Por Florencia Mayra Gargiulo
Guillermo es escritor y co-conductor en Burdocracia, programa que se emite por radio La Crema, pinta cuadros con técnica mixta y es cantante en la banda The Búhos.
Nació en Córdoba en 1977, fue editor de Tintadenegros Ediciones (2009-2012), dirige la colección “Bonzo” de poesía de Llanto de Mudo Ediciones y forma parte del equipo Editorial Nudista.
Tiene dos libros publicados en papel y uno digital: Cuando mueren los peces (poesías escritas bajo la observación del cuadro El jardín de las delicias de El Bosco), Letra muerta y el próximo a editarse Grimorio del Búho. A ellos se suman dos más que se editarán hacia fin de año Centuria Vulgata y Marlboro Vox.
¿Cuál es tu miedo más intenso?
La mediocridad. Ser mediocre. Ser común, solamente bueno o solamente malo.
¿Recurrís a medios alternativos para escribir?
Salvo la computadora soy híper clásico, tengo el cigarrillo en los labios, siempre de noche, de día corrijo y de noche escribo. Y muy de vez en cuando whisky y, escriba lo que escriba siempre pongo un canal de noticias, sin mirar la televisión pero prendida. Que haga ruido.
¿Por cuáles aspectos de la vida te sentís influenciado?
El sexo. Creo que es el monstruo principal de todo. El sexo y la muerte como decía Freud: “Eros y Thanatos”. Escribir con y contra la muerte y por y para el sexo. Creo que esas fuerzas son las que inundan todo, no solo la literatura. Todo.
¿Cuál te parece el mayor problema de la sociedad?
Somos una especie fallida. Por más que uno analice los problemas por medio de las estructuras socio-económicas creo que somos un mal bicho. Y que estamos enfermos de poder y ese es el problema en general, siempre va estar rondando en la cabeza de nuestra especie la necesidad de poder, por ende estamos fregados. El concepto de poder es lo que complica la humanidad, sobre todo los poderes que no se ven, no tanto los gobiernos institucionalizados, que también son un problema, pero no el principal… el problema es el poder que no se ve, el que te hace creer que no existe.
Estuviste internado. ¿Cómo resultó esa experiencia?
Estuve en tratamiento por una depresión clínica. Lo más interesante puede que sea que reafirmé conceptos propios. Sobre todo mi cinismo. Suelo sentir que todo lo bueno que me pasa no me satisface, ya que me tenía que pasar, es como una consecuencia lógica y sin embargo todo lo malo que me sucede siento que es culpa mía, sin atenuantes y sin “socios”.
¿Cómo se desenvuelve el amor en tu vida?
Es muy importante, como creo que lo es en todos los seres humanos, aunque no es lo más importante. Se me ocurren al menos cinco cosas más necesarias que el amor para la vida. ¿Mis relaciones? Nunca estuve más de siete u ochos meses con una misma chica. Voy, vuelvo. El mayor tiempo de convivencia que tuve fue una semana.
¿Qué pasa con las entrevistas hoy?
A mí me resulta raro hacer entrevistas, porque estoy haciendo muchas como si fuera famoso. Me parece que estaría muy bueno auto-entrevistarse…
¿Cómo te sentís en esta?
Raro, porque…es como un maquillaje que determina lo que hacés.
El feedback…
Claro, es el ida y vuelta y aparte es un arma de doble filo, ahora estoy acostumbrado o me acostumbré más, pero siempre hay una tensión de decir algo, o de tratar de decir algo interesante. Pero en este caso es distinta porque no está basada en por qué escribiste tal libro o tal cosa, o de qué se trata tal libro…
¿Qué pregunta no te hice y quisieras responder?
¿Cómo me gustaría morir? Me gustaría morir, como lamentablemente no se puede morir…en una carga de caballería o en su defecto, en combate y creo que cuando sienta que ya no hay mucho más por hacer, buscaría una guerra cualquiera para morir. Si puedo elegiré algún bando…
No querés perder ni en la muerte...
Jajaja, pero morir, caer. Me gustan las defensas heroicas, los que pelean aunque saben que no van a ganar. Hay un montón de batallas históricas en las que me hubiese gustado pelear, por ejemplo: Termópilas, en la batalla del lago Trasimeno, en Zama, Gaugamela, Issos, en Agincourt y más modernas como Tobruk, Montecassino, Minsk, Carentan, Normandía. Manheim, en la ofensiva del Thet.