Por Lía Noguera
Fotos: Luchia Puig
Fotos: Luchia Puig
La experiencia es diferente. Desde la llegada a la recepción del mítico edificio Bencich, diseñado por el arquitecto francés Édouard Le Monnier en 1927, nos invade una extraña sensación, mezcla de desconcierto y desconfianza. Y allí, uno pocos elegidos esperamos que un señor nos conduzca por el ascensor rumbo a Estudios Caracol, en la cúpula de esta magnífica construcción y una vez arribados, ante la monumental vista que nos atrapa, ya no nos importa nada: ¿qué más podemos esperar ante tal paisaje, ante un cielo que sentimos tan cerca entre medio de numerosos edificios pintorescos y calles del microcentro porteño vacías? Pero sí, hay más por esperar, hay más por ver, escuchar y deleitarnos ya que una mujer gritando desde una ventana de la cúpula nos interpela y otra mujer nos conduce al interior del espacio del estudio Caracol en donde se desarrollará la obra No inventes lo que no quieras que exista, basada en textos de Silvina Ocampo e interpretada por Florencia Carreras.
Cinco personajes, cinco mujeres, cinco textualidades, cinco espacios; todo ello hilvanado por una sola propuesta: seguir el recorrido y ubicarse en el lugar que uno desee a fin de dejarse atrapar por las palabras, la narrativa y la poética de mujeres al borde de la locura y de la muerte (propia pero también la del otro, la de quienes no sienten su amor). En esta experiencia teatral, parecería que el relato se construye en el andar, en nuestro andar ascendente que -a medida que se interrumpe con cada nueva narración- nos convierte en testigos de un ascenso espacial que se contrapone con el descenso de los personajes que la obra presenta. Porque a medida que nos acercamos cada vez más al cielo (y créanlo, la experiencia es exquisita) en el andar laberíntico de la cúpula, estas mujeres descienden al infierno de sus pasiones, de sus miserias, de sus crímenes. En este sentido, y siempre con una vista panorámica de la ciudad de Buenos Aires que propicia el clímax de los textos, aquello que se distingue es un especial y cuidado sentido de la instalación espacial. Así, el espectador deviene en un transeúnte –guiado siempre por Anabel Dopslaff, nuestra guía y también actriz- que discurre por los universos narrativos de Ocampo, atraviesa fronteras poéticas y se constituye en testigo de una voz que sólo clama la liberación de los diversos tormentos que la encarcelan. A la vez, como “espectadores andantes” somos los encargados de reorganizar los múltiples cuerpos, las múltiples voces, los múltiples espacios que se nos presentan pudiendo así diluir en cada paso esa extrañeza y ese desconcierto que nos invadió en un principio. Nuestra actriz, mediante un trabajo que se concentra en el decir poético, logra yuxtaponer la belleza de las palabras, de las imágenes y de su cuerpo con el caos mental y el desequilibrio sentimental que sus personajes encierran.
Y todo esto en pos de un objetivo, de una advertencia constante (tal vez demasiado constante) que se constituye en la tesis de la obra y que parafraseamos en estos términos: cuidado con lo que deseas (o imaginas), porque se puede hacer realidad. Pero… ya en el punto más álgido de la cúpula, con la música en vivo del violinista Marcos Press, y con la sensación de estar ahí, a metros del cielo, sólo nos queda seguir deseando y soñando…
"No inventes lo que no quieras que exista" basada en textos de Silvina Ocampo. Actúan: Florencia Carreras, Anabel Dosplaff. Violín en vivo: Marcos Press. Iluminación: Gastón Zurzupi. Escenografía: Victoria Saravi. Asistencia general: Marcos San Millan. Producción: Florencia Carreras.Viernes 21 hs. Estudios Caracol, Edificio Bencich, Av. Roque Sáenz Peña 615. Hasta el 9 de agosto.