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7 de diciembre de 2012

TEATRO | "La Mujer Puerca" dirigida por Lisandro Rodríguez | Un cuerpo vulnerado en busca de la santidad



Por Lía Noguera

En la cartelera porteña este año nos encontramos con cuatro monólogos femeninos de Santiago Loza: Nada del amor me produce envidia, Mabel, Todo verde y La mujer puerca. Cuatro mujeres en escena que coinciden en una misma búsqueda: encontrar su identidad. Pero la tarea no será fácil: ellas deberán atravesar diferentes periplos, diversos caminos que siempre están atravesados por la incitación a la toma de decisión. La tesis subyacente que parecería hermanar a estas obras sería: Si quiero ser Yo, hay que elegir, hacer valer el deseo, calar en lo más hondo de mis temores. Pero sobre todas las cosas, salir de la infamia y reconocer que son estos cuerpos femeninos en su soledad los encargados de cambiar su historia. 



En el caso de la última puesta presentada este año por Loza, La mujer puerca, la obra transita la historia de una mujer que quiere ser santa; una mujer que quiere el amor de Dios. Una mujer que espera el milagro de la salvación del alma pero en un cuerpo corrompido, puerco, dinamizado. Porque en ese peregrinaje que esta mujer realiza para llegar a Dios, su cuerpo se vuelve materia deseable de los deseos bajos y salvajes de los otros que no la aman. Su cuerpo se corrompe y se vuelve presa de la prostitución. Pero ese pasaje del cuerpo casto al cuerpo vulnerado (prostituido, violado, abandonado) ella halla las pruebas, los procesos siempre complejos, para llegar a su máximo objetivo: ser amada. Así lo leemos en el programa de mano: “La mujer puerca es la historia de una huérfana. (…) La mujer puerca es la travesía de un cuerpo partido y repartido. La necesidad y la necedad de amar cuando alrededor hay silencio.”

Pero si alrededor hay silencio, en escena contamos con la efectividad y transparencia de la palabra que en boca de Valeria Lois puebla la sala del nuevo Elefante Club de Teatro. Sólo acompañada por una mesa y pequeños objetos, la vitalidad e intensidad de la voz y el cuerpo de esta actriz logra producir un efecto de proximidad y familiaridad, que es impensable no quedar atravesado por la potencialidad de este discurso. Es interesante, y en este sentido destacamos la dirección a cargo de Lisandro Rodríguez, cómo se produce un grado extremo de empatía entre público y espectador. Si en Nada del amor… el interlocutor de la costurera es el maniquí, en Todo verde, el loro que acude desde la extra escena y en Mabel, las voces en off que asisten a la protagonista del drama; en La mujer puerca es claro que somos nosotros, los espectadores, los fieles interlocutores de sus penas. En esta relación actriz-espectador, en esta proximidad (que no solo es espacial, sino, sobre todo discursiva), el texto gana en densidad e intensidad, que mediatizado por el cuerpo vulnerado de esta mujer “puerca”, se vuelve opresivo. Pero beatitud no llega, el milagro no se produce y como resultado final solo queda un cuerpo delirante y doliente en escena. Porque, y tal como pareciera sugerir el final del texto, los cuerpos marcados, los cuerpos contaminados, no alcanzan su liberación, y mucho menos, la santidad…

Una obra “sencilla” que mezclando lo cotidiano con la espera de la irrupción de lo extraordinario, por un lado; y la tragicidad de la historia vivida por esta mujer narrada desde su costado más cómico, por otro, ofreció una opción ineludible en este año teatral. 

"La mujer puerca" de Santiago Loza. Dirección: Lisandro Rodríguez. Con Valeria Lois. Vestuario: Jose Escobar, Lisandro Rodríguez. Escenografía: Jose Escobar, Lisandro Rodríguez. Diseño de luces: Matías Sendón. Fotografía: Nora Lezano. Diseño gráfico: Lisandro Rodríguez. Asistencia de dirección: Cammila Gomez Grandoli. Producción: Elefante Club De Teatro, Natalia Fernandez Acquier. Colaboración artística: Mariano Villamarin. Dirección: Lisandro Rodríguez. Reestreno sábado 26 de enero. Elefante Club de Teatro, Guardia Vieja 4257. Entrada: $50, $40.

6 de julio de 2012

TEATRO | "Pudor de animales en invierno" dirigida por Lisandro Rodríguez | Una relación particular




Por Eugenia Guevara


Pudor de animales en invierno, obra de Santiago Loza, impacta desde antes de la experiencia en la sala teatral, si se tiene la oportunidad de ver alguna de las fotos de Nora Lezano, de la puesta con la original y preciosa escenografía de Mariana Tirantte. El decorado muestra un departamento pequeño, un duplex de estudiante, donde dos enormes aberturas permiten ver el interior de un comedor y cocina en el piso inferior, y de un dormitorio en el superior. A la derecha, nuevas aberturas permiten ver la escalera llegando arriba, y el baño, el inodoro, con una especial marcación para el rostro de quien lo ocupara. En la sala del Camarín de las Musas, donde un calor sofocante juega con el frío al que se alude en el título y una vez avanzada la obra, con el que reina en ella, la experiencia maravillosa frente al decorado se repite. Solo que ahora sabemos que entre nosotros, y el decorado - o el duplex del estudiante - hay un espacio que el protagonista habitará, saliendo de su universo, de la historia que relata, para dirigirse al espectador. 

La situación expone el último encuentro entre un padre que viene desde un pueblo de provincia y su hijo, instalado en la ciudad. El zoológico que el padre insiste en visitar pareciera ser el único lugar en el que logran comunicarse, aunque por algunos momentos, en el departamento, también parecieran encontrarse. Una mujer desnuda, sin pudor, vive dentro de la heladera del departamento lo que sorprende al padre al comienzo, pero que finalmente también, como el hijo, termina aceptando como algo natural, o al menos, posible. 


La obra dirigida por Lisandro Rodríguez indaga en la relación particular padre e hijo, a partir de ese encuentro que es una despedida.  Los objetos y diálogos con impronta fuertemente realista, conviven en esta propuesta tejida por un texto íntimo, con el elemento absurdista - aunque es más probable que pueda leerse simbólicamente - de la mujer desnuda en la heladera.  Un músico que no es otro que Rodríguez, el director, acompaña en vivo la acción, ubicado en ese espacio al que el joven llega cuando cruza los límites de la ficción - o del pasado - para escupir aquello que narra - su pudor - a los espectadores, se suma al efecto distanciador que tiene el decorado, para mirar - o recordar - aquellos días que han quedado atrás.  




"Pudor de animales en invierno" de Santiago Loza. Con Ricardo Félix, Valeria Roldán, Martin Shanly. Músico: Lisandro Rodriguez. Diseño de vestuario: Mariana Tirantte. Diseño de escenografía: Mariana Tirantte. Diseño de luces: Matías Sendón. Fotografía: Nora Lezano. Entrenamiento corporal: Leticia Mazur. Asistencia de dirección: Sofía Salvaggio. Producción: María Sureda. Dirección: Lisandro Rodriguez. Viernes y sábados, 21 hs. Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.