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3 de febrero de 2014

LIBROS | "Aprender a rezar en la era de la técnica" de Gonçalo M. Tavares | La vida en cuestión


Por Luis Ángel Gonzo

Aprender a rezar en la era de la técnica, de Gonçalo M. Tavares (Luanda, 1970) es la historia de un hombre para el que todo lo existente -seres, cosas, circunstancias- es parte de una lucha -múltiple, continua- en la que se disputa la dominación de lo viviente; para él, no hay ser que no sea objeto, ni rol que no sea instancia contingente en sus proyectos (personales, profesionales, sociales). 

El texto se divide en tres partes: “Fuerza”, “Enfermedad” y “Muerte”. Cada una presenta series de escenas, variaciones y pequeños relatos o formas breves que desarrollan lo anunciado en el subtítulo del libro: La posición en el mundo de Lenz Buchmann. Él es el protagonista. Primero médico (el que interviene el cuerpo individual), después político (el que interviene el cuerpo social) y finalmente enfermo (el que es intervenido); tres partes, tres formas de vida y de posibilidades de dominación sobre el mundo que reparten funciones según cada etapa, en un juego de recurrencias, desvíos y fugas que hilvanan los fragmentos de su vida y su relación con el entorno -el mundo y sus  actores-. Hijo de un militar cuya figura, a través de todo tipo de mandatos de sujeción, exterminio y preservación lo marca a sangre y fuego desde la infancia hasta la muerte, Lenz Buchmann es un hombre de exactitud cirujana, mentalidad aséptica, de una piel impermeable a las relaciones de su figura pública de médico con sus inclinaciones personales por el sometimiento sexual-económico-social. Ajeno a cualquier moralidad que no responda a las reglas de la fuerza y la supervivencia, es un hombre de palabras como movimientos, hechos, actos de realidad. Un hombre-bisturí, un hombre-arma que busca la efectividad y el poder. En este punto, Tavares desarrolla un estilo que le calza como un guante al carácter del personaje: el narrador tiene la frialdad del acero, la transparente opacidad de las radiografías, la descripción pensativa y la impasibilidad de un diagnóstico, la concreción de los abstractos de los casos médicos; el asomo de titubeantes arranques de oralidad (“digamos”, “veamos”) como aislados in situ en los que el narrador se pone en juego en cesuras poco solidarias con la materia y la forma predominante del relato, las superficies entre sorpresivas, misteriosas y obvias de las cicatrices, el impacto de final de frase de un puntazo que cierra el sangrado.

El subtítulo dice “posición” y “mundo” (problemas espaciales, de ubicación, que remiten a lo bélico y a lo topográfico) pero el relato sucede en un país impreciso de modernidad occidental, en geografías citadinas que brillan por su ausencia detrás de nominaciones genéricas (“la ciudad”, “el centro”, “la ciudad natal del padre”). El texto precisa algunas coordenadas para perderse mejor en esa vaguedad: muchos de los nombres (Friedrich; Albert; Hamm Kestner) evocan ascendencias germanas, pero es el del protagonista -cuya posición en el mundo hace al texto- el más llamativo al respecto: Buch (libro) mann (hombre), Lenz (primavera). Juego de signos, el nombre de Lenz Buchmann, una especie de primavera o florecimiento poético del hombre-libro, o del libro del hombre (ese vector que podría ir desde “la razón produce monstruos” hasta “cada acto de cultura es un acto de barbarie”), explora -ampliando el cuadro- la posición en el mundo del sujeto-científico-cognoscente-dominador-del-entorno-de-la-instrumental-razón-ilustrada; un sujeto cuya autodeterminación-fuerza-control-de-sí y de los demás solo se agrieta a través de ese otro soberano exterior a sí mismo, que lo saca de quicio y de cabales: el deseo. Ahí -solo ahí- se bordea el abismo del proyecto-Buchmann: cuando la pulsión borra el cálculo y lo viviente pone en crisis cualquier fuerza de sujeción. Así, la novela de Tavares interroga un espacio tan extraño como urgente: el presente.

Aprender a rezar en la era de la técnica, Gonçalo M. Tavares. Letranómada, 2013. Traducción de Florencia Garramuño. 252 páginas.