"Si tú te vas
me quedará el silencio para conversar,
la sombra de tu cuerpo y la soledad
serán mis compañeras, si te vas".
Abrázame de Julio Iglesias
Por Guillermina Gandola
Foto: GRLN Multimedia
Foto: GRLN Multimedia
La sala está oscura y en la lejanía de ese espacio sin tiempo una voz comienza a cantar
una canción de Julio Iglesias entregándole textura y calidez al negro
homogéneo. De pronto, el silencio absoluto, la nada, y luego una luz ilumina a esa voz
que alguna vez no tuvo cuerpo.
Me llamo Julio, dice un hombre de rasgados ojos y cabello enrulado. Mi padre me ha llamado Julio por Julio Iglesias. Y resulta que Julito es
sordomudo. ¡Qué ironía! ¿no? Quizás esta construcción a partir de un nombre sea el
síntoma de un padre que nunca aceptó la discapacidad de su hijo, a quien no
paraba de hablarle, hablarle, hablarle y hablarle, rehusándose a usar el
lenguaje sordomudo, como si ello hiciera que su hijo comenzara a escuchar.
Julio crece, se
casa, tiene un hijo y de pronto queda en estado vegetativo viéndose obligado a
vivir dentro de las blancas e inmaculadas paredes de un hospital, entre
jeringas, monitores y aparatos que lo mantienen conectado y desconectado del
mundo exterior. Su familia se ve
afectada por esta situación en la que Julio no sólo no escucha ni
habla, sino que tampoco ve, siente, se mueve. Es un vegetal.
Este unipersonal
dirigido por Pablo Razuk y creado e
interpretado por Claudio Pazos,
integrante del grupo Carne de crítica, actor de la maravillosa Cachafaz
de Copi y de Amor
sin barreras le da un giro al drama convencional aportándole una dosis de
humor a través de la cual las situaciones más complejas, dolorosas e incomprensibles pueden ser aceptadas.
El escenario lo
componen unas cortinas blancas en forma de U, una especie de cama de hospital
con forma de ola, una silla giratoria, una mesita y muchos elementos que
cuelgan por donde pasa la “comida” del paciente. En ese espacio confluyen el
padre de Julio, su hijo y una enfermera que baila y canta canciones de Julio
(Iglesias) y le regala una planta para poner en su “mesita de luz”.
Todos ellos
hacen algo para tratar de conectar a Julio al mundo que al parecer quiso dejar
pero no del todo, llevándose a su universo vegetal un pedacito de la vida de
los suyos que le siguen hablando como si nada hubiera pasado. Pidiéndole a
gritos a un sordomudo en estado vegetativo que no se haga el sordo y que se
despierte.
De Claudio Pazos. Dirección: Pablo Razuk. Vestuario y escenografía: Jorge López. Diseño de luces: David Seldes. Diseño sonoro: Rony Keselman. Operación de luces: Julia Maya Duarte. Asesoramiento coreográfico: Mecha Fernández. Producción ejecutiva: Pili Ortiz. Viernes 23 hs. Korinthio Teatro, Mario Bravo 437. Entrada: $80, $60.
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