30 de junio de 2014

TEATRO | "Spam" de Rafael Spregelburd | El imperio de lo excesivo



Por Alba Ermida
Foto: Carlos Furman

Spam es el correo electrónico no deseado y por extensión, el contenedor virtual de todo aquello que no sea relevante por su falta de interés. La propuesta homónima de Rafael Spregelburd lleva este concepto no sólo a la puesta en escena, sino sobre todo al contenido narrativo, y lo hace de una forma radical.

Al entrar en la sala sorprende el abigarramiento de tanto objeto sobre el escenario. Elementos dispares, no relacionados ni relacionables, excesivos. Y además, para rematar la ya de por sí imposible asociación entre una cama, diez cajas de muñecas o una cabina telefónica, una gran mesa de mezcla de sonido e instrumentos variopintos (copas, agua, un arco) ocupa el centro del espacio.

Desde el momento en que se acomoda el último espectador en el asiento, la mente trabaja buscando un sentido que no llega, uniendo todos los elementos que la puesta y los cuerpos le lanzan como piezas de un puzzle deshecho. Un puzzle que empieza con un karaoke ensordecido por el aire loco de un soplador de hojas. Un soplador de hojas que desordena las láminas que llevan escritas los días del mes. Un mes donde pasan los acontecimientos que se narran. Y digo bien, se narran, pues la historia -si es que hay tal cosa- aunque se compone de pequeñas escenas que acontecen cada una en un día del mes, no es representada de la forma que nos esperamos al entrar en un teatro. La historia está contada, explicada, por un hombre en el que confluyen diversos roles: presentador, protagonista, profesor de universidad... Y sería inútil intentar explicarla porque ella constituye el spam.

Ahí radica la originalidad de Spam: en sí misma contiene y en ella misma se constituye lo que está contando. El exceso de inputs que recibe el público, la saturación de formas narrativas (vídeo, karaoke, animación, cámara de vídeo que graba y emite simultáneamente, sombras), la cantidad de información que de tanta no se puede retener ni ordenar, la duración del espectáculo, es de lo que la obra habla. De un mundo posmoderno donde se entremezclan medios, formas, contenidos y variedad de interpretaciones, y de un mundo incomprensible que no se puede aprehender. A ello no sólo contribuye ese exceso, también la imposibilidad de traducir exactamente el código en que se expresa.  

Los efectos sonoros, todos ejecutados por Zypce en directo, contribuyen a la imitación del sonido de ese mundo actual que no se puede comprender y que además nos ensordece, nos embarulla los sentidos y la atención y al que, aunque al principio molesto, poco a poco, como a todo en este mundo de sobre información, nos vamos acostumbrando, hasta que de tan presente ni lo percibimos, inmunizados ante el exceso y narcotizados a sus efectos.

"Spam" de Rafael Spregelburd, Con Rafael Spregelburd, Federico Zypce. Actuación en video: Laura Amalfi, Elisa Carricajo, Patricia Frencio, Pino Frencio, Manolo Muoio. Vestuario: Florencia Lista. Maquillaje: Georgina Serafini. Diseño de escenografía y luces: Santiago Badillo. Diseño sonoro, dirección musical y música: Federico Zypce. Video: Elisa Marras, Alejo Moguillansky, Alessandro Olla, Valentina Olla, Alejo Varisto. Asistencia general: Manuela Cherubini, Gabriel Guz. Producción: Cetc, Rafael Spregelburd, Federico Zypce.  Miércoles, jueves y viernes, 21 horas. El extranjero, Valentín Gómez 3378. Entrada: $120.  

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