24 de junio de 2013

TEATRO | "Niña con cara de jirafa" de Natalia C. Casielles | El jardín de las Alicias

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.

Juan Gelman

Por Gonzalo Marina

Pasamos demasiado tiempo siendo adultos. Otras vivencias, como las de la infancia, quedan eclipsadas por formalidades y rutinas. De vez en cuando echamos luz sobre esos momentos mediante fotos, anécdotas, juguetes polvorientos o la historia de Alicia en el país de las maravillas. Las vivencias de Lewis Carroll con diferentes niñas fueron el origen del relato e inspiración de la mágica Niña con cara de jirafa. La obra de Natalia Carmen Casielles demuestra que algunas fantasías pueden teñirse de dolor.

Mientras cruzamos por debajo de unos banderines de colores para llegar a nuestros asientos, escuchamos un reloj y varias campanas. Tras un largo apagón aparece sólo ella, la niña, con una cajita musical para relatarnos su historia con él. Un amigo de su padre, Charles, que le narra cuentos y saca fotos. Pero no sólo a ella, también a otras niñas de azúcar. Incluso su boca le dolía por dar muchos besos, especialmente a Alicia. La protagonista teme que él no la quiera cuando sea mayor; incluso duda de su identidad: si es una muñeca (aunque puede hablar), si juegan con ella o tal vez escucha los relatos de Alicia, que es real, pero ella tal vez no. Todo lo padece en una edad en la que se escucha sin saber entender.

Si bien la obra se estructura en un monólogo, sería más preciso decir que hay dos protagonistas en escena. Por un lado, gracias al magnífico trabajo de la actriz Sol Tester podemos vislumbrar a ese interlocutor ausente. Lo vemos tanto en su corporalidad como en el ejercicio de la voz. Pero sobre todo nos transmite emociones, cada alegría y cada rechazo es palpable. Por otro lado está el enorme baúl. Entre sus compartimentos hay escondites, escaleras, instrumentos musicales, luces de colores, latas-megáfonos, libros, etc. Tester maneja a la perfección un mueble lleno de sorpresas como el mismo Charles Lutwidge Dodgson, alias de Lewis Carroll.

La obra incluye varias de sus facetas. Un diácono caracterizado por la ambigüedad, rasgo opuesto a la estructura victoriana. A las hijas de sus colegas les sacaba fotos, paseaban en barco, las deslumbraba con tesoros, como las cajas de música, hasta que alcanzaban la adolescencia. ¿Se puede apreciar la pieza sin conocer estos datos biográficos? Por supuesto. El espectáculo es inmensamente rico en recursos y creatividad. Los objetos tienen un papel central. Los libros que la actriz se tira encima la llenan de hojas y brillantina. Baila con una muñeca de luz. En un pasaje increíble tira piedras que al caer suavemente parecen lágrimas, pero luego las estrella con rencor. Por momentos se proyectan sombras enormes o colores penetrantes.

El mundo del escritor inglés también fue recreado por Javier Daulte con una visión absurda en Martha Stutz. La película Descubriendo el país de nunca jamás aborda otro universo literario pero con lazos similares entre niños y adultos. El título Niña con cara de jirafa remarca lo difícil que es el vínculo entre esas dos etapas. La niña pone cara larga de jirafa, una tristeza escondida tras una bella imagen.

“Niña con cara de jirafa” de Natalia Carmen Casielles. Actúa: Sol Tester. Diseño de vestuario: Gustavo Alderete. Diseño de escenografía: Marilú Carbó. Diseño de luces: Javier Casielles. Diseño sonoro: Pedro Donnerstag.  Asistencia de escenografía: Rodrigo Pascual. Asistencia de dirección: Sol Pittau. Producción: El Color De Las Jirafas. Sábados, 21 hs. Abasto Social Club, Yatay 666. Entrada: $60, $45.

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