Por Guillermina Gandola
Si te preguntaran cuántos días has vivido en el planeta tierra, ¿podrías contestar rápidamente?
Detrás de esta simple pregunta se esconde un mar de vida, de partituras, de recuerdos y emociones que Nick Cave ha escrito en su diario personal y que es utilizado por los directores Iain Forsyth y Jane Pollard para el documental 20.000 days on earth que forma parte de la Competencia Internacional y que relata los 20 mil días vividos por Cave en este mundo (aunque él parezca provenir de otro), mientras se graba Push The Sky Away, el nuevo disco de Nick Cave and the Bad Seeds.
Forsyth y Pollard ya habían trabajado con Cave en el video Dig Dig Lazarus, y también en la recreación de la última actuación de Bowie como Ziggy Stardust en el concierto que The Cramps dio en 1978 en el Instituto Mental Napa.
La pantalla de cine está negra, el artista no ha nacido aún, de pronto se escuchan llantos de niño y el cero se transforma en uno, el uno en dos y así (con mezcla de imágenes que reflejan los acontecimientos del mundo como guerras, avances científicos, eventos culturales y los acontecimientos de la vida pública de Nick Cave) hasta llegar a 20 mil días.
Muchas son las circunstancias que hacen a un artista especial y la vida de Nick es, sin duda, un psicodrama en trajes negros y zapatos de charol. El desafío de Forsyth y Pollard fue contar la historia cotidiana de un personaje sin que se perdiera su mitología y esencia. Uno de los puntos interesantes del documental es la desdramatización/ iluminación de una figura oscura de la música, con sus orígenes en el rock gótico con The Birthday Party, influido por el free jazz y el post punk, con letras tremebundas y una voz cavernosa. Esa operación incorpora ciertos giros cómicos que incluyen, como los espectadores podrían esperarlo, la alusión a la relación de Cave con la famosa Kylie Minogue, con quien grabó una exitosa canción.
También en el marco del 16º BAFICI en la sección Vanguardia y Género compite el original corto Chigger Ale en el cual su enigmática directora Fantana Ananas se atreve a jugar con bizarras situaciones en Fendika, un bar emblemático de Adís Abeba, una de las ciudades más pobladas de Etiopía con un Hitler negro, petiso y flacucho como protagonista.
No es casual que este nuevo Hitler, que viene del espacio exterior, aterrice en Adís, donde conviven más de 80 nacionalidades de cristianos, musulmanes y judíos. Los contrapuntos son una constante en este film. Aunque de entrada suene provocador revivir a Hitler en la carne de un hombre de nacionalidad etíope, hay varios condimentos interesantes como por ejemplo el fanatismo de este clon del dictador por Cristiano Ronaldo y su sumisión ante la figura de la cantante pop Beyoncé.
Otra de las producciones que forma parte de la selección de Vanguardia y Género es The Joycean Society de Dora García. En una sala lectura de Zúrich una sociedad de lectores se ha estado reuniendo durante años a leer, analizar y reescribir Finnegans Wake, una de las novelas más emblemáticas del escritor irlandés James Joyce. Cada lectura del libro les lleva once años desde su primer encuentro en 1988 y esta vez sus propias anotaciones cobran vida y se vuelven inexplicables para los autores.
Quizás consciente o inconscientemente este grupo de personas está haciéndole honor al propio autor que tardó 17 años en escribir un libro de difícil comprensión lleno de neologismos y puntos de fuga.
La directora española, fascinada por las preguntas sin respuestas y la lectura como acción recrea, a través de una cámara omnisciente que filma cada detalle, un ambiente de estudio, de creación, de magia, producción, charlas, suposiciones, disparatadas conexiones y teorías relacionadas a la idea de inadecuación, de estar al margen. Y captura un clima de fantasía literaria (o realidad ficticia) en el cual se ven papelitos de colores que marcan páginas, subrayados hechos con lápiz y que explican una palabra surgida de la obra maestra de Joyce, recortes de periódico, todo es válido en este juego de encantos literarios.
En esta película se observa la importancia y el encanto de un lector activo. Los libros tienen la capacidad de unir, en este caso por más de veinte años, y de alimentar la imaginación de quienes los leen, quienes viven en ellos. Un libro no es sólo un libro, es mucho más que eso, pero aún no hay una palabra que sea lo suficientemente valiente como para describir lo que son.
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