leerse simbólicamente - de la mujer desnuda en la heladera.  Un músico que no es otro que Rodríguez, el director, acompaña en vivo la acción, ubicado en ese espacio al que el joven llega cuando cruza los límites de la ficción - o del pasado - para escupir aquello que narra - su pudor - a los espectadores, se suma al efecto distanciador que tiene el decorado, para mirar - o recordar - aquellos días que han quedado atrás.  




"Pudor de animales en invierno" de Santiago Loza. Con Ricardo Félix, Valeria Roldán, Martin Shanly. Músico: Lisandro Rodriguez. Diseño de vestuario: Mariana Tirantte. Diseño de escenografía: Mariana Tirantte. Diseño de luces: Matías Sendón. Fotografía: Nora Lezano. Entrenamiento corporal: Leticia Mazur. Asistencia de dirección: Sofía Salvaggio. Producción: María Sureda. Dirección: Lisandro Rodriguez. Viernes y sábados, 21 hs. Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.


4 de junio de 2012

TEATRO | "Amar" de Alejandro Catalán | Soledad para seis

Por Eugenia Guevara

En un post de su blog de 2007, con el título La problemática de los solos, Alejandro Catalán, un maestro de actores y teórico de la actuación fundamental de la última década, al explicar el concepto clave de su teoría del "imaginario actoral", indica que el cuerpo de un "solo" no está en el escenario sino que es el escenario. Un "solo"  es algo así como el personaje inventado por el actor, fusión de características físico/dinámicas de su cuerpo, sus valores, juicios y vinculaciones sociales asumidos y sus saberes y experiencias. La narratividad del “solo” se genera por eventos corporales que producen el contacto y la acción escénica, por eso el cuerpo del "solo" es el sitio donde acontece lo que acontece.

En Amar, la obra de teatro que estrenó en 2010 y ahora presenta con elenco parcialmente renovado en El Camarín de las Musas, Catalán dice continuar indagando en la problemática del "imaginario actoral" y esto es notorio en una puesta espectacular y austera al mismo tiempo, donde con muy pocos elementos se construye un mundo con bastantes complejidades, al menos en lo que refiere a sonidos, luces y música y en lo relacionado a espacios y distancias, también paisajes. Linternas manejadas por los actores, un par de sillas, una glorieta o terraza, con enredaderas, son prácticamente todos los objetos que crean un boliche cerca de la playa, donde los "solos" hacen escenario sus cuerpos. 

En el mismo espacio, por un manejo de luces (emitidas por las linternas más que nada) y sonidos (es increíblemente logrado el efecto del sonido lejano del boliche cuando se recrea la terraza) construyen un interior y un exterior donde los seis integrantes de las tres parejas protagonistas bailan, discuten, lloran, toman, hablan, se miran y se confiesan. A veces, dentro del boliche, como en cualquier boliche, no entendemos lo que dicen, como al comienzo, cuando están los seis en la terraza y suena Could you be loved de Bob Marley, mientras hablan todos al mismo tiempo.  

Las tres parejas recrean tres tipos de pareja identificables: los que están hace mucho y ya no saben si están juntos aún solamente porque ya pasó mucho tiempo, los que están insatisfechos y los que recién comienzan a vivir el "amor" o algo parecido. Llama mucho la atención que notamos la simulación, la sentimos, pero los personajes son tan reales y tan intensos en su simulación que inevitablemente pensamos que el amor también es, como la actuación, pura simulación. Porque en definitiva Amar se trata del amor. Un baile de "solos" en escenarios (o cuerpos) donde pareciera no haber demasiadas certezas. 



"Amar" de Alejandro Catalán. Con Ximena Banús, Miguel Ángel Bosco, Edgardo Castro, Natalia Di Cienzo (en la función que vimos la reemplazó Rita González), Federico Liss, Paula Manzone. Vestuario: Ana Press. Iluminación: Alejandro Catalán, Matías Sendón. Diseño sonoro: Bruno Luciani. Realización escenográfica: Mariano Sivak. Musicalización: Bruno Luciani. Operación de sonido: Bruno Luciani. Asistencia artística: Felicitas Kamien. Asesoramiento musical: Sergio Catalán. Asistente de producción: Jorge Eiro. Asistencia de dirección: Rita González. Funciones, jueves y viernes, 22 hs. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. 

