Por Gonzalo Marina
Esta reseña de Al mundo de Joël Pommerat podría comenzar haciendo referencia al conflicto que atraviesa a una familia, la música (grabada y en vivo), los videos, la oscuridad, la decisión de un personaje, una chica que sólo habla francés, el amplio rango de las actuaciones o una mesa. Es que la obra del dramaturgo francés dirigida por Natalia Casielles es todo lo anterior pero también, sus partes por separado.
¿Hay alguna trama o moraleja en Al mundo? Sobre el final, el personaje del padre mira al público y dice que tal vez nada de la obra tenga sentido. Pero no le creemos. Hay un argumento, un mensaje. El padre anuncia que uno de los hijos está por volver de la guerra. Crece la expectativa hasta el punto en que dudamos si el regreso va a suceder. Finalmente llega el esperado uniformado para encarar una nueva misión: debe decidir si acepta o no, hacerse cargo de los negocios familiares, una decisión que afectará a miles de personas alrededor del mundo. Y todo en torno a una mesa.
Por sobre esta breve historia encontramos algo sumamente valioso, las actuaciones y la puesta escénica. Ambos elementos se imponen, buscan generar un fuerte impacto en el espectador. Vemos escenas conmovedoras, hasta divertidas, pero que luego se tornan sombrías o crueles. Al ritmo de la cumbia bailan, cantan acompañados por una guitarra, y golpean objetos entre gritos.
Es notorio el trabajo de las (maliciosas) hermanas, Valeria Giorcelli, Gabriela Irueta y la ¿media hermana? Sol Tester. La gran alternancia en los tonos de la obra depende de ellas. Facundo Livio Mejías transmite una enorme potencia, ni hablar de Camila Peralta, quien parece ordenar todo el texto. Mientras que Juan Gabriel Miño (en reemplazo de Brian Sichel) y Alfredo Staffolani lucen ajenos a ese extraño carrusel porque su andar es melancólico al borde del más sutil humor.
Podríamos relacionar Al mundo con otra pieza francesa, Sallinger, de Bernard-Marie Koltès, por el gran despliegue escénico. Pero luego vemos en otras obras de Pommerat líneas argumentales muy tradicionales, como Le Petit Chaperon rouge (Caperucita Roja). Un contraste más que interesante.
Las propuestas escénicas de Pommerat se caracterizan por la frialdad y la solemnidad. Habiendo formado parte del Festival Internacional de Dramaturgia, la visión de Casielles conserva cierta distancia pero alivia el tono con una gran variedad de colores, videos y música. Es difícil contradecir a un personaje, pero estamos convencidos de que la obra tiene un sentido y uno bastante rico más allá de la palabra.
"Al mundo" de Joël Pommerat. Dirección: Natalia Carmen Casielles. Traducción: Jorge Dubatti, Marta Taborda. Con Valeria Giorcelli, Gabriela Irueta, Facundo Livio Mejías, Camila Peralta, Brian Sichel, Alfredo Staffolani, Sol Tester. Diseño de escenografía: Cecilia Zuvialde. Diseño de luces: Magalí Acha. Diseño sonoro: Franco Calluso. Visuales: Ailin Formia, Valentin Piñeyro. Asistencia de dirección: Silvina Bernabé, Milena Montaner. Producción ejecutiva: Silvina Bernabé. Coreografía: Ailin Formia. Viernes 22.45 hs. La Carpintería, Jean Jaurés 858. Entrada: $100, $80. Hasta el 29 de mayo.
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