Por Eugenia Guevara
Jafar Panahi tiene prohibido filmar películas por veinte años. Y por seis, no puede salir de su casa en Teherán. Es uno de los más importantes directores de cine iraní, reconocido internacionalmente; entre sus obras se encuentran El espejo, 1997; El círculo, 2000 y El globo blanco, 1995. Entonces, mientras espera la revisión de esa sentencia y un nuevo veredicto de la Corte de Apelaciones, pide a su amigo Mojtaba Mirtahmasb, documentalista que planea una película sobre cineastas iraníes que no filman, que lo registre. Eso es Esto no es un film, o eso plantea su punto de partida. Luego se transforma en una hermosa película que piensa al cine desde sus aspectos ontológicos (así como los de la existencia en general, sobre todo la ligada a lo artístico) hasta sus aspectos pragmáticos o del orden de la experiencia cinematográfica. Además, esta obra conjunta construye un universo en el cual el espectador es preparado de manera muy sutil para un final liberador y riquísimo, un acto de resistencia que nos libera el ojo luego de haber sido angustiosos prisioneros, junto con Panahi, en su amplio departamento.
La cámara está encendida en tomas fijas desde que Panahi toma su desayuno ese día, habla por teléfono con Mirtahmasb, luego se lava y se cambia en su dormitorio. Pero, como él confesará después, las imágenes que ha filmado le parecen "fingidas", "mentiras", y por eso decide llamar a Mirtahmasb para que lo ayude a registrar la jornada. Una vez que ambos hombres están juntos se pone de manifiesto qué los ha reunido allí y, a partir de sus diálogos, qué es lo fundamental para uno y otro. Panahi se preocupa por la forma, la calidad de las imágenes, la apariencia de lo "real", por cómo contar la historia; mientras que Mirtahmasb insiste en que lo importante es documentar, el testimonio, incluso en la calidad en que lo puede registrar la cámara del teléfono celular de Panahi.
Panahi ha decidido que si no puede filmar la última película que quiso hacer (la historia de una chica que ha logrado ingresar a la carrera de Bellas Artes pero su familia que es tradicional no está de acuerdo, y la encierra en una habitación para que no se matricule), se la contará a Mirtahmasb. Es así que relata, lee la escena, dibuja en el piso los límites del cuarto en el que está la chica, la orientación de la ventana y la puerta, mueve su cuerpo en el espacio para ocupar los lugares de los personajes, actúa. Muestra en su cámara de fotos las locaciones donde filmaría. Y mientras está enrollado envuelto en el torbellino de las palabras intentado plasmar la imagen de su película imposible, con descripción obsesiva de planos, movimientos y cortes, se da cuenta de algo, que ya no lo deja seguir con su representación. Corte. Panahi recibe la comida - delivery y muestra películas suyas en el televisor para explicar la riqueza que pueden aportarle a un director, elementos tan diferentes como el actor aficionado, cuyo comportamiento imprevisible puede "dirigirte a ti", al igual que las características del espacio. Entonces, Panahi se pregunta: "¿Cómo voy a explicar la película antes de hacerla?".
Es interesante lo que ocurre cuando Mirtahmabs aporta sus tiempos y no obedece a Panahi cuando le pide el corte. Mirtahmabs sigue filmando, permanece, registra, y se libera de Panahi lo que lleva a Panahi a liberarse del rol de director - un rol que tiene prohibido cumplir - y actúa su espera mientras afuera explotan cientos de sonidos amparados por los fuegos artificiales que reciben al nuevo año.
Otras cuestiones se ponen en juego en la película relacionadas con el cine iraní contemporáneo (sobre todo la no-reacción de los colegas de Panahi ante su situación) y sobre el cine como arte, por ejemplo, la presencia de los animales - mucho más imprevisibles que los actores aficionados-, la relación técnica y arte, y la cuestión de la mentira y la realidad, así como el valor de la imagen como documento. Incluso se hace referencia a la producción audiovisual al alcance de la mano, con la que bromea el maravilloso personaje que aparece hacia el final de la película. Panahi filma con su teléfono móvil, quizás finalmente convencido de que lo que importante es documentar, y el chico que recoge la basura le dice yo también tengo una "cámara" en el bolsillo. "¿Se cree que se puede hacer películas con eso?," pregunta el joven quien se responde, que claro, que sí, que Panahi puede.
"Esto no es un film" de Jafar Panahi / Mojtaba Mirtahmasb (Irán, 2011, 75'). En Bama Cine, Av. Roque Saenz Peña 1150, Buenos Aires. Estreno: 30 de enero. Horarios: 13.20 | 14.40 | 16.00 | 17.20 | 19.10 | 20.20 | 21.40. Entrada: $25, $35. Junto con el estreno se exhiben varias películas de Jafar Panahi en carácter de retrospectiva siempre a las 18.40 hs.: El globo blanco, El círculo y Offside.