11 de mayo de 2012

TEATRO | "La laguna" de Agostina López | Como una stop movie


Por Ximena Zabala

El auto en algunas familias es como otro integrante, se nos parece a veces más que un hermano, nos ha visto sufrir y disfrutar. El auto para algunos es un gran compañero. Hay artistas que miden su vida en discos o en libros que recuerdan etapas desde su obra, pero muchas familias pueden contar su historia a partir de sus autos, en La Laguna el auto funciona casi como un cuarto personaje. Si esta obra fuese una película no sería una road movie, sería una stop movie. En este rato que se toman un padre y sus dos hijas para estirar las piernas antes de seguir camino a casa de la abuela enferma pasa todo. Y  pasa alrededor del auto detenido cerca de una laguna. 



Denise Groesman interpreta a María, la más extrovertida e hinchapelotas de las hermanas que sin dudas, es el personaje que mueve la trama. Martina Juncadella es Lucía, la hija tímida y tierna y Germán Da Silva es el padre. Ellas viven una adolescencia dilatada y este rasgo de inmadurez muy probablemente les venga de su padre, que no quiere arrancar el auto ni enfrentarse a la posible muerte de su madre. Sin embargo hay cierta medida de la realidad que, por más que se nieguen a descubrir, va emergiendo durante la obra, como en una laguna donde la profundidad es tan escasa que deja llegar los rayos de sol hasta el fondo. Son tres personajes transparentes de pliegues evidentes que se empeñan en ignorar cualquier situación que les genere dolor, la muerte, la separación, el paso del tiempo. Afortunadamente todo lo melancólico en la obra se narra en clave cómica, que es siempre el mejor modo de enfrentar al sufrimiento. 

"La Laguna" de Agostina Luz López. Actúan: Martina Juncadella, Denise Groesman y Germán De Silva. Domingo 20.30 hs. Camarín de las Musas, Mrio Bravo 960. Entrada general: $ 50. Jubilados y estudiantes  universitarios: $ 35 (presentando acreditación) 


24 de abril de 2012

TEATRO | "Touché, Doc" dirigida por Elvira Onetto | La suerte es loca


Por Ximena Zabala

Los domingos son días difíciles para los locos, pero no solo para ellos, también lo son para sus psiquiatras. Un poco porque deben correr siempre al ritmo del último intento de suicidio o brote psicótico de sus pacientes y un poco porque en realidad los domingos son días difíciles de transitar para cualquier alma sensata.

Touché, Doc es un compiladito de domingos donde siempre pasa lo mismo; un psiquiatra chileno (Ricardo Saieh), un poco inseguro y meditabundo él, visita a una energúmena pacienta (Laura Lopez Moyano) que vive con su madre (Mirtha Bogdasarian). Ellas le compran sandwiches de miga al psiquiatra, y simulan todos los ademanes del agasajo, pero, en cuanto pueden, lo maltratan, lo descolocan. Sin embargo, creo que lo mejor de la obra no se devela en esta dinámica, bastante evidente, donde la relación médico paciente se va transformando y los límites de la cordura se van desdibujando. Pienso que su mérito se asienta en mostrar los absurdos de la locura, sus complejidades, y las mecánicas familiares para entrar y salir de estados de tensión y desequilibrio con mucha facilidad. Sin dudas los mejores diálogos se entablan entre madre e hija, allí emerge lo más triste y los más gracioso del trastorno de ambas.

Cierto es que los tres personajes están medio “Touché”, hay que ver cuánto de su despliegue nos toca como espectadores, como dice el proverbio “la suerte es loca, al que le toca le toca”, y con Touché, Doc pasa un poco lo mismo.  

