Por Eugenia Guevara
Foto: Pablo García
Es la década del 50. El paradójico centro de la escena de La Tercera posición es un espacio exterior, en las afueras de Buenos Aires, campo privilegiado donde va a producirse la batalla ideológica - cultural - política, al comienzo deportiva, entre Ignacio e Irene. En el lugar hay una cancha de tenis y una especie de jardín o galería, con sillones y una mesita. El interior que nunca veremos pertenece a una residencia aristocrática en la que se lleva a cabo un simposio de arte, en el que Ignacio dará una conferencia. Ese interior sólo nos será mostrado en fragmentos, con imágenes proyectadas en el espacio escénico que dan cuenta de un momento crucial de la historia, que ha sido elidido de la acción teatral.
La obra encuentra a Ignacio con su asistente Irene en la previa a la conferencia, intentando lograr fluidez en un supuesto partido de tenis, deporte que sólo él conoce y que sólo a él le interesa jugar/ganar. Irene ejecuta sin ganas la actividad que forma parte de su trabajo - aunque es evidente que no ha aprendido nada. Él ya ha escrito un discurso, que pretende desplegar frente a los asistentes, pero Irene lo ha desestimado y ha escrito otro nuevo, de buen nivel, ya que es conocedora del tema. Él duda, se pregunta y le pregunta si está segura que no tendrá problemas, si él conoce de lo que habla la disertación. Irene le dice que sí, que todo lo que ha de decir está perfectamente explicado en el texto.
Pero Ignacio regresa de la conferencia encolerizado por lo que cree ha sido una traición de su asistente que lo ha puesto en ridículo frente a sus pares. Esa sensación - de haber sido utilizado para dar un mensaje ideológico que no termina de comprender, pero claramente lo crispa-, algunas palabras sospechosas y los gestos del auditorio frente a su exposición sobre arte lo han convencido. Por eso estalla la feroz pelea con Irene, en la que el texto dramático enfrenta dos discursos sobre la realidad, dos discursos encarnados en dos miembros de diferente clase y generación, de alguna manera, el discurso del dominante vs. el discurso del dominado, en un contexto en el que el gobierno peronista daba visibilidad a sectores sociales más vulnerables, los históricamente dominados.
La obra crea su trama a partir de dos líneas: por un lado, la discusión político e ideológica, donde quizá el tema principal sea el rol del artista y de su obra frente a un cambio de paradigma histórico, y por el otro, la reconstrucción de la trágica muerte de un tercero cercano a ambos. Además hay otra idea que destaca o más bien permanece y cobra fuerza. Podría pensarse que, en la actitud de Irene, una joven que ha podido formarse, es lúcida y ha accedido a otros círculos sociales donde ha visto, lo que resta es el resentimiento. Sin embargo, no es esa la mejor palabra para describirla, si no la que el propio texto utiliza para ella: la amargura.
La frase "la tercera posición" es la que más altera a Ignacio de la conferencia que ha dado. En el marco de la Segunda Guerra Mundial, el presidente Perón llamó así a la posición ideológica argentina en el plano internacional, una posición que rechazaba tanto al liberalismo capitalista y al Estado totalitario porque considerada que en ambos modelos el hombre era un esclavo de la producción. En cambio, en la democracia social de la tercera posición, era un ser libre de desarrollar su capacidad creadora. Y algo de eso hay como corolario en esta obra, intensamente interpretada, la amargura de Irene puede sublimarse con su capacidad creadora, incapaz de hacer como los Ignacios que pueden existir con liviandad amparados en la seguridad que les da la clase o el dinero.
Pero Ignacio regresa de la conferencia encolerizado por lo que cree ha sido una traición de su asistente que lo ha puesto en ridículo frente a sus pares. Esa sensación - de haber sido utilizado para dar un mensaje ideológico que no termina de comprender, pero claramente lo crispa-, algunas palabras sospechosas y los gestos del auditorio frente a su exposición sobre arte lo han convencido. Por eso estalla la feroz pelea con Irene, en la que el texto dramático enfrenta dos discursos sobre la realidad, dos discursos encarnados en dos miembros de diferente clase y generación, de alguna manera, el discurso del dominante vs. el discurso del dominado, en un contexto en el que el gobierno peronista daba visibilidad a sectores sociales más vulnerables, los históricamente dominados.
La obra crea su trama a partir de dos líneas: por un lado, la discusión político e ideológica, donde quizá el tema principal sea el rol del artista y de su obra frente a un cambio de paradigma histórico, y por el otro, la reconstrucción de la trágica muerte de un tercero cercano a ambos. Además hay otra idea que destaca o más bien permanece y cobra fuerza. Podría pensarse que, en la actitud de Irene, una joven que ha podido formarse, es lúcida y ha accedido a otros círculos sociales donde ha visto, lo que resta es el resentimiento. Sin embargo, no es esa la mejor palabra para describirla, si no la que el propio texto utiliza para ella: la amargura.
La frase "la tercera posición" es la que más altera a Ignacio de la conferencia que ha dado. En el marco de la Segunda Guerra Mundial, el presidente Perón llamó así a la posición ideológica argentina en el plano internacional, una posición que rechazaba tanto al liberalismo capitalista y al Estado totalitario porque considerada que en ambos modelos el hombre era un esclavo de la producción. En cambio, en la democracia social de la tercera posición, era un ser libre de desarrollar su capacidad creadora. Y algo de eso hay como corolario en esta obra, intensamente interpretada, la amargura de Irene puede sublimarse con su capacidad creadora, incapaz de hacer como los Ignacios que pueden existir con liviandad amparados en la seguridad que les da la clase o el dinero.
"La tercera posición" de Carla Maliandi y Pablo García. Dirección: Carla Maliandi. Con Anahí Pankonin y Eduardo Iacono. Voz en off: Rafael Spregelburd. Escenografía: Fernanda Heras. Diseño y realización de vestuario: Fresco Vestuario. Diseño de luces: Facundo David. Asistencia de dirección: Pablo Spigardi. Jueves 21 hs. Camarín de las musas, Mario Bravo 960. Entrada: $120, $70.
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