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29 de octubre de 2013

TEATRO | "Rotos de amor" de Ana Alvarado | Los hombres también lloran


Por Florencia Fangi Boggia

¿Hay algo más ridículo que un hombre enamorado? Sí: un hombre con penas de amor. Tenemos la concepción de que sólo las mujeres lloran y quedan con el corazón partido luego de una separación. Ellos se dedican a comer asado, jugar al truco y jugar a la play. 

Bueno, quizá no sea así... Rotos de amor, con dirección de Ana Alvarado, desmitifica ese rol del macho argentino. La obra muestra a cuatro hombres a quienes les toca vivir un amor no correspondido, y las peripecias que pasan para aliviarse de ese estado. 

El texto es de por sí efectivo y si a eso sumamos el elenco (Gonzalo Urtizberea, Claudio Messina, Mario Vedoya y Guillermo Aragonés) tenemos un gran cóctel anti-depresión. La combinación garantiza hilaridad desde un lugar totalmente catártico. Los personajes se aferran a una imagen de macho alfa que no pueden sostener y logran burlarse de ellos mismos sin siquiera darse cuenta de que lo están haciendo. 

Su vestuario es el de señores bien, formales y duros, que podríamos cruzarnos todos los días yendo a Tribunales, pero su interior es frágil y endeble. La obra juega con esa dualidad: ellos deben seguir su vida de hombre fuerte y decidido, pero una vez en la intimidad dejan caer su máscara y se muestran cual mujeres menstruales. 

El escenario está -como sus protagonistas-, partido al medio. La escenografía queda en gran parte sometida a la imaginación del espectador, lo que demuestra que no es necesario un gran despliegue cuando el trabajo está bien hecho. Se utilizan a veces elementos de utilería para recrear las distintas situaciones, y hacerlas aún más graciosas.

Quiero resaltar el planteo del autor, Rafael Bruza, porque desde el humor propone una cuota de reflexiones interesantísimas. Por ejemplo, uno de los personajes es mudo. Habla con fonemas sólo comprensibles por uno de sus amigos más cercanos, y se libera de su prisión una vez realizado el duelo. Puede volver a recobrar su libertad, cuando deja ir el dolor que dejó su mujer al morir y que él estuvo encerrando durante 15 años.

Es una obra ideal para ver despechado, y reírnos no sólo de sus personajes sino también de nosotros mismos (después de todo, ¡quién no sufrió alguna vez una desilusión amorosa!). 

“Rotos de amor" de Rafael Bruza. Dirección: Ana Alvarado. Actúan: Guillermo Aragones, Claudio Messina, Gonzalo Urtizberea, Mario Vedoya. Vestuario: Carolina Boverini. Diseño y realización de escenografía: Victor Salvatore. Diseño de luces: Ricardo Sica. Música: Cecilia Candia. Fotografía:  Martín Soler, Valentina Veronese. Diseño gráfico: Gonzalo Martínez. Asistencia de dirección: Clara Izaguirre. Coreografía: Cristian Toledo. Miércoles, 20.30 hs. El Tinglado Teatro, Mario Bravo 948. Entrada: $100, $80.  

28 de junio de 2013

TEATRO | "Tierra del Fuego" dirigida por Daniel Marcove | Un grito sordo de paz


Por Alejandro Dramis

Tierra del fuego es un sueño de paz, y como tal, una añoranza remota y casi imposible de alcanzar. También es la otredad, lo inaprensible o el aire puro que quizá no permita que el olor a pólvora se instale definitivamente como fragancia de lo cotidiano. Es el silencio que invita a la reflexión y al pensamiento libre, alejándolo del sometimiento de las sirenas y las patrullas de frontera que merodean junto a los puestos de control y arresto. Tierra del Fuego es y será muchas cosas; como la cara oculta del espejo, que se contrapone y se diferencia radicalmente de ese lado del mundo, el de la violencia y el terror que experimentaron y experimentan aún hoy los protagonistas de Tierra del Fuego.

Inspirada en un hecho real que tuvo lugar en la ciudad de Londres en 1978, la obra se inicia veintidós años después de un atentado perpetrado en nombre de la liberación de Palestina y de la expulsión de las tropas israelíes de sus tierras. De tal infortunio, Yael Alón, ex-azafata israelí y ahora militante por la paz en el conflicto israelí-palestino, salió herida de bala en uno de sus brazos, y su mejor amiga resultó asesinada. Hoy, a pesar de una total falta de apoyo y comprensión por parte de su familia y allegados, Yael decide visitar en una cárcel londinense al sobreviviente ejecutor de aquel atentado, el palestino Hasan Elfawzi.

A través del diálogo y de la persistencia de la memoria, los dos protagonistas recorren los argumentos de los principales intereses y motivaciones que mantienen a sus pueblos en permanente guerra, las injusticias vividas a diario y la opresión como parte de un conflicto del cual resulta cada vez más difícil visualizar su pacificación. Movilizada por la sencilla aunque compleja pregunta del "¿Por qué?", Yael decide sacrificar su vida con el objetivo de intentar comprender las razones que mantienen en vigencia un conflicto que se agrava con el paso del tiempo y se profundiza con las heridas cada vez más abiertas de sus víctimas.