"Touché, Doc" de Susana Torres Molina.  Actúan: Mirta Bogdasarian, Laura López Moyano, Ricardo Saieh. Asistencia de dirección: Maximiliano Galeano, Malena Gallegos. Producción: Ricardo Saieh. Dirección: Elvira Onetto. Sábados, 20.30 hs. Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Entrada: $50.

8 de febrero de 2012

TEATRO | "Uruguayos" de Martín Urruty | Sentados en el muelle del duelo





Por Ximena Zabala


“¿Sabés cuánto sale construir un muelle?, ¡25mil pesos!” Hace unas semanas unos amigos me contaron la historia de un conocido que tuvo que volver a hacer uno en su casa del río porque un barco arenero se lo llevó puesto. Estaban asombrados, no sabían que era algo tan caro. La obra Uruguayos de Martín Urruty, que ya hizo temporada en Puerta Roja, ahora se presenta en el Camarín de las Musas y transcurre precisamente en un muelle. 

Dos hermanos argentinos viajan a la Banda Oriental para esparcir las cenizas de su padre en el mar. Pero no tienen los restos del difunto, quien aparece con el deudo entre manos es su última mujer, una joven más chica que ellos mismos y los tres esperan la salida de la luna para llevar a cabo el ritual. La resolución espacial de la puesta y la elección de ciertos pocos objetos para contar la historia son dos de los mayores aciertos de esta obra. El padre ausente por ejemplo es ahora un termo, porque allí depositó su joven viuda las cenizas. En este tipo de recursos entre paródicos y tiernos se sostiene Uruguayos. Las tablas más flojas del muelle tienen que ver quizá con cierta exageración en el carácter de los protagonistas. Un esmero desmesurado para evidenciar que al hermano lelo y sincero le falta un golpe de horno y esto se traduce al resto de los personajes. Sin embargo las interpretaciones son buenas. La potencia de Uruguayos está en mostrar que luego de una muerte, la vida reverdece desde sus excesos y lo hace con simpleza: “Decile por qué llegamos tarde, gordo. Llegamos tarde porque quisiste comer chivitos en cuanto pisamos Uruguay. Dos chivitos te clavaste, gordo” le dice el hermano más temperamental al otro. 

Mis amigos, los del cuento del muelle, se preguntaban qué iba a pasar si de nuevo un arenero se tragaba la flamante construcción. ¡Una locura, va a tener que pagar de nuevo 25mil pesos! afirmaban. Puede que lo sea, pasa que un muelle no es solamente algo caro, es algo valioso. Un punto de inflexión entre el agua y la tierra, un modo de conectar una casa, una familia con los otros. Algo de eso también es Uruguayos.



FUNCIONES: sábados a las 23.15 hs.  CAMARÍN DE LAS MUSAS: Mario Bravo 960. INFORMES: 4862-0655. ENTRADA: $50. Est y Jub $35. Elenco: Noelia Prieto (Irasema), Pablo Navarro (Ignacio), Ariel Saenz Tejeira (Ismael). Vestuario: Cecilia Zuvialde. Iluminación: Ricardo Sica Escenografía: Uruguayos. Fotografía & Diseño Gráfico: Brenda Bianco. Producción temporada 2011: Candelaria Sesin. Producción temporada 2012: Rosario Alfaro. Prensa Simkin & Franco. Asistente de dirección: Rosario Alfaro. Dirección: Martin Urruty.

21 de enero de 2012

TEATRO | "¿Pero qué quiere usted de mí?" dirigida por Roam León | Otra mujer que no sabe querer

