4 de septiembre de 2013

TEATRO | "Las Prodigio" de Juan Gabriel Miño | Dos chicas complejas



Por Gonzalo Marina

A veces nos llevamos una sorpresa cuando comparamos la obra de arte con su idea original. El germen de Las Prodigio, dos personas que acaban de mudarse y no llegan a pasar una noche juntas,  puede asombrarnos luego de haber visto el resultado en escena. Es que la compleja identidad de los personajes creados por Juan Gabriel Miño parece escapar del propio creador.

Julia y Paula están terminando de mudarse a un departamento. El lugar es un desorden de cajas, cositas y un sillón inflable. Ambas se conocen del profesorado; aunque en realidad ya se habían cruzado cuando eran niñas, en el concurso televisivo "Singerland o Tierra de Cantantes". Mientras acomodan el lugar, notamos que Paula es claustrofóbica, asmática, verborrágica y sobre todo, que esconde un gran rencor hacia su compañera. Con la excusa de una pérdida de gas, Paula llama a su padre, pero le dice que se haga pasar por su hermano Benjamín. Con un marcado estilo rockero, él llega con un piano. Julia queda desconcertada cuando los otros dos intentan recrear el concurso infantil y quieren competir. Comprendemos que Paula había sido derrotada por Julia, quien podía alcanzar el falsete como los prodigio (o tal vez era simplemente buena). De todas formas, a ninguna le es tan fácil despegarse del pasado.

La obra está marcada por diálogos rápidos, la acción frenética y el desconcierto. Por ejemplo, a Paula le gustaría conocer la capa de ozono, asegura que había visto a Julia en otras vidas y quiere saber cuándo se hizo señorita. Hay una preocupación por las definiciones del malambo (que imita el galope del caballo), lo "acustizado" y los sacrificios griegos. Y al igual que en una tragedia griega, la acción sucede en un lugar y en tiempo real, volviendo todo más vertiginoso.

Los personajes cargan con muchas ambigüedades (en el programa Paula era Lenny; Julia, Jules) que los actores llevan adelante increíblemente. Ana Carabajal y Flor Braier transmiten a la perfección a estos seres estructurados, complejos, delicados. Las escenas en las que cantan, a veces en portugués y otras en italiano, son imborrables. Marcelo Pozzi logra componer a un hermano-padre lleno de conflictos, como hacer de mujer en los bailes de folklore.

Hay muchos recursos escénicos valiosos. Sonidos tétricos por momentos, que representan el drama interno, música ochentosa acompañada de luces espectaculares, u objetos con una fuerte carga simbólica, como cassettes. La aparición de cada elemento, de cada giro en la trama sorprende al espectador. Las capas de sentido en Las Prodigio se acumulan con el pasar de la obra, y nos van llenando de una experiencia intensa.

"Las Prodigio" de Juan Gabriel Miño. Actúan: Flor Braier, Ana Carabajal, Marcelo Pozzi. Vestuario: Renata Barés. Iluminación: Francisco Hindryckx. Diseño de espacio: Marilú Carbó, Juan Gabriel Miño. Diseño sonoro: Franco Calluso. Música: Flor Braier, Franco Calluso.  Entrenamiento vocal: Julia Morgado. Asistencia de dirección: Lucía Asurey. Co-asistencia: Fernando Contigiani Garcia. Coreografía: Martín Piliponsky. Sábados, 20 horas. El excéntrico de la 18, Lerma 420. Entradas: $60, $40.


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