La mujer que inventó el ideal femenino del siglo XX
Por Sylvia Nadalin
Es difícil escribir sobre una mujer que se convirtió en el paradigma femenino desde la segunda posguerra, siendo mujer. Es provocador no otorgarle la estatura literaria ni la fuerza reivindicativa que tuvo este libro en la lucha contra el patrón masculino reinante. Lo sé. Y me amedrenta casi como su gélida escritura inacabable, su intimismo monotemático y su narcisismo biográfico.
Su proclama existencialista y su libertaria relación con Sartre construyeron ese personaje admirado por aquellas que deseaban romper las cadenas machistas. Sin embargo, su libro-símbolo, El segundo sexo, admite varias lecturas. No todas lineales ni inocentes ni feministas.
La más alabada, es el original tratamiento teórico del género. Fue Simone de Beauvoir quien nos hizo sujeto de la historia, describiendo la dominación –sus causas y funcionalidad- y el modo en que nos convertimos en ese OTRO inesencial frente a al UNO esencial-absoluto-masculino. “El hombre se piensa sin la mujer. Ella no se piensa sin el hombre” escribía hace exactamente 60 años. Una frase incendiaria en un mundo partido en dos y una revolución comunista en ciernes.
Nos descubrió una biología propia – ovárica, clitoriana y menstrual- y nos psicoanalizó sin Electra ni complejo de castración ni envidia fálica. Al describir la formación –burguesa y católica- en la que es educada la mujer, desnudó los mecanismos de sometimiento sociales, culturales y físicos que explican su “situación” como algo construido, no dado. “No se nace mujer, se llega a serlo”, será la frase que repetirán las primeras liberadas de los años ’60 en todo el mundo.
La polémica se desata en lo que considero la lectura más engañosa, aquella que recorre el libro y expone, de manera radical, en el último capítulo: su visión de la mujer independiente.
Simone construye a “la mujer” desde el paradigma racional masculino. Su “mujer” es una semejante al hombre siempre que llegue a ser como él: independiente, autosuficiente, proveedora. No hay particularidades rescatables ni nuevas formas de entender la maternidad, la emotividad, o el modo de pensar un nuevo mundo en femenino. Una visión andrógina con la que construirá toda su vida pública y que sus cartas y biografías pos mortem destruirán en pedazos, revelando los celos, la ansiedad y la frustración que durante toda su vida le generó su amor por Sartre, ese UNO absoluto con quien pactó amor eterno y de cuya obsesión nunca pudo escapar. Simone edificó un destino literario y comprometido, y fue la fundadora – sin quererlo ella- de un feminismo por la igualdad de los derechos creados por los hombres.
Medio siglo y una década más tarde, ese paradigma femenino, producto de inmensas conquistas de lugares masculinos, no alcanza para definirse como sujeto “con” otro sujeto. Tal vez, El segundo sexo sólo sea la introducción del libro que aún no se ha escrito.
* Esta sección rescata el material que fue publicado en www.ruletachina.com, de 2007 a 2010, y que por ahora no existe en ningún otro lugar de la red.
* Esta sección rescata el material que fue publicado en www.ruletachina.com, de 2007 a 2010, y que por ahora no existe en ningún otro lugar de la red.
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