Por Cecilia Perna
Trabajo para lobos no es una
obra sobre la eutanasia, no es sobre la familia burguesa disfuncional, ni sobre
la eterna disputa generacional de los padres y los hijos, aunque todo eso sea
su fondo (o quizá su relleno, su densidad). Trabajo para lobos es un tratado sobre la animalidad. Sobre las transformaciones de
la naturaleza, la innaturalidad de las relaciones, y quizá una pregunta abierta
sobre lo que es y no es natural, sobre la
naturaleza de lo natural.
Es una obra que se esboza
dentro los esquemas del género policial, sin llegar a serlo. Que se perfila
sobre el drama psicológico, sin abandonar el tono de comedia. Es, sin duda, una
comedia, negra negrísima comedia, de esas que mezclan, en el mismo lugar de la
panza, la carcajada con el espanto y el asombro ante lo absurdo. Despliega en
escena, gracias a la dirección y la dramaturgia impecable de la indefraudable Maruja Bustamante y al trabajo tan consistente de los actores, el sutil camino por
el que, no sólo los humanos se vuelven chanchos, perra, conejo o ciervo, sino, el
de otras transformaciones colaterales, intraanimales, aunque siempre humanamente
encarnadas. La más importante es allí: cómo hacer de un cerdo un lobo, o mejor,
cómo un lobo puede formarse con tres cerdos; cómo invertir los roles de victima
y victimario, de presa y cazador, cómo salvarse, cómo lograr ponerle al lobo,
la manzana en la boca.
"Trabajo para lobos" de Maruja Bustamante. Con Diego Benedetto, Emiliano Figueredo, Sebastián Mogordoy, Constanza Nacarato. Músicos: Diego Andres Avalos, Andy Menutti. Vestuario: Federico Castellón Arrieta. Iluminación: Mariano Arrigoni. Asistencia artística: Gael Policano Rossi. Asistencia de vestuario: Eve de Villers. Asistencia general: Nicolás Capeluto. Asistente de producción: Cynthia. Producción: María Solari. Viernes 23 hs. Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034. Entrada: $50, $35 con descuento.
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