Por Guillermina Gandola
“Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo” (Jorge Luis Borges, Las ruinas circulares).
Conventa, del dramaturgo Marcelo Bertuccio, nos demuestra que nada mejor que la ficción para (re)plantearnos lo real, que nuestras vidas no son más que un escenario flexible, histórico, ingrávido, inentendible propio o ajeno, o propio y ajeno a la vez. Y que si vamos a elegir una ficción, mejor que elijamos una que podamos disfrutar.
Los espectadores seremos también actores que actúan ver una obra, y los actores actuarán que actúan. Realidad y ficción se funden, se mezclan. Los roles ya no serán claros y todo será espontáneo (o intentará serlo).
Mientras observaba la obra (en mi rol de espectador) resonaba en mí una frase de uno de los “actores” que decía más o menos así: las palabras que uno recita, expresa, tienen relación con el momento que estamos atravesando. El texto dramático se conforma según las circunstancias que estamos transitando pero nunca perderá su naturaleza original a no ser que cambiemos de historia.
Conventa llegó a mí tres días antes de la tan esperada y previsible Navidad. Un guión explotado, poco original y en nuestro caso importado.
Una obra en la cual el tema central será la comida (que estará deliciosa por su puesto) y para la cual se invirtieron varias semanas en producirla. ¿Cómo no va a ser un tema fundamental? Además claro está que es mejor hablar del vitel toné y lo bien que lo hizo la tía segunda a la cual nunca vemos, que preguntarse por qué está la tía segunda que nunca vemos compartiendo una cena.
Conventa nos demuestra que en la vida somos todos personajes que aceptamos el escenario donde nos toca actuar y es para mí el elemento catalizador que hará plantearnos qué es lo que queremos ser, cómo y por qué.
La obra se repone en febrero en Querida Elena, Pi y Margall 1124. Dramaturgia: Marcelo Bertuccio. Actúan: Javier Alemanno, Muriel Bourgeois, Guadalupe Cuevas, Constanza Maciel Cornejo, Silvia Mañá, Juan Santiago Privitera, Pablo Tagliani, Cecilia Venturutti. Músicos: Diego Balan, Valeria Benzaquen, Ana Gutierrez, Juan Lastiri, Pablo Moguillanes. Iluminación: Javier Alemanno. Diseño de vestuario: Guadalupe Cuevas. Realización de vestuario: Francisca Cesare, Guadalupe Cuevas, Alicia Dezarnaud, Laura Smid. Asistencia de dirección: Muriel Bourgeois. Producción: Muriel Bourgeois, Silvia Mañá, Juan Santiago Privitera, Cecilia Venturutti. Dirección: Marcelo Bertuccio.