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24 de junio de 2014

TEATRO | "Lo sé todo" de Ezequiel Matzkin | Educar como actuar



Por Eugenia Guevara
Foto: Mariano Martín

Lo sé todo de Ezequiel Matzkin comienza antes de ingresar a la sala y tiene una posdata una vez que la obra ha terminado. En la previa, los integrantes del público que esperan pueden sacarse una foto representativa de todo lo que saben y al salir, reciben una copia del contrato de maestras del Consejo Nacional de Educación que X señorita firmará. De alguna forma ese continuado pre y post acentúa la cualidad temporal que tiene la educación: existe en el presente, a causa de un pasado que la modela y la condiciona, pero su razón de ser está en el futuro, en el porvenir. Porque en realidad, Lo sé todo empieza mucho antes, muchísimo, en los últimos estertores del siglo XIX, con la implantación de una política de Estado que se encargó de la educación de los niños

Así, si bien es claro que el tema de la obra es la educación pública, un tema que otras puestas de la cartelera porteña han abordado recientemente aunque más no sea de manera lateral, la creación de Matzkin hace mucho más que poner esta problemática en el centro de la crítica; a partir de cómo entrelaza procedimientos, códigos e ideas se lee que la crítica en realidad es aún más profunda y rebalsa a la educación pública - aunque ella sea uno de sus pilares - para alcanzar a una determinada sociedad. La parodia es el núcleo de esta sátira, no solamente la parodia al discurso de la educación (tanto al discurso sobre la educación encarnado desde el poder estatal, como a aquellos microdiscursos que toman cuerpo en el día a día, aún hoy, en maestros, directores, inspectores, aunque todo lo dicho suene tan lejano que parezca provenir de comienzos de siglo XX cuando el positivismo y el enciclopedismo calaron hondo en la educación nacional); también los roles, las actitudes, los modos, las posturas, la ropa, las conductas y hasta los tipos humanos que fácilmente reconocemos como parte del mundo escolar histórico son objeto de la burla. 

Los cinco actores se mueven en bloque y forman un conjunto simétrico. Vestidos de manera idéntica con un cuasi guardapolvos preguntan, responden, repiten, dan sermones o discursos, actúan. En el recitado escolar aparece repetidas veces Zorrilla y aunque no tengamos muy claras las razones, es un apellido que sin dudas relacionamos con el ámbito educativo. La repetición -tan cara al modo de aquella educación sarmientina- utilizada como estrategia cómica es habitual y efectiva en la obra. Y es a partir de Zorrilla -otra vez- y un asunto extracurricular que todo se desmorona. Lo sé todo se convierte entonces en otra obra, pero aunque pareciera hablar de otra cosa, sigue hablando de lo mismo. Porque si lo pensamos educar se parece bastante a actuar y en definitiva ambas acciones tienen que ver con falsear. 

"Lo sé todo" de Ezequiel Matzkin. Con Alejandro Abelenda, Marina Castillo Blanco, Denisse Chaffraix, Leo Espíndola, Daniel Frissolo Forni, Florencia Llamas. Vestuario: Hilda Pallero. Iluminación: Miguel Angel Madrid. Entrenamiento corporal: Ignacio Monna. Meritorio: Angie Zamblera. Asistencia general: Denisse Chaffraix. Viernes 21 hs. Abasto Social Club, Yatay 666. Entrada: $80, $60. Última función: 27 de junio de 2014.