27 de marzo de 2014

MÚSICA | La Chicana en Sala Siranush | Un circo musical de clima tanguero-balcánico


Por Alejandro Dramis

A sala llena y palcos abundantes de espectadores, La Chicana (y amigos invitados) se presentó el sábado 15 de marzo para festejar sus 18 añitos de vida en la pituquísima Sala Siranush del barrio de Palermo. Algo pasadas las 21, con interesantes picadas y cervezas frescas en el living y los palcos, el ambiente se tornó violeta de luces, la máquina de humo aclimató la cena felizmente interrumpida y el escenario se inundó de chicaneros, con el guitarrero y compositor Acho Estol a la cabeza, poco después seguido por la carismática Dolores "Lola" Solá como vocalista y frontwoman, haciéndose esperar unos minutos como para ponerle un poco más de suspenso a la cosa. 

En eminente y evidente clima de fiesta, el show arrancó desde el último disco Revolución o picnic, la placa doble que lleva el número 5 en su discografía, y de a poco fue trazando una retrospectiva de sus anteriores trabajos, revisitándolos todos hasta la pasada de unos cuantos temazos del álbum debut Ayer hoy era mañana. Mientras tanto, amigos e invitados especiales, entre ellos Lidia Borda y la Babel Orkesta, aportaron lo suyo a un show que ya venía plagado del eclecticismo, al que bien nos tienen acostumbrados los tango-rockeros-folcloreros-punkies de La Chicana. 

Mientras el repertorio elegido bailaba el salón completo con clásicos como "Llámame chamamé", "Chamarrita del chamán" y "Una iguana y tres monedas", también sonaban temazos de los más nuevos, como las versiones de "Ederlezi" (canción folclórica romaní de los Balcanes) o el popurrí de tintes orientales "Noches de Shangai". En simultáneo, los invitados (y amigos) subían y bajaban del escenario, acompañando en voces, instrumentos y performances a los virtuosos chicaneros, que supieron inundar el proscenio primero, para poco después copar los espacios todos y convertir Siranush en una suerte de circo musical de clima tanguero-balcánico, condimentado con las palmas y los bailes de los espectadores de panzas llenas y corazones contentos.

Desde aquel debut en la milonga La Viruta hasta el reciente recital en la Siranush y, en el medio, el mundo recorrido casi por completo durante estos 18 años, la mística del dúo Estol-Solá sigue funcionando cada vez mejor. La exquisita imposibilidad de catalogarlos, la mixtura de géneros, las inesperadas improvisaciones (hasta un tema de Nirvana se escuchó por ahí), las anécdotas de Estol entre las canciones, y los músicos que forman el cuerpo completo de la banda, divierten, conmueven y sorprenden gracias a esa comunión musical  y poética que los envuelve desde que empiezan hasta que terminan de tocar, y que contagia inmediatamente al público, como un virus extremadamente infeccioso y por demás bienvenido.

Van 18 años de La Chicana y, a pesar de la mayoría de edad, se los ve cada vez más jóvenes. Hay equipo para rato.

No hay comentarios: