4 de marzo de 2014

TEATRO | "Esquinas en el cielo" de Mariana Mazover | La libertad es real






"Del otro lado de la reja está la realidad, de / este lado de la reja también está / la realidad; la única irreal / es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien / si pertenece al mundo de los vivos, al / mundo de los muertos, al mundo de las / fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción." (Esquinas de Paco Urondo)


Por Eugenia Guevara
Foto: Luiza Lunardelli

En un espacio minúsculo que es la habitación de Lucrecia, la niña, ocurre la obra Esquinas en el cielo de Mariana Mazover. Una puerta que sólo será abierta por el padre, personaje que detenta el poder, con un hueco - otra puerta digamos- en la parte inferior, por el que un guante blanco "negocia" con Lucrecia a veces, seguida de unos escalones, inicia el descenso al dormitorio que está en el sótano, aunque ella no lo sepa.  Allí no hay muchas cosas, o sí: un baúl, que suma un nuevo espacio minúsculo que será el único al que podrá huir o en el que podrá esconderse Lucrecia cuando se enoje; una muñeca, una cama, un banco de escuela, libros. Y una ventanita pintada en la pared, que le miente un eterno día soleado. 

Como esta preciosa y precisa escenografía que crea un mundo claustrofóbico y angustiante, al igual que el vestuario que acentúa con puntillas, enaguas, encajes, volados, el efecto de encierro, el texto dramático desnuda a la par de una obra compleja y rica, un cuadro donde la delicadeza y el gusto por detalle están puestos al servicio de una reflexión sobre la realidad y la ficción. Sobre la construcción de la realidad como invención o como escapatoria de la realidad misma, al tiempo que aparece la cuestión de la infancia como un estado de sometimiento y al mismo tiempo como una posibilidad de revuelta frente a la verdad dominante de los adultos. En este caso, se trata de una mentira, la paterna, concretada primero a partir del lenguaje y apoyada en la creación de un otro mundo fantástico que, a pesar de lo estrecho y cerrado, por momentos logra la felicidad de la niña. 

Escrito a partir de un trabajo de investigación realizado por la directora y los actores a partir de diversos materiales literarios, entre los que se reconoce la presencia de los mundos infantiles relatados por Silvina Ocampo y resuenan las palabras de la poesía de Urondo publicada en la página de la obra, que encabezan esta reseña, el texto alcanza su máxima potencia y belleza con la interpretación de los excelentes actores.

Lo fantástico se funde con lo policial en esta pieza que además tiene bastante de comedia proveniente de distintos elementos: un poco de la personalidad de Lucrecia, lo que incluye a su amiga imaginaria; otro del efecto que logran los estilizados y largos cuerpos de los adultos, del padre digitador y de Adela, la institutriz que acaba de llegar a la casa para enseñarle francés a Lucrecia, dentro de ese espacio pequeño, por nombrar algunos.  

Así, en Esquinas en el cielo, aunque Lucrecia después de haberse encariñado con Adela se haya acercado un poco más a la "verdad" y a su real posición en el mundo y sepa que ya está condenada, reafirmará que finalmente la invención, su único camino posible, es también un camino directo a la libertad.

"Esquinas en el cielo" de Mariana Mazover. Con Daniel Begino, Alejandra Carpineti y Lala Mendía. Producción Ejecutiva: Natalia Slovediansky. Asistencia de dirección: Camila Peralta. Asistencia dramatúrgica: Ornella Dalla Tea. Diseño de Vestuario: Pía Drugeri. Diseño de escenografía e iluminación: Félix Padrón. Asistente de Escenografía: Mauro Petrillo. Diseño de Maquillaje: Ana Pepe. Música Original: Mariano Pirato. Domingos, 19 horas. La Carpintería, Jean Jaurés 858. Entrada: $60, $80. 

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