Por Guillermina Gandola
Luego de haberse presentado en la Competencia Oficial del último Festival Internacional de Cine de Berlín, Historia del Miedo del joven argentino Benjamín Naishtat participa en la 16° edición del Festival de Cine Independiente compitiendo en la sección Argentina.
Muchos son los componentes a analizar que se ponen en juego en este drama que examina en detalle los prejuicios de clase, en un contexto de caos social donde el orden parece derretirse durante un verano ardiente asediado por los cortes de luz, desde donde surge una emoción primitiva: el miedo.
En la oscuridad provocada por los cortes se ilumina nuestra esencia y ante ella somos todos iguales. Ante ella sólo somos un par de ojos asustados que buscan la luz para poder verse, reconocerse y reconocer a ese “otro”. Y es quizás es a ese otro y no a la oscuridad al cual le tenemos miedo.
El primer largometraje realizado por Naishtat (en coproducción con Alemania, Francia, Uruguay y Qatar) podría bien compararse con la obra Ensayo sobre la ceguera de Saramago en el cual la población toda comienza a quedarse ciega. En el caso de este film, varios integrantes de distintas clases sociales comienzan a desarrollar silenciosamente una sensación de paranoia dentro de un clima agudo y una sonoridad grave, que va in crescendo hasta estallar en gritos de desesperación. Gran parte de este efecto es gracias al diseño de sonido realizado por Fernando Rivero.
Pero, ¿Qué es lo que viene a reflejar el miedo?
Es en este punto que debemos retomar la idea de la oscuridad y del “otro”. Nuestro ser se reconoce por diferenciación a ese otro que no soy yo y así surgen, inevitablemente las categorías, los prejuicios, lo diferente, lo desconocido. Y, generalmente, quienes temen más a lo desconocido son los que tienen más para perder.
Una de las particularidades del film es la forma de retratar los componentes de los diferentes estratos sociales yuxtapuestos en una misma historia atravesada por el miedo. Y es gracias a esta horizontalidad en la forma de narrar y describir a cada cada integrante de la historia lo que permite el contrapunto necesario para sentir y vislumbrar la idea principal que es la denuncia a la falta de conciencia social.
A través de silencios, de una cámara que encuadra primeros planos sobre el rostro de los personajes, sonidos que van tornándose más fuertes, miradas profundas, planos generales de una ciudad atormentada por el caos, se genera un clima de violencia implícita que, por momentos da ganas de levantarse de la butaca del cine para “putear” a alguno de los personajes. Y este resultado es uno de los motivos por los cuales aplaudo a esta película. Lejos de generar un clima de pasividad y comodidad en el espectador, Historia del Miedo provoca, invocando las emociones y sacudiendo las ideas.