Con brillantes actuaciones de todo el elenco, junto a un texto impecable y una excelente puesta en escena que hace convivir diferentes tiempos y escenarios en un mismo y muy dinámico espacio, la obra fluye libremente durante 80 minutos y navega sobre los interrogantes necesarios acerca de la conquista de la paz y su impedimento absurdo, la guerra. Además, ahonda en la locura permanente y la violencia cotidiana en tanto modos institucionalizados de relación y operación entre ambos países y, sobre todo, discurre de manera certera acerca del odio y el amor, no solo como un tópico recurrente en el propio conflicto de Gaza, sino también en un intento por arrojar un manto de reflexión y claridad en el empleo de tales sentimientos y emociones, que se presentan como herramientas de construcción y destrucción de nuestra cotidianeidad.

Tierra del Fuego es una utopía, un grito sordo de paz. Una luz de esperanza que quizá algún día atestigüe la mutación de lo utópico a una concreción de justicia, de la tragedia habitual a un lejano episodio histórico, y del negociado bélico imperialista a una vivencia de libertad irrestricta.

“Tierra del Fuego” de Mario Diament. Dirección: Daniel Marcove. Con Alejandra Darín, Miguel Jordán, Ricardo Merkin, Pepe Monje, Elena Petraglia, Juan Carlos Ricci. Vestuario: Daniela Taiana. Escenografía: Tito Egurza. Música original: Sergio Vainikoff.  Asistencia de Producción: Daniela Laprea, Henry Rosales. Asistencia de dirección: Iardena Stilman. Producción ejecutiva: Pablo Silva. Sábados y domingos, 20 hs. El Tinglado, Mario Bravo 948. Entrada: $120.

14 de junio de 2012

TEATRO | "Un informe sobre la banalidad del amor" dirigida por Manuel Iedvabni | Durmiendo con el enemigo

Por Ximena Zabala

“Apenas había más que un nombre, pero este nombre circulaba por toda Alemania como el rumor sobre la existencia de un rey oculto”. Así describe Hannah Arendt, filósofa judía y alemana, la temprana fama de Heidegger previa a la publicación de su obra central, Ser y tiempo. No había nada entonces que pudiera explicar por qué este autor ya estaba en boca de todos si aún no tenía una doctrina organizada que se pudiera reproducir o transmitir. Hasta ese momento todos sus escritos se reducían a apuntes de clase que, dice Arendt, “circulaban de mano en mano”. Sin embargo Heidegger ya era un hit. Y Alemania, una lágrima. Una nación sumida en la depresión post Primera Primera Guerra Mundial, derrotada, abatida. Una penuria. En ese contexto se cuchicheaba que alguien podía reflotar los tesoros culturales del pasado, revivir el espíritu del pensamiento. Había una promesa, y se llamaba Martin Heidegger. A sus clases acudió Arendt, a su estudio y luego a su cama.

Un informe sobre la banalidad del amor es un intento por contar esta larga historia de atracción entre dos grandes académicos del siglo XX, atravesada por un particular contexto histórico que sacude y convulsiona el extraño vínculo entre una judía y un pensador que coqueteó no sólo con ella sino también con el nazismo. Pero no es esta una obra intelectual, la “historia se repite como comedia” decía Marx, en este caso el registro utiliza un tono un tanto telenovelesco; la pobre, inteligente y sufrida Arendt, el obtuso y soberbio Heidegger. Dice su autor, Mario Diament, que pese a estar basada en una ardua investigación bibliográfica y epistolar, la obra debe ser interpretada como una pieza de ficción. Es un espectáculo. Bien actuado por Alejandra Darín y Osmar Nuñez, y bien dirigido por Manuel Iedvabni. Puede que a algunos les moleste la constante supremacía de los argumentos morales de la Arendt-Darín porque lo mejor de la obra de Hannah no pasa por una cuestión de acierto ético simplemente y puede que resulte un poco esquemático el energúmeno Heidegger, sin embargo, es tan detestado por el público mayoritario que durante la función se escuchan comentarios coléricos del tipo “a este tipo hay que matarlo”. Se luce y conmueve la Arendt-Darín con un gran cierre final donde reflexiona sobre la amoralidad del amor y también cosecha aplausos.



"Un informe sobre la banalidad del amor" de Mario Diament. Dirección: Manuel Iedvabni. Con Alejandra Darín, Osmar Nuñez. Actuación en video: Marta Bianchi, Héctor Bidonde, Ingrid Pelicori, Horacio Roca. Iluminación: Roberto Traferri. Diseño de vestuario: Alberto Bellatti. Diseño de escenografía: Alberto Bellatti. Asistencia de dirección: Mónica Quevedo. Producción: Daniela Szlak. Funciones: viernes y sábado, 20.30 hs. El Tinglado Teatro, Mario Bravo 948. Entrada: $100.