17 de junio de 2014

TEATRO | "Café irlandés" de Eva Halac | Una tríada mítica



Por Eugenia Guevara
Fotografía: Guillermo Monteleone


Eva Halac toma tres figuras enormes de la cultura argentina, tres mitos, para hablar de una época, pero también para hablar, precisamente, de los mitos, de la construcción y la narración de los mitos y del compromiso. No del compromiso en un sentido cliché, si no relacionado con la pasión y la vocación. Eva Perón es el mito que no admite discusión del núcleo protagonista de Café irlandés y aunque la obra gira alrededor de su figura, ella es ya en el tiempo en que se relata la historia, a comienzos de los 60, un mito. Un mito que crece descomunalmente por el delirio, la ignorancia y el misterio: ¿Qué pasó con su cuerpo, con su cadáver? ¿Dónde está Eva?

Los otros dos, probables héroes en el contexto planteado, Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez, no eran mitos entonces como podríamos pensarlos hoy. El primero era un escritor de cuentos, un periodista, un adelantado que venía de fusionar denuncia y literatura en Operación masacre, y de Cuba, donde había colaborado con la revolución. Walsh seguiría haciendo uso del método encarnado en la dicotomía ficción - testimonio hasta el final. El otro, Tomás Eloy Martínez escribía críticas de cine en el diario La Nación, críticas con estilo de anquilosadas películas que destrozaba y de modernas que sabía leer muy bien. Él también, como Walsh, en el futuro volvería al mito o a los mitos del peronismo, y escribiría al menos dos novelas - La novela de Perón y Santa Evita - libros sagrados de peronismo, de periodismo, de literatura y de construcción de mitos. 

El momento que retrata Café irlandés podría contarse en días, semanas, meses, quizá un año. Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez son amigos y buscan conocer el lugar donde reposa el cuerpo de esa mujer, Eva Perón, para poder venderle la historia a Paris Match. El episodio que Walsh relata en el cuento Esa mujer se escenifica durante la pesquisa: el escritor se encuentra con el coronel Moori Koenig quien, lejos de decirle dónde está Eva, se ensaña en descripciones truculentas, detalles inútiles que van pintando un posible presente para el cadáver, pero no aporta información real. Mientras los periodistas investigan, hablan. Resulta interesante cómo se plasma algo muy característico de aquellos años, determinante, el debate intelectual, la circulación de ideas; de los argumentos políticos, sociales, existenciales. Los personajes confrontan sus visiones del mundo, como hombres y como profesionales. A ninguno de los dos lo mueve, aparentemente, el destino de Eva Duarte. Lo que importa, y eso lo deja más que claro el personaje de Tomás Eloy Martínez, quizá el más complejo y completo de la obra, es el cuento, la historia; la verdad y la mentira, la ficción y la realidad no, porque de la misma manera que se narran los mitos, uno se narra y es narrado. 

Con muy buenas actuaciones, en especial la de María Ucedo, interpretando a la esposa del coronel pero también poniéndole el cuerpo a la ausente, la obra se destaca por una puesta imponente. La disposición espacial ubica en el lugar más alto de la sala al living del departamento del militar con sus ventanales vidriados que explotarán con algunas bombas y más tarde, también a la pantalla de cine donde Tomás y la esposa del coronel miran El séptimo sello de Ingmar Bergman. Eso parece indicar que allá, en la escena, arriba de la escena, hay un terreno donde nacen y florecen mitos mientras que debajo, más cerca de los espectadores, hay espacios para la reconstrucción de aquello que fue mágico y misterioso, ya sea en la mesa de bar que reúne a los periodistas, en el escritorio de trabajo o en las calles de los encuentros furtivos y las despedidas. 

"Café irlandés" de Eva Halac. Con Guillermo Aragones, Federico Lama, Guillermo Pfening, María Ucedo. Producción ejecutiva: Fiorella Costadoni, Demián Kaltman. Vestuario: Micaela Sleigh. Escenografía: Micaela Sleigh. Diseño de luces: Miguel Solowej. Música: Juan Cristóbal Sleigh .Asistencia de dirección: Erika Estiz. Viernes y sábado 21.15 hs. Domingo 20.15 hs. Teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Entrada: $130.

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