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2 de diciembre de 2012

LIBROS | "Borgestein" de Sergio Bizzio | Realismo semiótico


Por Andrés Taurian

Sergio Bizzio procede en Borgestein a través de una fuga creativa hacia delante. En su trabajo hay corrección del estilo pero no de la historia, que avanza a través de la improvisación y resulta en un relato hiperbólico. Sin embargo, consigue sostener un discurso verosímil trabajando, por ejemplo, sobre los efectos de realidad: "Me aparté y caminé un rato seguido a corta distancia por una señora que llevaba un balde de plástico en la mano. Hicimos casualmente el mismo recorrido, en zigzag, hasta que la señora llegó a un chalet con un gnomo de orejas puntiagudas en el jardincito delantero. Las copas de los árboles habían sido cortadas en forma de cubo. Un hombre semidesnudo lavaba el auto en la vereda".

Un psiquiatra decide alejarse de su mujer (una actriz famosa a quien nunca ve despierta) y de la ciudad después de haber sido atacado por Borgestein, uno de sus pacientes, poeta, por lo que se muda a una casa en la montaña, cerca de un pueblo, donde no tiene "más proyecto que leer, fumar, beber y dormir", aunque terminará trabajando para silenciar una cascada ("una puerta-ventana de cuatro hojas la encuadraba a conciencia, como si la construcción de la casa hubiera comenzado por allí") y relacionándose con los personajes que surgen: un loro adicto a las descargas eléctricas del enchufe, otros poetas, algunos habitantes del pueblo y varios curiosos.

La novela está atravesada por frecuentes superposiciones autor-narrador, carece de referencias espaciotemporales concretas y tiene un registro coloquial, oral, repleto de reflexiones psicológicas, existenciales y metalingüísticas, incluso al interior de la historia: uno de los poetas que visita la casa encuentra el manuscrito de lo que el protagonista lleva narrado de Borgestein y pone en abismo la narración. No obstante, por cosas como la agudeza de sus imágenes sensitivas (la mayoría visuales: "aunque por diferentes razones, las dos tenían anteojos negros, así que debí reflejarme de espaldas en los anteojos de Clara y de frente en los anteojos de Julia" o "alcé un brazo hacia el mozo y dibujé en el aire un pequeño electrocardiograma pidiendo la cuenta"), la escritura de Bizzio no parece tanto lingüística como semiótica.

En fin, Borgestein es una muy buena novela y revalida a su autor -aun cuando tiene mejores obras- como uno de los mejores novelistas argentinos vivos.

"Borgestein" de Sergio Bizzio. Editorial Mondadori, Buenos Aires, 2012. 192 páginas.