Por Sandra Ferreyra

¿A quién no le han roto el corazón alguna vez? ¿Pero qué quiere usted de mí?, escrita y actuada por la encantadora Virginia Smith y dirigida por el prestigioso Roam León, aprovecha la comicidad siniestra del clown para indagar en las consecuencias que esta típica experiencia humana puede tener en el alma femenina. Ubicada en la década del cincuenta, la obra muestra la rutinaria vida de una mujer que ha llegado soltera a la madurez. El contacto con el exterior se reduce a la ventana desde la cual espía a sus vecinos, a las plantas que les envía como aliciente o como castigo por las acciones que observa, y a la radio. Una llamada telefónica equivocada rompe la rutina que esta mujer sostiene a fuerza de prejuicios. Una voz masculina, o más bien un oído masculino, hace visible en la rutina el deseo y el miedo, una dicotomía con la que desde las novelas de Jane Austen se viene definiendo lo femenino. Así entremezclado con prejuicios y mandatos maternos aparecerá el relato del desengaño amoroso que la lleva a vivir en soledad y simultáneamente la oportunidad de volver a enamorarse. Una sospecha, un tanto disparatada, de que su amigo telefónico es un asesino de mujeres, un corte en las comunicaciones y la vuelta del personaje a su situación inicial. 


Smith lleva con soltura la evolución del personaje a lo largo de un proceso de desilusión- ilusión-desilusión fulminante del que ella y solo ella es el motor. Aunque la plasticidad escénica nos hace esperar un giro en esa evolución, una vez más, a la mujer el deseo la mueve y el miedo la paraliza. Los lugares comunes de la tristeza femenina se exacerban en un cuerpo que se expone (en un striptease sórdido) y se descontrola (en una borrachera padre) hasta llegar a la máscara siniestra del amor: el dolor. La música que suena en la radio contrasta deliciosamente con ese proceso pero no logra sacarlo de la convencionalidad. De a ratos, el ritmo de jazz que se escucha de fondo parece querer convencer a la mujer de que volver al punto de partida no es la única opción, decirle que sí, que puede ser que su mamá tuviera razón, que la soledad a veces puede ser una trinchera que protege del próximo ataque; pero otras veces puede ser el campo de una batalla cuyo resultado, por suerte, no se puede anticipar. 

Dirección: Roam León. Actuación: Virginia Smith. Texto: Virginia Smith. Producción: indi teatro. Prensa: María Sureda. Última función: sábado 21 de enero, 21 hs. Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Entradas: $40, con descuento $35. Reservas: 4862-0655. 

6 de octubre de 2011

TEATRO| "Neón" de Agustina Muñoz| El apocalipsis como excusa



Por Perra de Agua (o @perradeagua)


Según afirma la guionista y directora de Neón, Agustina Muñoz, los personajes de su obra son sobrevivientes del apocalipsis o lo están esperando pero en escena esto no se menciona, es más bien algo que late de fondo. Es cierto que los seis están un poco locos, algo perturbados, y que viven esperando que vuelva la luz al departamento de Ro y Juan donde se juntan a pasar el tiempo, pero no es el eje de la historia. La penuria funciona como una herramienta para contornear las formas, las actitudes de estos sujetos. Sin embargo las cosas que se dicen, las cosas que se siguen preguntando no están lejos de los diálogos que se pueden rastrear en los chats de cualquiera de nosotros.

Hay un escritor tan obsesivo como frustrado, una chica que quiere dejar a su novio, ¿lo quiere dejar o tiene miedo de que él la haya dejado de querer?, otra que no quiere salir de su casa y que espera un llamado de alguien que la abandonó, hay gente que se cuenta sueños, y otra que juega borracha a una especie de “verdad consecuencia”. En todo caso, reformulando un poco a Sartre, el apocalipsis son los otros, eso que de los otros nos incomoda pero nos convoca. El fin del mundo empieza en el lenguaje y Neón tiene un buen guión, mejor ir a verla antes de que termine el 2012.



Autor: Agustina Muñoz. Intérpretes: Laura Paredes, Alberto Rojas Apel, Lalo Rotavería, Matias Umpierrez, Elisa Carricajo y Cecilia Rainero. Apoyo en dirección y coreografía: Barbara Hang. Escenografía: Oria Puppo. Vestuario: Micaela Sleig. Luces: Leo Daiuto. Dirección: Agustina Muñoz. Sala: El Camarín de las Musas. Entradas: general $45, $30 descuento estudiantes y jubilados. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Reservas: 4862-0655.