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13 de diciembre de 2013

LIBROS | "El desierto y su semilla" de Jorge Barón Biza | La novela argentina del siglo




“También me invadió la pregunta que nos asalta siempre cuando se suicida alguien que conocemos bien: hasta dónde y cómo fuimos cómplices. Me obligué a abandonar esa inquietud enseguida; intuí la amenaza del ejemplo, la idea sencilla y equilibradora de una corrección con otro balazo.” (J.B.B.)


Por Eugenia Guevara
A mis 20 años conocí a Jorge Barón Biza. Más o menos a esa edad, él había vivido la tremenda historia que relata en El desierto y su semilla, la única novela que escribió y que editó pagando de su bolsillo- como aclara la solapa de la reedición de Eterna Cadencia - en 1998. Llegó una noche a la clase de Literatura Argentina, cátedra que integraba, y empezó hablando del graffiti para terminar con Basquiat. Ese mismo año, una película americana sobre la vida del artista le daba cierta popularidad pero aún nadie lo conocía. Jorge sí. No recuerdo qué dijo pero puedo verlo claramente caminando de un lado al otro del aula, hipnótico, captando la atención de todos, incluso la mía que es huidiza y dispersa. Jorge tenía los brazos cruzados sobre la espalda mientras lo hacía y no nos miraba. Un par de años después, fue habitual verlo. Era simpático, inteligente, divertido. En esos años publicó su novela autobiográfica y mis amigos tuvieron enseguida su ejemplar. Autografiado. Lo leyeron. Los marcó. No pudieron creer durante años que me hubiera quedado afuera. Y cuando quise encontrar el libro fue tarde. Después, Jorge se suicidó, con lo que hallar su preciosa obra fue imposible – razón para elogiar y agradecer esta iniciativa – y sólo más de una década después, gracias a esos milagros que a veces ocurren en Internet, logré leerlo en versión digital. Ahora la noticia de la reedición me hace tan feliz que quisiera comprar cientos para regalarles a todos, porque todos deberían leer y dejarse marcar por El desierto y su semilla. Por Jorge, y la historia de Jorge según la contó Jorge con una lucidez, una visceralidad y un compromiso rarísimos de encontrar.

La historia comienza en el instante posterior en que Arón, padre de Mario, el protagonista, arroja ácido a la cara de Eligia, su mujer, y madre de Mario. Ese día de 1964 ella creía que iba a conseguir un postergado divorcio, luego de muchos años de idas y vueltas alocadas. A partir de ese momento pavoroso, el mundo de Mario y Eligia – ella es sin dudas el enorme personaje de la novela – se desenvuelve en hospitales, injertos, cirugías, médicos, enfermeras, pruebas y errores. Viajan a Milán y se instalan en una clínica donde atiende el mejor cirujano reconstructivista del mundo. Paralelamente, mientras acompaña y colabora en la supuesta curación de Eligia, Mario logra “construir” otra vida italiana: en la calle, en el bar, con su amiga Dina, la prostituta, y también con Sandie, la cheta hija del coleccionista de arte y los turistas australianos.

Ya desde el impresionante título está presente en el texto la idea del mal, un mal del que el autor, desde muy joven, empezó a burlarse. Un mal natural, porque “…la voluntad de ser malos era irrisoria ante la disposición tan superior de los hechos y las cosas.” Atravesada por otra voces - el protagonista en el pasado en sus composiciones escolares o crónicas revisteriles, entre otras - la novela de Barón Biza desnuda a partir del mito familiar (que se remonta a tiempos anteriores al ácido: con las vida excéntricas y apasionantes de su padre Raúl y de su madre Clotilde Sabattini) no sólo una historia sino la historia de un país, que también es desierto y semillas.

Intenté que otro escribiera sobre esta obra maestra difícil de encasillar, original y potente, pero sobre todo bella y lúcida. Una de las mejores novelas de la literatura argentina del siglo XX, aunque el canon lo ignore. Quise escaparme de las emociones o las ideas que me inundaban al pensar en ella. Porque hablar de El desierto y su semilla es hablar de mí, y cuando digo "mí", no quiero decir "yo" sino "uno", aquello que uno es como resultado de lo que otros han sido y de cómo uno ha de (sobre) vivir a partir de eso.

"El desierto y su semilla" de Jorge Barón Biza. Eterna Cadencia 2013. 224 páginas.