21 de agosto de 2012

TV | "Anger Management" por FX | Medio Charlie



Por Eugenia Guevara

Los fanáticos de Two and a half men esperábamos el regreso de Charlie Sheen. No nos importó en lo más mínimo que él fuera todo lo que Charlie Harper era o que, incluso, fuera peor. Es más, debiéramos decir que, los fanáticos de Charlie Sheen, aquellos que lo seguimos desde que era un joven apuesto en papeles serios, en Pelotón o Wall Street, o cómicos, en Hot Shots! o Trabajo sucio, una muy graciosa película de basureros donde actuaba junto con su entonces también apuesto hermano, Emilio Estévez, le hubiéramos perdonado cualquier cosa, en la vida y en la televisión, pero esta vez, los Estévez han perdido todo el encanto. 

Anger management la serie que nos trajo de nuevo a la pantalla a Charlie, con la producción de Ramón Estévez (otro de sus hermanos) y el mismo Charlie, entre otros, es la versión sitcom de la película homónima protagonizada en 2003 por Jack Nicholson. En ella, Charlie, que se llama nuevamente Charlie, es un terapista que trata la ira. Él ha sido un iracundo y atiende en su casa un grupo de iracundos que es lo menos gracioso que uno pueda imaginarse. También coordina en la cárcel a un grupo de fornidos iracundos; tiene una novia que no es su novia, si no su colega y su amante sin compromisos (Selma Blair), una ex esposa (Shawnee Smith) y una hija TOC (Daniela Bobadilla). Vive en una hermosa casa, que alguna reminiscencia a la casa de Charlie Harper puede traer, aunque no hay ningún piano por allí. Como Harper, y como Sheen, este Charlie que se apellida Goodson (ni eso tiene alguna gracia), también tiene debilidad por las mujeres. Hay más cosas que emparentan a esta serie con Two and a Half Men con la que dialoga intertextualmente todo el tiempo. Las referencias a la vida real de Charlie Sheen están presentes, como por ejemplo, su pasado como beisbolista o la presencia de su ex esposa, Denise Richards (quien interpretó en Two and a half men a su novia Lisa cuando era su esposa) quien al parecer, pudo superar un mal divorcio para hacer chistes que no causan gracia sobre la terapia de pareja y la filiación astrológica. 

Desgraciadamente, en nueve capítulos, Anger Management no ha generado ni una sonrisa. Charlie parece estar mal dirigido, sus camisas no le sientan tan bien como su propia colección de camisas surf, su rol de terapista no le es cómodo, y las líneas de diálogo que intentan ser cómicas, sólo logran ser patéticas. Por otra parte, los personajes secundarios así como el elenco que lo interpreta, es igualmente desastroso. No existe ni un personaje (salvo por momentos su hija Sam) que logre despertar algún tipo de simpatía. Es inevitable pensar en Bertha, Evelyn, Rose, Herb o Judith, todos personajes secundarios de Two and a half men, que con un segundo de aparición podían provocar las risas más hilarantes en el espectador, allí donde ya las producían al por mayor Charlie, Alan y Jake. Es que no es fácil, querido Charlie, ser Chuck Lorre. No es fácil ser un productor talentoso y un guionista lúcido. A Chuck todavía le queda Charlie porque aunque haya muerto, su fantasma aún da mucho que reír en Two and a half men. Pero Charlie, sin Chuck, deberá buscar otro camino. 

Es probable que Anger Management no dure una temporada más. Al parecer pierde muchos televidentes cada semana. Sin embargo, todavía tiene algunos millones que semana a semana intentan darle una nueva oportunidad a Charlie. Porque a pesar de este traspié, horrible y aburrido, seguimos queriéndolo enormemente.

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