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4 de abril de 2013

DISCOS | "Comedown Machine" de The Strokes | Todas las voces todas

Por Eugenia Guevara


Hay que hacer un ejercicio, de yoga por ejemplo podría ser efectivo, para desprenderse del recuerdo de la música de The Strokes y poder asimilar -y disfrutar- Comedown Machine. La banda ha sido una máquina de hits perfectos al por mayor en cada uno de los discos que editó desde Is this it (2001), sobre todo en Room of fire (2003) y Angles (2011). Ahora, en este nuevo trabajo, hace algo totalmente diferente. Cuando ya habían descubierto la fórmula del hit eterno, Casablancas y compañía, rompen la receta y lanzan una producción que desde la tapa roja retro con el logo de RCA enorme homenajea a la mejor música que ha derivado del rock & roll, desde la década del 50. Y con ese acto, no exento de riesgo, The Strokes vuelve a hacerlo muy bien otra vez.

Mi ejercicio de yoga consistió en insistir en las escuchas. Me llevó al menos cinco olvidarme del Julian Casablancas de años anteriores y de sus canciones capaces de levantar del pozo al más depresivo. Finalmente, comprendí que este Julian no solo exhibía sus dotes de camaleón, pudiendo ser (como) este o aquel cantante; incluso podía ser todos y todas. Paradójicamente, aunque no debe haber disco de la banda donde su voz se haya disfrazado o distorsionado más que en Comedown Machine, donde sus agudezas llegan al paroxismo, por primera vez, lo he sentido sincero. Su voz me llega humana, aunque repito, está más sintetizada y procesada que nunca, y en algunos momentos, hasta un poco triste, como es el caso de 80 Comedown Machine - una bella canción que también tiene una letra triste y la sensual Partners in crime. Todas las canciones poseen reminiscencias de la música de los 60, los 70, los 80 y los 90: del rock, del surf, del disco, del funk, del punk, del tecno. Crean climas increíbles que de manera inevitable nos ubican de pronto en medio del pasado, o más bien, de la música más recordada y querida del pasado.

Tres cosas para destacar: primero, hay temas superpoderosos en la tradición stroke y estos son, en orden energético: 50/50, Welcome to Japan, All the time y Chances; segundo, Casablancas se ha Spinettizado, para mayor evidencia, remitirse al comienzo de Slow Animals, y tercero, la canción más fea es sin dudas One Way Trigger (aunque tiene su tontera divertida), que algunos han comparado con Take on me de A-ha y otros más crueles con una de Maná. 

Call it Fate Call it Karma, la canción que cierra el disco es un arrullo que también viene del pasado, de hace como medio siglo atrás. Recuerda a los soundtracks de David Lynch y es la mejor, la más diferente a todas las que han grabado los Strokes. Porque si trazáramos el camino de Comedown machine, este comenzaría con una canción lo suficientemente ambigua como Tap Out; después, seguiría con unas 3 ó 4 bastante familiares y a partir del clímax que se logra con 50/50, la cosa se empezaría a deformar - justo cuando aparece el Casablancas triste - y diversificar de una manera que todos deberían hacer el ejercicio (y darse el gusto) de escuchar.