Por Alba Ermida
Cuatro años después del Bicentenario de la Nación Argentina, es decir, con un retraso en el estreno que le juega en contra, aparece en cartelera Ensayo de una Nación, un documental cuyo potencial más fuerte es la analogía que desde el bien elegido título se puede establecer con el funcionamiento del país argentino.
Con motivo de la celebración de los doscientos años de vida de la Argentina, el proyecto de un coro infantil gigante y heterogéneo, Argentina Canta por la Paz, fue aprobado por la comisión del gobierno dedicada a tal conmemoración. Empezado el camino, puestas las piedras.
El plan era, en sus inicios, ambicioso: tres coros de seiscientos niños cada uno cantando en distintos lugares del territorio. Las complicaciones nacieron de la simpleza de la naturaleza humana: el nivel de compromiso, de formalidad, de implicación... Y van ramificándose y agravándose a medida que el tiempo apremia. Una de las características de las que más se jactaba el incipiente coro, la heterogeneidad religiosa, social, económica, de sus coristas, terminó siendo fuente de conflictos y divergencias.
Sin embargo, fue otro el factor más determinante en la disolución progresiva del coro argentino: la política. En sus ansias de grandeza, se quiso ampliar más el proyecto, que de tan ambicioso se convirtió en sueño inalcanzable. Así que el resultado acabó siendo menor en número y en repercusión; de hecho, salió adelante gracias al tesón de maestros y organizadores que priorizaron la ilusión de los niños, ajenos a los conflictos de los adultos y políticos, y se comprometieron con y por ellos hasta conseguir su objetivo y su ilusión.
Sencillo en su realización, simple en el relato, conciso en la ejecución y simbólico en el tema, el documental aprovecha bien la espontaneidad de los niños y transmite muy bien la diferencia en la motivación de adultos por un lado y la de los niños por otro.
Aunque se mencionan, se muestran, se habla de las piedras con las que este proyecto se encontró en su camino, no se profundiza en ellas, lo que nos aportaría aún mayor conocimiento del funcionamiento de esta nación, la Argentina, que a doscientos cuatro años de su nacimiento, aún sigue ensayando cómo crecer y cómo mostrarse al mundo.