Por Alba Ermida
Fuera dramatismos. Fuera tópicos. Fuera sensacionalismos. Cinco protagonistas que cuentan su realidad. Una realidad que se conforma a base de cinco pedazos de experiencias personales. Distintas clases sociales, distintos ambientes, distintas familias. Una sola sociedad.
Y ahí radica la originalidad de Madam Baterflai, en la diversidad (palabra que aparece en el subtítulo “La diversidad dentro de la diversidad”). Si bien todas las protagonistas pasan por el mismo proceso psicológico, no todas lo viven igual, pues todo depende de las circunstancias que las envuelven y de lo que cada una elige hacer con lo que es, es decir, cómo vivir.
El documental aborda inevitablemente la cuestión del origen. En qué momento un hombre se da cuenta de que no sólo es gay, si no que vive en un cuerpo equivocado y realmente no es hombre porque se siente mujer. Y la respuesta que dan las protagonistas es sorprendente. “Yo, desde que tengo uso de razón, quiero ser mujer. Y con uso de razón me refiero a los 5 años. Me acostaba deseando levantarme mujer”.
Más allá de la construcción de género que la sociedad nos impone desde bebés (rosa vs. azul), luego de niños (camión vs. muñeca) e incluso de jóvenes (ingenieros vs. maestras), dentro del ser humano palpita la genética. Pues en realidad es una cuestión de naturaleza. Un hombre que se siente mujer es mujer porque su genética lo dice, aunque su apariencia lo contradiga. Y ese es el argumento que debe tumbar todo prejuicio, todo insulto, toda intolerancia. Así mismo lo cuenta un padre, hombre sin estudios, que lo único que quiere es ver feliz a su hija. “El médico me dijo: ‘Su hijo es 92% mujer. Déjelo ser mujer. Hay personas así, pero la sociedad no está preparada’. Y a mí estas palabras me hicieron muy bien”.
Claro que todas pasan la etapa de duda. De hecho, cuando sueltan esa bomba en su familia lo que dicen es que son gays, que les gustan los hombres. Y eso sugiere una reflexión: la sociedad no sólo entiende la homosexualidad como una rareza, un secreto difícilmente confesable, sino que no existe la posibilidad de la disociación entre psique y cuerpo. Si tú naces con pene, eres hombre. Si naces con vagina, mujer. Así es que el proceso es largo y doblemente traumático. Primero salir del armario, luego descubrirse mujer. Por lo tanto, queda claro que el deseo sexual no lo es todo. Hay algo latente que les hace ir más allá de tener una pareja masculina. Primero prueban con la ropa, se hacen transformistas, mujeres durante unas horas. Y poco a poco descubren que su naturaleza es femenina aunque su cuerpo no se corresponda.
Entonces entra el problema del dinero. Una cuestión que el documental sabe resolver mediante los testimonios diversos de las protagonistas. Unas que se hicieron la cirugía, otras que por no tener dinero, no pudieron y aprendieron a convivir con su cuerpo masculino, trucándolo para parecer femenino. Jugar al cambio de identidad toda la vida es otra lucha que libran todos los días estas mujeres.
Si bien entre las protagonistas hay diferencias a la hora de entender la vida como travestis, hay algo en lo que coinciden rotundamente. Su preocupación son los padres, la familia. Su sufrimiento no es aceptarse a sí mismas, pues ellas tienen claro lo que son y qué quieren hacer con ello. Su sufrimiento está en el de los padres, en que las acepten, las entiendan y sobre todo, en que no pasen por empatía lo que ellas por ser diferentes. “Cuánto me debió haber querido para aceptarme. Y si no me aceptó, se sobrepuso a toda su historia y me protegió. Sin entender”, reproduce así la confesión de su tío una de las mujeres.
Y el resultado final, después de años de dudas, de luchas, de emociones encontradas y sentimientos imposibles, es la felicidad. Encontrarse a sí mismas, tener claro lo que son y que los suyos las quieran igualmente, ésa es la felicidad para estas mujeres en cuerpos de hombres.
El documental proyecta un objetivo que se acaba cumpliendo: deshacer el estereotipo de travesti entendido como hombre vestido de mujer que se prostituye. Ahora le toca al público reflexionar. Yo, por mi parte, propongo una cuestión: ¿en una sociedad idealizada donde niños y niñas fuesen tratados del mismo modo, sin manipulaciones sexistas, estas personas tendrían los mismos obstáculos para encontrarse a sí mismas?
"Madam Baterflai" se estrena hoy 2 de mayo. Calificación: + 16. Distribuye: Carina Sama. Funciones: 13:50 hs. y 21:50 hs. en Espacio Incaa KM 0 Gaumont, Rivadavia 1635 y también se estrena en el Espacio Incaa de Trelew, 9 de julio 655.