Por Ángel Rofrano
En un formato de clásico documental de difusión, Caricaturistes - Fantassins de la démocratie de Stéphanie Valloatto se dedica a recorrer las obras y peripecias que rodean los trabajos de un grupo de caricaturistas de fama y renombre mundial que publica sus dibujos en los principales periódicos de los países en los que residen, cuestionando y ridiculizando (con muchas razones justificadas) a funcionarios y a sus gobiernos. Tomando como hilo conductor la históricamente conflictiva relación entre la política y el humor, las denuncias sobre el abuso de poder, la corrupción, la censura o la incompetencia de los políticos se ve reflejada en las entrevistas y en la labor artística, comprometida y periodística de algunos popes del género como Plantu en Francia, Rayma Supran en Venezuela, Michel Kichka en Israel, Jeff Danziger en Estados Unidos, Mikhail Zlatkovsky en Rusia, Damien Glez en Burkina Faso, Slim en Algeria, Baha Boukhari en Palestina y Nadia Khiari, la creadora de la famosa tira del gato Willis from Tunis, en Túnez. Periódicos como Le Monde, The New York Times o la satírica GBICH en Costa de Marfil son algunos de los escenarios de los inconvenientes de la siempre castigada libertad de expresión, de sus limitaciones impuestas, de aquello que se puede y no decir, dibujar o publicar en materia de política y humor.
Independientemente de la muy europea y políticamente correcta incorrección política del documental, una vez que ha finalizado y teniendo en cuenta que está fechado en 2014, surge de inmediato un puñado de preguntas, quizás un poco obvias pero a su vez muy misteriosas, que no encuentran una respuesta inmediata, o al menos no en el marco del film y de la proyección; porque, créase o no, durante la hora y cuarenta que dura el susodicho documental no se hace mención alguna al tristemente célebre semanal satírico Charlie Hedbo, ni a ninguno de sus integrantes. Abriendo un poco el puño y dejando hablar a la inocente curiosidad, siguiendo la lógica y los contenidos del film, cabe entonces preguntarse qué lugar ocupaba realmente para la opinión pública el semanario satírico asaltado por un grupo terroristas musulmanes en el pasado mes de enero. O, con mayor claridad, nos preguntamos desde la completa ignorancia: ¿no tiene ninguna relevancia un periódico semanal, que existe desde hace más de 20 años, dedicado a la satirización de la política, de los políticos, de la religión mundial y de sus líderes, para un documental francés exclusivamente focalizado en explorar esos tópicos? ¿O será que por una cuestión de sensibilidad social o cuidado personal, sus productores lo habrán editado después del atentado, dejando afuera las supuestas partes en las que aparecían los dibujantes del ensangrentado hebdomadaire?¿Ninguneo, sensibilidad o cobardía de sus productores?
Sea cual fuera la respuesta y sin dejar de reconocer que Caricaturistes es un trabajo por demás interesante y bien logrado (a pesar de no ser muy arriesgado en su estética o en su forma de narrar), las paradojas que afloran por la ausencia del Hebdo no dejan de llamar mucho la atención, convirtiéndose el hecho en el comentario general de los espectadores, y dejando como resultado un gusto algo amargo y una claridad nada clara en el pretendido compromiso que el propio documental intenta demostrar con respecto a la libertad de expresión que defiende.
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