Por Eugenia Guevara
Pudor de animales en invierno, obra de Santiago Loza, impacta desde antes de la experiencia en la sala teatral, si se tiene la oportunidad de ver alguna de las fotos de Nora Lezano, de la puesta con la original y preciosa escenografía de Mariana Tirantte. El decorado muestra un departamento pequeño, un duplex de estudiante, donde dos enormes aberturas permiten ver el interior de un comedor y cocina en el piso inferior, y de un dormitorio en el superior. A la derecha, nuevas aberturas permiten ver la escalera llegando arriba, y el baño, el inodoro, con una especial marcación para el rostro de quien lo ocupara. En la sala del Camarín de las Musas, donde un calor sofocante juega con el frío al que se alude en el título y una vez avanzada la obra, con el que reina en ella, la experiencia maravillosa frente al decorado se repite. Solo que ahora sabemos que entre nosotros, y el decorado - o el duplex del estudiante - hay un espacio que el protagonista habitará, saliendo de su universo, de la historia que relata, para dirigirse al espectador.
La situación expone el último encuentro entre un padre que viene desde un pueblo de provincia y su hijo, instalado en la ciudad. El zoológico que el padre insiste en visitar pareciera ser el único lugar en el que logran comunicarse, aunque por algunos momentos, en el departamento, también parecieran encontrarse. Una mujer desnuda, sin pudor, vive dentro de la heladera del departamento lo que sorprende al padre al comienzo, pero que finalmente también, como el hijo, termina aceptando como algo natural, o al menos, posible.
La obra dirigida por Lisandro Rodríguez indaga en la relación particular padre e hijo, a partir de ese encuentro que es una despedida. Los objetos y diálogos con impronta fuertemente realista, conviven en esta propuesta tejida por un texto íntimo, con el elemento absurdista - aunque es más probable que pueda leerse simbólicamente - de la mujer desnuda en la heladera. Un músico que no es otro que Rodríguez, el director, acompaña en vivo la acción, ubicado en ese espacio al que el joven llega cuando cruza los límites de la ficción - o del pasado - para escupir aquello que narra - su pudor - a los espectadores, se suma al efecto distanciador que tiene el decorado, para mirar - o recordar - aquellos días que han quedado atrás.
La obra dirigida por Lisandro Rodríguez indaga en la relación particular padre e hijo, a partir de ese encuentro que es una despedida. Los objetos y diálogos con impronta fuertemente realista, conviven en esta propuesta tejida por un texto íntimo, con el elemento absurdista - aunque es más probable que pueda leerse simbólicamente - de la mujer desnuda en la heladera. Un músico que no es otro que Rodríguez, el director, acompaña en vivo la acción, ubicado en ese espacio al que el joven llega cuando cruza los límites de la ficción - o del pasado - para escupir aquello que narra - su pudor - a los espectadores, se suma al efecto distanciador que tiene el decorado, para mirar - o recordar - aquellos días que han quedado atrás.
"Pudor de animales en invierno" de Santiago Loza. Con Ricardo Félix, Valeria Roldán, Martin Shanly. Músico: Lisandro Rodriguez. Diseño de vestuario: Mariana Tirantte. Diseño de escenografía: Mariana Tirantte. Diseño de luces: Matías Sendón. Fotografía: Nora Lezano. Entrenamiento corporal: Leticia Mazur. Asistencia de dirección: Sofía Salvaggio. Producción: María Sureda. Dirección: Lisandro Rodriguez. Viernes y sábados, 21 hs. Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.
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