Por Eugenia Guevara
Foto: Juan Risso
A unas cuadras de la calle Warnes transcurre la obra de Martín Urruty, Warnes. En la sala no convencional del Club Matienzo se recrea minuciosamente un gran taller mecánico que los espectadores deben cruzar -descubrir, observar - antes de tomar asiento. Allí se reúnen Clausen, viejo profesor de industrial, con sus discípulos, que van a construir para él un motor que lo lleve a suicidarse. Enfermo, Clausen quiere arrojarse en bote por las cataratas del Iguazú. En el reencuentro, que intenta ser una fiesta que ahuyente la muerte, las relaciones entran en conflicto: al parecer Clausen no fue un maestro intachable y tal vez se tomó ciertos permisos con sus discípulos...
La obra tiene varios méritos: el primero y el más importante es que en un contexto teatral en el que cada vez más son los textos dramáticos que se centran en la voz de la mujer y en el mundo femenino, Warnes expone y desentraña lo masculino y la masculinidad, a partir de mínimos detalles y hasta su esencia más profunda. El resultado es genial. Además de que es una obra muy divertida, la puesta sorprende un par de veces con estrafalarios números musicales que aflojan un poco la tensión que se pone en juego entre esos machos que intentan marcar terreno en el taller y frente al maestro, el "viejo". Sin dudas el mejor momento ocurre con la hilarante interpretación de Tratame suavemente, de Daniel Melero, una de las mejores canciones que grabó Soda Stéreo.
Con muy buenas actuaciones, un trabajo escenográfico y de vestuario que construye muy poderosas imágenes sobre el mundo que se retrata, Warnes logra conquistarnos. También nos alegra. Por el objetivo de su mirada, por la originalidad en el planteo, por el tono carente de solemnidad y porque a partir de una anécdota - un encuentro mínimos dispara ideas en torno a temas bien profundos como la sexualidad, la ambigüedad, la muerte, la amistad y claro, el amor.
“Warnes” de Martín Urruty. Con Mariano Agnone, Mariano Clemente, Pablo Navarro, Adrián Verdaguer, Leonardo Volpedo. Iluminación: Claudio Alejandro Del Bianco. Diseño de espacio: Colectivo El Arenal. Vestidores: Melisa Califano. Asistencia artística: Noelia Prieto, Mara Ticach. Producción ejecutiva: Rosario Alfaro. Club Cultural Matienzo, Pringles 1249. Martes y jueves, 20.30 horas. Entrada: $50, $35. Última función: 12 de diciembre de 2013.
La obra tiene varios méritos: el primero y el más importante es que en un contexto teatral en el que cada vez más son los textos dramáticos que se centran en la voz de la mujer y en el mundo femenino, Warnes expone y desentraña lo masculino y la masculinidad, a partir de mínimos detalles y hasta su esencia más profunda. El resultado es genial. Además de que es una obra muy divertida, la puesta sorprende un par de veces con estrafalarios números musicales que aflojan un poco la tensión que se pone en juego entre esos machos que intentan marcar terreno en el taller y frente al maestro, el "viejo". Sin dudas el mejor momento ocurre con la hilarante interpretación de Tratame suavemente, de Daniel Melero, una de las mejores canciones que grabó Soda Stéreo.
Con muy buenas actuaciones, un trabajo escenográfico y de vestuario que construye muy poderosas imágenes sobre el mundo que se retrata, Warnes logra conquistarnos. También nos alegra. Por el objetivo de su mirada, por la originalidad en el planteo, por el tono carente de solemnidad y porque a partir de una anécdota - un encuentro mínimos dispara ideas en torno a temas bien profundos como la sexualidad, la ambigüedad, la muerte, la amistad y claro, el amor.
“Warnes” de Martín Urruty. Con Mariano Agnone, Mariano Clemente, Pablo Navarro, Adrián Verdaguer, Leonardo Volpedo. Iluminación: Claudio Alejandro Del Bianco. Diseño de espacio: Colectivo El Arenal. Vestidores: Melisa Califano. Asistencia artística: Noelia Prieto, Mara Ticach. Producción ejecutiva: Rosario Alfaro. Club Cultural Matienzo, Pringles 1249. Martes y jueves, 20.30 horas. Entrada: $50, $35. Última función: 12 de diciembre de 2013.
