Por Lía Noguera
Seguramente muchos tienen un ex. Un ex amor que dolió y marcó. Una o un ex por quien se desgarraron, se enloquecieron, se lamentaron; por quien lloraron hasta no tener más lágrimas y por quien se padecieron eternas horas de insomnio. Tal vez, también transitaron esa patética experiencia de luchar por cosas - unos discos, unos libros, una mesa vieja, un bolso lleno de ropa del otro que siempre se detestó- que el único valor que poseen, y no por eso menos importante, es la reminiscencia de un pasado compartido del cual aún no se pueden desprender. Porque, en esas circunstancias, los objetos se vuelven sinécdoque de un sentimiento de felicidad que ya no está y por eso adquieren una condición de botín de guerra que se desea ganar; puesto que un/a ex condensa todo un pasado que hoy es solo eso, recuerdo.
Tal vez, muchos atravesaron esas extrañas sensaciones que el fin de un amor hace estallar y, para quienes aún no lo tienen, sépanlo: parece que no hay un antídoto inmediato para los ex, es cuestión de tiempo. Por estos temas, por estas escenas vividas por aquellos que algunos vez se separaron, transita la obra de Mariela Asensio y Reynaldo Sietecase, Malditos todos mi ex, que apelando a una identificación patética, irónicamente sentimentalista, y sobre todo, paródicamente condescendiente con el espectador, presenta la tragicomedia cotidiana de un sujeto en crisis que no cesa de buscar su identidad amorosa…
Ante un escenario despojado, y como fragmentos de historias desparramadas en el espacio, los actores nos esperan mientras los espectadores ingresamos en la sala del Teatro del Pueblo. Y entre tanto eso sucede, una mortal y pegadiza canción nos recibe: “Ritmo, ritmo de la noche… porque el ritmo de la noche te va a atrapar, se mete en tu cabeza y no te deja pensar…”. Esta canción, como los restantes cuadros paródicos de musicales que se suceden en la función, sintetiza y expone el desborde que una mujer treintañera, interpretada por Federica Presa, experimenta tras su divorcio. Pero el relato no sólo consistirá en la narración de esta separación, sino que a modo de disparador, ésta funciona como condensador de las microhistorias amorosas y pasadas de este sujeto. Así, la escena se puebla de los ex que transitaron la vida de esta mujer a los 18, a los 25 y a los 35 años, y que en mayor o en menor medida dejaron una huella, aún la huella del olvido (como es el caso de la historia del ex que no se recuerda). Ahora bien, el recorrido por este “muestrario de ex” implementa un dispositivo que permite desdoblar al sujeto de la narración en tres momentos diferentes de su vida a fin de completar y entender la esquizoide y patética situación de su presente. Para ello, todos los actores: Raquel Ameri, Hernán Herrera, Marina Lovece, Constanza Molfese, Ariel Pérez De María, Federico Schneider, como la propia protagonista: Federica Presa, se presentan como fuerzas en constante tensión y ebullición, que una acertada dirección logra hilvanar y armonizar. En este sentido, y transitando por las miserias humanas que constituye gran parte de la poética de Asensio, Malditos (todos mis ex) apunta a exorcizar los fantasmas del pasado con un fin único y efectivo: entender qué es y qué queda después del amor. Pero ese entendimiento redunda en más preguntas porque el pasado, ante los ojos de esta mujer, es la ficción de una realidad que aún no se puede asumir. Sin embargo, y lejos de un final trágico, una respuesta posible ante este interrogante, y con nuestra protagonista sola en la escena, ya abandonada por sus “otros yo” y sus “otros ex”, es que después del fin de un amor queda el cuerpo, quedan las ganas, y sobre todo: queda el desconocimiento y la intriga de aquello que vendrá…
“Malditos todos mis ex” de Mariela Asencio y Reynaldo Sietecase. Con Raquel Ameri, Hernán Herrera, Marina Lovece, Constanza Molfese, Ariel Perez De Maria, Federico Schneider y Federica Presa. Diseño de vestuario: Vessna Bebek. Diseño de luces: Ricardo Sica. Realización de vestuario: Noelia Moreyra Parissi. Fotografía: Juan Borraspardo. Asistencia de dirección: Paola Luttini. Producción ejecutiva: Antonella Schiavoni. Dirección: Mariela Asensio. Sábados 21.30, Teatro del Pueblo, Av. Roque Saenz Peña 943. Entrada: $100, $70.
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