Por Guillermina Gandola
Hace poco tiempo una amiga actriz y acróbata me dijo que la voz es el estado del alma. Y después de ver Mabel supe también que el amor es el aire, el combustible para que esa voz (el alma) se pueda manifestar. Sin aire la voz es muda. Sin amor el alma está muerta.
Oscuridad. De pronto una luz azulina débil comienza a iluminar el espacio dejando zonas oscuras, más profundas y recónditas como en el fondo del mar. Desde esa negrura, en un rincón del escenario aparece una silueta voluptuosa, acuática, que se mueve con fluidez cantando como una sirena. Se dirige a un sillón sesentoso custodiado por dos inmensas esculturas de bronce y nos canta extasiada una canción de amor.
La multifacética y encantadora Maby Salerno encarna a Mabel, una antidiva que nos cuenta la historia de un amor que la atravesó, la desintegró hasta dejarla casi seca, sin identidad. Por el amor de un hombre casi renuncia a su propio amor, el más preciado, su voz.
Mabel se define como un ser racional, no le encuentra sentido a la llanura eterna, sin límites. A ella le gustan los límites, pero detesta que se los impongan. En su mundo de canciones manifiesta su particular forma de sentir atravesando un espacio escénico recargado, y ella un poco torpe, aniñada, nos hace partícipes de sus cuestionamientos. Nos presenta en cartas de póker su posible destino: ¿se entrega al amor de un hombre o sigue siendo libre e inquieta como las olas del mar?
Luego de haber compartido varios proyectos, Carlos Casella y Maby Salerno, en esta oportunidad se encuentran por vez primera como actriz y director, y a partir del texto de Santiago Loza, enriquecen el teatro alternativo que, en general, ha transitado poco el musical.
Esta historia nos introduce mar adentro, en las oscuras y recónditas profundidades de la mente de Mabel, llena de recuerdos y sentimientos montados sobre una estructura melodramática que transita por el humor y el dolor que supone la renuncia. Con su voz poderosa y a la vez, tan frágil que por momentos parece quebrarse, Mabel canta que el amor tiene que ser libre, sin pretensiones, sino puede convertirse en un pulpo que con sus tentáculos nos deja secos.
“Mabel” de Santiago Loza. Intérprete: Maby Salerno. Dirección y Puesta en escena: Carlos Casella. Asistente de Dirección: Marisol Martínez Martínez. Escenografía: Fasce Hnos. Asistente de Escenografía: Mora Malde. Realización escenográfica: Taller Paterlan con Fasce Hnos. Diseño y Realización de Vestuario: Carolina Urresti. Diseño de Iluminación: Ricardo Sica. Música original: Jape Ntaca. Mezcla y masterización: Mario Siperman. Coreografía: Maby Salerno y Carlos Casella. Imagen: Pablo Bordenabe. Fotografía:Juan Salvarredy. Asistente de Fotografía: Fabricio Veltri. Producción Ejecutiva: Larisa Rivarola y Ximena Hoffmann. Sábados, 22.30 hs. Teatro La Carpintería, Jean Jaurés 858. Entradas: $60. Hasta el 24/11.
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