7 de septiembre de 2012

CINE | "Let's get lost" de Bruce Weber | Chet, love, pain


Por Analía Iglesias

* Esta reseña fue publicada originalmente en Ruleta China #20 (www.ruletachina.com) en el mes de octubre de 2009. A su vez, el texto era gentileza del blog escribe-lori.blogspot.com | La película se presenta en Buenos Aires el martes 11 de septiembre en la Cineteca Vida. 

Yo lo había escuchado frasear tan suave como cuando tocaba la trompeta. Esa voz en la última nota sostenida no era aire vibrando: eran labios rozándote la piel hasta el éxtasis del deseo. Yo lo había escuchado tocar la trompeta y era como si vieses una palmera meciéndose en Santa Mónica, con el aire más leve que alguna vez habrá traído el Pacífico. 

Era un chico del jazz de la costa Oeste. Pero yo no lo sabía. Yo solo tenía un par de discos suyos y sabía que era blanco y que había muerto más pobre que Van Gogh, en Amsterdam. Había retenido, claro, algunos estribillos (y casi todos terminaban en fall in love, o en let's get lost y en más amor y en más dolor). Eso era todo lo que había de Chet Baker dentro mío cuando compré el póster del Chet irresistible de los '50 en una tienda de todo a 5 dólares del Hollywood Boulevard en Los Ángeles. Llevé a Chet en ese pedazo de papel a la Argentina y me lo traje a España. Ahora es lo primero que ves cuando entras a mi casa; él tiene los ojos cerrados y sopla la trompeta alzándola al cielo pre-diamantes y te puedes imaginar cómo suena, cada vez que abres la puerta.

Toda esta reflexión absurdamente nostálgica viene a cuento del documental que el fotógrafo Bruce Weber filmó unos meses antes de la muerte de Baker, en el '88, y que se vio, remasterizado, en Cannes, el año pasado. Nada nostálgico, menos concesivo, bello de una belleza compleja y artística, donde no cabe la unanimidad, Let's get lost es, como dijo alguien, un ensayo sobre la fotogenia. Y en el reverso de la postal... el hedonista, el mentiroso, de nuevo el hermoso, el chico al que los padres alistaron de prepo en el Ejército de los pobres (el de los electroshocks para los raros), el que después de tocar con Davis y Mulligan tuvo que ir a trabajar a una gasolinera con todos los dientes rotos a trompadas, el que nos sigue enamorando...

Sí, un ensayo sobre la fotogenia, pero con un pie en el abismo de la pasión (y sin red que evite que te estrelles contra la miseria). Y sin red que evite que, de ahora en más, pienses en todo lo que hay detrás de esa voz tan suave diciendo "love" o diciendo "pain".

LET’S GET LOST, 1988, EE UU. Dirección y guión: Bruce Weber. Martes 11 de septiembre, 20 hs. Cineteca Vida, Boulogne Sur Mer 549. Bono contribución: $10.

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