14 de marzo de 2013

TEATRO | "Un Vania" de Marcelo Savignone | Vorágine de sentimientos



"Además, la vida de por sí es aburrida, tonta, sucia... Eso también influye mucho. A tu alrededor no ves más que gentes absurdas, y cuando llevas viviendo con ellas dos o tres años, tú mismo, poco a poco y sin darte cuenta, te vas volviendo también absurdo... En un destino inevitable. (…) Tonto todavía no me he vuelto. ¡Dios es misericordioso! Mis sesos están en su sitio; pero tengo, en cierto modo, atrofiado el sentimiento. No deseo nada, no necesito de nadie y no quiero a nadie." 
(Tío Vania, Anton Chéjov)

Por Guillermina Gandola

El actor y director Marcelo Savignone revive el drama Tío Vania escrito a fines del siglo XIX por el escritor y dramaturgo ruso Anton Chéjov. Lo interesante de la adaptación de Savignone es que la antigua casa de campo de una familia aristócrata rusa bien puede ser reemplazada por cualquier casa (y cualquier familia) porque la miseria humana es indiferente a todo tipo de clasificación social, económica y cultural. Ya no estamos hablando de un infeliz hombre de campo ruso (el Tío Vania) sino de Un Vania

Alexander Vladimirovich Serebriakov, renombrado profesor retirado y enfermo se aleja de la ciudad para vivir, junto con su joven esposa, en la propiedad mantenida hasta ese entonces a fuerza de arduo trabajo por Sonia (hija de su primera y difunta esposa) y su tío. Esa decisión perturbará el orden del hogar modificando desde las rutinas más banales hasta el sentimiento más profundo de sus habitantes. 

Una puerta central desgastada por el uso separa varios mundos de la antigua casona en donde los integrantes de esta familia (y sus allegados) se rencuentran, se desencuentran, se aman y se odian al mismo tiempo y se imparten culpas por sus desdichadas vidas. Sus cuerpos se estremecen frente al dolor del recuerdo inmóvil de una “vida mejor” y los presentes que podrían haber tenido se retuercen frente al veneno de la envidia y el pánico del desamor.

En el living, un aterciopelado sillón de tres cuerpos arropa las penas en las noches de insomnio. La robusta mesa familiar sostiene las cabezas desahuciadas, los debates filosóficos irrelevantes y las copas colmadas de secretos desbordados. Las puertas se transforman en portales de acceso a laberintos de gritos, pasión, llantos y borracheras en un universo donde los cuerpos resacosos se retuercen y enloquecen por el sentir. 

En la arriesgada, acertada y contemporánea relectura de Savignone se mantiene la estética de la obra original en cuanto a la escenografía y los vestuarios de época y le agrega un contenido fundamental: vorágine. Todo elemento se mueve en función de la palabra, mesas, sillas, puertas, lámparas. Los personajes están constantemente estimulados por los verbos agregándole a éstos un sentimiento inequívoco, sus movimientos son precisos, decisivos, imprescindibles para construir el verdadero sentido del mensaje.  

Respecto al texto dramático, ha respetado los diálogos fundamentales entre los protagonistas y ha resignificado otros, dándole más voz a algunos integrantes de la familia y enmudeciendo a otros, recurso que resalta la idea original. 

La naturaleza existencialista de esta obra sacude a los espectadores preguntándoles: ¿Estás satisfecho con tu vida? De no ser así, ¿a quién responsabilizarías? ¿Volverías a empezar? ¿Cómo? ¿Para qué? ¡Empezar una vida nueva!... ¡Sóplame! ¡Dime cómo empezar!... ¡Con qué empezar!

"Un Vania" de Marcelo Savignone, a partir de "Tío Vania" de Anton Chejov. Actúan: María Florencia Álvarez, Luciano Cohen, Merceditas Elordi, Pedro Risi, Marcelo Savignone, Paulina Torres y Maniquí. Concepción y dirección: Marcelo Savignone. Dirección de textos y colaboración artística: Eva Rodríguez. Asistencia y colaboración artística: Nela Fortunato y Andrea Guerrieri. Escenografía: Lina Boselli. Realización maniquí: Flavio Pagola. Vestuario: Merdeces Colombo. Iluminación: Ignacio Riveros. Técnico: Daniel Schabert. Gráfica y diseño: Ed Carosia. Fotografía: Cristian Holzmann. Video: Belén Robaina. Producción ejecutiva: Silvia Barona. Producciones Belisarias. Sábados 22.30. La Carpintería, Jean Jaures 858. Entrada: $70, $50.

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